Escuchando: Enough’s enough (Asia)
Estas dos últimas semanas he estado un poco más ausente de lo habitual. Perdonen las disculpas. Casi todo tiene su explicación, y ésta es sencilla: ayer aprobé la Suficiencia Investigadora, un paso intermedio en el camino hacia el Doctorado. Camino que no creo que recorra del todo: soy bastante escéptico respecto a la utilidad de un doctorado fuera del ámbito académico, en este país.
En cualquier caso, bienvenido sea este pequeño título: hace que caros y aburridísimos cursos de doctorado (sólo recuerdo uno que me gustase) hayan servido para algo, y pasado el trámite pueda añadir una línea en el currículum.
Para conseguirlo, básicamente he tenido que vencer a mi pereza. Se me había echado el plazo encima, y tenía que preparar una memoria sobre el trabajo de investigación realizado estos últimos años, presentarla y defenderla ante un tribunal.
Lo que debería haber escrito durante meses lo he pergeñado en apenas una semana y, claro, he andado un poco apurado; pero al final la memoria quedó -creo- bastante digna, aún con todo. Por si acaso, ayer durante la presentación utilicé trucos puramente pirotécnicos para distraer la atención. Y surtió efecto. Conseguí la máxima (y única) nota de apto.
Una tarde en la que nada parecía funcionar y no podía hacer otra cosa que esperar y maldecir, y una noche con mi sesión en el Opium hicieron que ayer fuese uno de los días más agotadores que mi amnésica memoria recuerda.
Y así ando hoy, más dormido que despierto. Pero ya que acabamos de entrar en campaña, habrá que adecuarse a las circunstancias:
¡Queda inaugurado este doctorado!
Ya, ya sé que no tengo el doctorado, que me queda mucho, que solo he conseguido una mínima parte, y que no se sabe cuando se terminará, si lo hace. Pero así es como se hacen las inauguraciones estos días, ¿no? Donde fueres, haz lo que vieres.
Seguiremos informando.