Escuchando: Wrong (Depeche Mode)
Este fin de semana Santander se ha llenado de espectáculos aéreos, con un pequeño festival llamado Mirando al Cielo. Sólo he podido pasarme por uno de sus actos principales, en la Plaza Porticada, donde la compañía francesa Les Passagers se ha dedicado a danzar y pintar sobre un mural de 200 metros cuadrados, con sus componentes colgados de cuerdas. Bastante espectacular. Fui con la cámara encima por casualidad, y me volví a casa con una interesante colección de fotos.
Ha estado bien la propuesta, aunque me da la impresión de que apenas se ha publicitado, tan sólo unos días antes he visto folletos y carteles con el programa. Con esto de que queremos ser capital europea de la cultura en 2016, parece que las calles están un poco más animadas que de costumbre. Hay que felicitar al ayuntamiento cuando las cosas se hacen bien; bienvenidas sean todas las propuestas, aunque hay que meditar un poco más los lugares y las horas: también hay teatro en la calle, por distintas plazas de la ciudad, pero no se puede programar una obra a las ocho y media de la tarde, con bastante público infantil, en la que las palabrotas, las referencias sexuales y la bebida está demasiado presente. Responsables: un poco de responsabilidad.
En cualquier caso: las calles se llenan de cultura, de espectáculos, de teatro, de músicas, de libros, de carteles proclamando que queremos ser representantes de la cultura en Europa. Sacando pecho, asomándonos a la galería. Y sin embargo…
Sin embargo, algo falla. En las grandes avenidas todo reluce, pero en los callejones más oscuros de la ciudad la policía sigue parando conciertos que no molestan a nadie. En una ciudad que pretende presumir de cultural, montar un concierto, un acústico, una velada poética o una sesión de cuentacuentos continúan siendo actividades molestas, perseguidas, ilegales. Queremos mostrar la apertura cultural de la ciudad, pero se callan voces, se impide a nuestros artistas expresarse… a no ser que se trate de algún acto oficial en el que los mandamases de turno puedan salir en la foto.
La cultura es, tiene que ser, mucho más que un programa oficial de espectáculos. Tiene que ser algo vivo. En los callejones, en los tugurios, también se crea. Cuando esa cultura también cuente para la candidatura, firmaré por ella. Hasta entonces, habrá que gritar que este doble rasero, esta hipocresía que tan arraigada está en nuestra ciudad hace que la propuesta de iluminar a Europa sea poco más que un chiste, y de mal gusto.
Seguiremos informando.