Escuchando: Think outside the box (Estereotypo)
Ayer comenzó el festival Santander Amstel Music, la propuesta más independiente (y no lo es tanto) del ayuntamiento para las fiestas de nuestra Semana Grande. Fue una primera jornada llena de trucos. Los cuatro grupos que actuaron tuvieron una componente bailable más que acusada, por lo que llevar alguna base o detalle grabado fue lo habitual. Aunque a alguno se le fue la mano.
Comenzaron Cycle. Me los había perdido en Bilbao, pero aquí repitieron el show (y la China también el vestido: estoy seguro de que después de cenar no le volvía a entrar, de ceñido que era). Bases grabadas y remezcladas por David Kano, el nuevo cantante dándolo todo (aunque las del primer disco no me convencieron) y la China montando su numerito, poniendo morritos y moviendo el cucu. Estuvo bien.
Después vinieron los paisanos de Estereotypo, en un escenario pequeño que se les quedaba ídem. Algunas bases grabadas también (sólo son 3, pero sin trucos ya suenan como 10), sus grandes canciones de siempre, algunas nuevas y mucha actitud sobre el escenario, cuidando los detalles al máximo. Muy grandes, los mejores y los más auténticos de la noche.
Luego salió Fangoria al escenario grande. Buen momento para comer algo, aunque elegimos mal: los bocadillos recién descongelados marca Knorr (leáse a lo Chiquito, y húyase de ellos) sólo estaban un punto por encima de puta mierda. El puesto de Tele Pizza o los chiringuitos del exterior del recinto serán hoy mejor opción.
Sobre Fangoria: no me gustan demasiado, sólo algún tema suelto. Montaron mucho espectáculo, con un escenario en varios niveles, bailarines… y un corista con voz muy parecida a la de Alaska, que cantaba por ella mientras la diva iba medio ahogada y hacía lo que podía. De lejos daba el pego, pero me dijeron que de cerca era un pelín vergonzoso. El momento más animado de su concierto fue cuando cantaron Mil campanas, de la época de Alaska. Tiene que joder (hizo un comentario al respecto) llevar no sé cuantos discos como Fangoria, y que la gente sólo se anime de verdad con las reliquias.
Después de un poco de música a cargo de los DJs de la noche, llegó el momento más esperado (por mí), el concierto de los franceses Rinocerose. Guardaba un gratísimo recuerdo de cuando actuaron en el Santander Summer Festival hace unos años, y ahora venían presentando un disco nuevo que suena francamente bien. Eso sí, iba avisado: alguien con mucho criterio nos había dicho que en el FIB llevaron mucho, mucho, mucho grabado. Se me hacía difícil de creer, pero efectivamente, en Santander fue evidente. Desde primera fila, y por mucha ilusión que se le pusiera, aquello no se sostenía: coros y gritos de los solistas que sonaban cuando no movían la boca, baterías sonando por encima de una base grabada, acordes de guitarra sin mover los dedos…
Vale que algo hicieron, que algo tocaban, y que no todas las voces estaban grabadas… pero los trucos fueron tantos y tan evidentes que resultó un concierto muy decepcionante. Llegó un momento en que no nos creíamos nada. Bu.
Fue el final de la noche, con anécdota surrealista incluida: cuando íbamos con unos amigos hacia su coche, un chaval que estaba cerca de la playa bebiendo nos preguntó (a cuatro individuos con las manos en los bolsillos) una frase que haremos nuestra a partir de ahora:
Oye, ¿no tendréis un hielo?
En fin. Hoy más. Seguiremos informando.