Ayer tenía ganas de ver la final del mundial, pero también de pasearme por mi ciudad durante el partido, estaba seguro de el país se iba a paralizar y quería tener alguna fotografía de recuerdo de ese momento.
Al final hubo tiempo para todo. Aproveché el primer tiempo (ya que había más luz) para fotografiar y después me volví a casa a vibrar con el resto del país. Como imaginaba, Santander se quedó prácticamente desierta a partir de las ocho y media de la tarde. De vez en cuando era fácil encontrar, eso sí, una aglomeración de gente alrededor de una pantalla en alguna terraza…
Por lo demás, muy poca gente por las calles, salvo por las zonas más burguesas, donde las señoras no cambiaron su habitual café en las terrazas por el partido.
Desde luego, toda una curiosidad ver la ciudad así un domingo por la tarde, nublado y en pleno julio, con la ciudad a rebosar: el fútbol y su poder de congregación.
Seguiremos fotografiando.
PD: Todas las fotografías de la escapada, en mi cuenta de flickr.