Escuchando: No fire (Thalia Zedek)
Uno es más de ciudad que las amapolas de plástico, pero eso no quita para que sepa disfrutar de la Naturaleza, y entristecerme, enfurecerme y preocuparme al ver arder tanta de nuestra riqueza; se transforman en humo y cenizas nuestros pulmones, se ponen en peligro e incluso se pierden vidas (y eso siempre es irreparable), se gastan cantidades ingentes de agua, recursos y dinero, y ¿todo por qué?
Si se trata de imprudencias, poco perdón me inspiran. Y si se trata, como parece estos días, de incendios claramente intencionados… en fin, me indigna: quien no respeta la Naturaleza, difícilmente será capaz de respetar a sus semejantes. Arde galicia, y uno se pregunta qué les tiene que pasar por la cabeza, qué intereses o qué enfermedad tiene que tener la gente para ponerse a prender, a quemar, a destruir, a matar? ¿Hay gente tan hija de puta?
Pues eso parece.