Tras una temporada en la que seguía haciendo fotos, pero se iban acumulando sin más en los discos duros, me he puesto manos a la obra de clasificar, editar y publicar imágenes de los últimos meses; y he comenzado por la escapada que en el pasado mes de diciembre hice a la localidad francesa de Burdeos. La invitacion y hospitalidad de una amiga nos permitió pasar allí un par de días, que merecieron mucho la pena. De recuerdo me traje unas cuantas fotografías y una cámara, también.
El reportaje de fotos se puede ver en el vídeo que aparece sobre estas líneas, y también en mi cuenta de flickr. De la preciosa Voigtländer que se sumó a mi pequeña colección hablaré luego
Fue agradable perderse por las calles de Burdeos, una ciudad muy bonita, con bastanet ambientillo y animada a pesar del frío que pasamos.
Esuvimos allí a principios de diciembre (tras el puente español) y ya tenían montado su correspondiente mercadillo navideño. Todos acaban siendo muy parecidos, pero suelen ser curiosos y bastante fotogénicos.
A pesar de las bajas temperaturas, salía el sol, y pasear por alguno de sus parques con calma era un placer . Ayer, mientras preparaba y publicaba las fotos, nos dimos cuenta de que las caminatas que nos pegamos fueron considerables.
En algunos puntos me entretuve un buen rato, como en la descomunal plaza des Quinconces, donde una gran fuente, sus gotas, reflejos y contraluces daban bastante juego.
Otro rasgo llamativo de Burdeos es la cantidad de bicicletas que uno se encuentra por la calle. Parece el medio de transporte oficial de la ciudad; tienen también servicio de alquiler municipal, y muchas facilidades para circular: pocas cuestas, carriles-bici, centro semipeatonalizado, una circulación bastante tranquila entre callejuelas
En resumen, una ciudad muy agradable que bien merece una visita. Está cerquita, así que es ideal para una escapada de dos o tres días. Suele ocurrir que cada vez que alguien nombra Francia nos imaginamos París, pero es un país con muchos más rincones por descubrir, algunos de ellos a pocas horas de casa.
Como curiosidad, para editar estas fotografías he usado el programa Aperture, de Apple. Acaba de bajar de precio, y tienen versión de prueba, así que he decidido darle una oportunidad. La verdad es que facilita mucho el flujo de trabajo, y las imágenes que genera a partir de los ficheros RAW están muy bien; pero en mi equipo (que ya tiene unos añitos) se muestra un poco perezoso. A veces para aplicar algún ajuste hay que esperar demasiado, lo que reduce un poco su usabilidad. No he llegado a ninguna conclusión definitiva
Ah, y la cámara, sí. En frente del mercadillo navideño encontré una tienda de artículos de fotografía. Tenía dos escaparates, uno de ellos dedicado a material de segunda mano y de colección. Los precios de algunas cámaras antiguas eran demasiado tentadores como para no entrar, así que el segundo día me acabé comprando una Voigtländer Vito C, que aparentemente funcionaba sin problema (el dependiente que me atendió fue muy amable). Por lo que me costó, aunque fuese sólo para tenerla de adorno ya hubiese merecido la pena. Ahora hace compañía en el salón a mi otra Voigtländer, la cámara de fuelle de mi abuelo.
Lo mejor es que la cámara funciona perfectamente. Tengo que practicar más con su enfoque manual, pero del primer carrete de prueba alguna foto maja ha salido. Las dos imágenes que aparecen debajo son prueba de ello (disparadas ambas por la zona de Ruiloba, ya en territorio patrio).
Seguiremos fotografiando…