Escuchando: Yes it’s fucking political (Skunk Anansie)
Que no se diga que siempre critico a los del mismo color. No. Ni mucho menos. Yo sólo critico a los malos. Y de esos hay en todas partes, desgraciadamente.
Lola. Lo, lo, lo, lo, Lola. Nuestra vicepresidenta, la de Cantabria, está donde está de chiripa. Después de unos resultados electorales catastróficos, continúa en ese puesto gracias a nuestro partido regionalista y a su líder, el showman de los medios Revilluca. Por eso, que ahora Lola vaya lanzando órdagos en tono despectivo, y mirando por encima del hombro al alcalde de Santander, cuando éste (del equipo contrario) está mostrando una más que loable cordura y mesura, parece -por seguir con la rima fácil- una locura. O cuando menos, incomprensible.
Pero hay cosas que me resultan más sangrantes que los lances políticos cercanos en altura intelectual a las pataletas de mi sobrino (pero con mucha menos gracia). Está por ejemplo lo de nuestro consejero. Dice la Real Academia que un consejero es el titular de una consejería. De cajón. Pero yendo más al grano, también define este vocablo como persona que aconseja o sirve para aconsejar. Y se me ocurre un ejemplo, una persona en concreto, que maldita la gracia que nos hacen sus consejos y sus formas.
Javier del Olmo acaba de recibir una colleja del Tribunal Superior de Justica de Cantabria. La noticia -no se pierdan los detalles- ha aparecido fugazmente en la prensa local, mientras de manera más extensa los periódicos de tirada nacional comienzan a hacerse eco.
Aquí, como una de las actividades que mayor aceptación parece tener incluye el verbo lamer y una parte de la anatomía que no voy a nombrar, nuestro periódico estrella publica hoy, en cambio, una entrevista con este político, encabezada por el siguiente titular: «Tendremos un grado de transparencia total». Ya.
Nuestra Consejería de Industria en manos de un personaje que acumula jucios (algo me dice que éste no será el último) y sentencias en su contra, nuestra vicepresidenta apoyándolo -porque por algo lo ha puesto ahí a dedo y como capricho personal-, nuestro periódico de pueblo dorándole la píldora, y el resto de España riéndose una vez más, y con razón, de nosotros. ¿Y la oposición que hace mientras tanto? Ni idea. Examinarse minuciosamente el ombligo, supongo.
Así es Cantabria, oigan.
Seguiremos informando. Vaya si lo seguiremos haciendo.