Escuchando: Villancico para mi cuñado Fernando (Love of Lesbian)
«¡Hoy es Navidad! ¡Qué felicidad!
Vamos a cenar toda la familia
y, maldición, él ya llegó,
con su cucharita y su obsesión…»
Hoy es el gran día: Love of Lesbian actúan por primera vez en Santander, esta noche en el Paraninfo de las Llamas (a las diez y gratis). Hay ganas, después de la fiesta que en el festival Sonorama condensaron en 45 minutos escasos (terminaron disfrazados, saltando del escenario, y formando una conga con el público cantando detrás rumbo al escenario del siguiente concierto).
Imagino que la gente que ya les conoce, o que ha escuchado alguna de sus canciones, estará esta noche entre el público… pero para los indecisos, aquí va una pequeña recopilación de buenas razones para no perdérselo:
– Su página en MySpace, para escuchar alguno de sus temas. Ojo con La niña imantada, por ejemplo: es muy pegadiza.
– El diario particular de su ídem cantante: Santi Balmes. Demencial, y no es una forma de hablar.
– Me amo
– Canciones más serias, como Universos Infinitos (con la que abren los conciertos) y su precioso vídeo.
– Su gorro de «que te folle en pez» (en la foto, en el Sonorama), entre otros disfraces.
Y por supuesto, cualquiera de sus canciones, con las que ya me cuesta no ser parcial, porque soy capaz de escuchar sus discos sin parar y no aburrirme. ¿Quién tiene ganas de conga? Nos vemos esta noche…
«Vamos, dale más, dale mucho más,
lo puedes lograr, destrozar mi acuario,
por favor, déjalo ya.
¿Me escuchas, Fernando? Creo que no.
Que pares chalado, te aviso con antelación,
que alguien lo ate en la cama y le dé una inyección.
Cuidado con esa cuchara, Fernando.
Ahora reza al señor porque tú
te acabas de buscar la ruina,
y ahora yo empiezo a reaccionar,
mis brazos se mueven
como aspas de un ventilador.
Porque te acabas de buscar la ruina
y me da igual que sea Navidad,
con hilo dental pienso hacerte la circuncisión.
Mira, Fernando, me caes muy mal,
lo tenía que soltar, tarde o temprano te ibas a enterar.
Pues que sea en Navidad, dale cuñado,
nunca pararás, qué curiosa enfermedad.»