Escuchando: Viento ardiente (Manolo García)
Jugábamos a inventarnos palabras pero no supimos descubrir nuestros nombres. La mancha en la mirada se hizo opaca y cada día un poco más grande, hasta que nos reconocimos desconocidos.
Ésta será mi habitación.
Dos círculos que se tocan sobre la mesa, húmedos, de distinto tamaño. Un día y otro también. Otro día y al siguiente ya no. Fuera llovía. Dentro, ahora, también.
A la derecha, la cocina.
Una canción que se repite nunca suena igual la segunda vez. Ni la tercera. Dos canciones que no se repiten pueden acabar siendo la misma historia de siempre. No hay notas felices en las melodías de las películas de triste final.
Y allá, al fondo, la puerta.