Escuchando: Five easy pieces (Clap Your Hands And Say Yeah)
Ella y yo, mano a mano, llevamos una temporada montando un puzzle. En los ratos libres, que no son muchos. Y no es fácil. Nota mental: para el próximo, elegir uno más práctico. En color, a ser posible.
Ya iré contando los avances que hagamos como esas mil piezas. Lo contaba sólo para ponerles en situación. Pasábamos el otro día por delante de una taberna irlandesa a pie de playa, cuando un cartel nos llamó la atención: Campeonato de Puzzles.
Y dicho y hecho. Nos apuntamos, y ayer jugamos por primera vez. Sólo somos ocho participantes, y hay dos categorías: individual y por parejas. La sorpresa llegó al ver los puzzles… esféricos.
El que tuvimos que montar en la prueba individual era más bien un huevo. Sólo eran unas pocas piezas, pero el hecho de hacerlo en tres dimensiones tenía su cosa.
En la prueba por parejas, más de lo mismo: una esfera en este caso, pero de 240 piezas. Y de pingüninos. La noche resultó ser un éxito, y ganamos en las dos categorías, a pesar de que nos dieron el puzzle grande con piezas de menos y alguna rota. Quedan dos días más, a ver si conseguimos arañar algún premio.
Lo que me llevé anoche para casa fue un monumental dolor de cabeza, de tanto poner piezas y leer numeritos. No me gustan los puzzles esféricos. Pierden toda la gracia, empezando por el hecho de que las piezas están numeradas. A pesar de eso no es tan fácil, ya que hay muy pocos modelos de pieza, y se pueden encajar de muchas formas. En cualquier caso, es más metódico y aburrido que los puzzles planos de toda la vida.
Pero seguiremos participando.
PD: Y como toda noche que se precie no puede terminar sin un toque surrealista, ahí estuvo la vuelta a casa en un autobús en el que se subió un tío totalmente borracho (un lunes; ya es verano, sin duda), comiendo un helado. De cucurucho. De fresa. Fuimos a paso de tortuga para que no se cayese, y su equilibrio fue digno de elogio: cuando el conductor lo echó, seguía con el helado íntegro. Pena que lo lanzase contra el autobús, antes de seguir caminando, farfullando piropos a las mozas. Qué cosas.