Escuchando: Marlene, la vecina del ártico (Love of Lesbian)
El largo fin de semana ha dejado un buen montón de recuerdos de tierras catalanas. Han sido unos días para disfrutar sin prisas ni preocupaciones, que de vez en cuando es buena medicina.
Allí han quedado las citas en el Phila para organizar las excursiones, los conciertos y los bares frikis; el bar de las bolas, sus batidos y las comilonas en las masías; los pueblos amurallados y los paseos por las calles de Barcelona, los atascos y las carreteras con curvas, los macarras y las bromas. Ya iré colgando alguna foto de las que me he traído; aunque no hayan sido tantas como otras veces, las guardaré a buen recaudo para no olvidar cómo es eso de viajar sin dejar de sentirse como en casa. Así da gusto. Mil gracias, vecina, y siempre serán pocas.
Seguiremos informando.
PD: Brama. El toro brama.