Escuchando: The scale (Interpol)
El título que encabeza estas líneas bien podría referirse a un lamentable suceso acaecido ayer, que hizo que se me hinchase la vena, y me generó un dolor de cabeza, un encabronamiento y una tristeza dignas de esta mención. He prometido dejar el tema a un lado, no dedicarle palabras aquí, y así lo haré. De momento. Hay cosas demasiado injustas para dejarlas pasar, para callarse, para no señalar con el dedo.
Pero voy a hablar de otras medidas. De las literales. Acción y efecto de medir, RAE dixit. Ayer estuve echando un vistazo a unas paredes. No a unas cualesquiera: serán las que soporten mi próxima exposición fotográfica. Tras la experencia (grata, a pesar de todo) del año pasado, me han propuesto participar en un proyecto con el que estoy absolutamente ilusionado.
Todo se está haciando con calma, con previsión, con mimo, con muy buen gusto. La exposición formará parte de algo más grande, algo muy bonito que va a ocurrir en esta ciudad (y no sólo en ella) en diciembre. A principios. En el puente. Iré desvelando más detalles a medida que todo esté atado y bien atado: todo a su debido tiempo.
Hay algo que tengo muy claro: la oportunidad de exponer mis fotografías allí, pocas veces la voy a tener. No pienso desaprovecharla.
Seguiremos informando.
PD: Ah, y felicidades a mi vecina del ártico. Claro.