Escuchando: Mazinger Z (Los Petersellers)
Ha sido un fin de semana agotador, pero había que aprovechar el buen tiempo (que ha vuelto a desaparecer, ya) para pasear con la cámara y hacer alguna visita a la playa.
También influye en mi actual agotamiento la sesión que de manera bastante improvisada acabé ofreciendo el sábado por la noche en el Opium. No pude negarme, se trataba de un pequeño reto. Habitualmente pincho en locales a los que la gente va sabiendo lo que se va a encontrar; hacer una sesión de música raruna en pleno centro neurálgico de la movida santanderina, un sábado por la noche, era algo demasiado tentador como para dejarlo pasar.
Visto lo visto, yo creo que a la gente le da igual la música que le pongan mientras le den de beber. Y lo digo como algo bueno: si en lugar de la pachanga habitual escuchan pop nacional más independiente, rock pegadizo, electrónica divertida o clásicos históricos, no se van del bar: siguen allí y lo disfrutan. Fue toda una experiencia ver a gente canturrear a Pecker, poner a todo el mundo a bailar con The Killers, soltar temazos de Madness, Housemartins y los Smiths, o decir que no al Chiki Chiki.
Fue una sesión divertida, me lo pasé muy bien, y el bar estuvo hasta arriba hasta el cierre, pasadas las 4 de la mañana. Incluso se me acercaron varias pesonas a felicitarme por la música… aunque yo creo que más influenciados por el alcohol que por la objetividad.
Hoy, eso sí, tengo las piernas como postes de teléfono: duras y con calambres.
Seguiremos informando.