Mis lecturas del año 2024

Este año tengo intención de llevar la cuenta de los libros que voy leyendo. Leo menos de lo que me gustaría, pero espero tener siempre tiempo, aunque sea poco, para el placer de la lectura.

El libro de las bicicletas. Todo sobre el mejor invento de la historia (Paul de Moor y Wendy Panders)
Un libro ilustrado que encontré en la sección infantil de la Biblioteca Central. Lo cogí para ellos (excusa) pero lo he devorado yo. Muchas anécdotas curiosas que desconocía sobre la invención y el uso de la bicicleta en deporte y como medio de transporte. Muy recomendable, y como lectura infantil yo diría que a partir de unos 9 ó 10 años.
El libro de las bicicletas

Mañana, y mañana, y mañana (Gabrielle Zevin)
Llegué a este libro sin más referencias que una recomendacion de Aída de Bebé a Mordor y la coincidencia de estar montando el set de La Gran Ola en LEGO. A las pocas páginas me quedé enganchado por una historia de amistad, amor, videojuegos y encajar en la vida adulta.
Mañana, y mañana, y mañana

Arquitectura de andar por casa (Luis Lope de Toledo)
Curioso libro en el que su autor (arquitecto) analiza pieza a pieza los elementos de una vivienda desde el punto de vista de su arquitectura. Reflexiones interesantes, ejemplos curiosos (especialmente de edificios de Japón, el autor reconoce su predilección), algunos de ellos ya conocidos gracias a la Brasa Torrijos y su libro (que me gustó bastante más que éste). Entretenido, sin más.

Momo (Michael Ende)
Poco puedo decir del que fue mi libro preferido de mi infancia. Mi vieja edición de Alfaguara se perdió en la noche de los tiempos, y aunque lo había vuelto a leer de adulto tirando de biblioteca pública, quería tener mi propio ejemplar para poder compartirlo algún día con mis hijos. La nueva edición ilustrada con motivo de su 50º aniversario parecía una buena ocasión, y los Reyes Magos se encargaron de regalármelo este año. A pesar de los años que han transcurrido desde su publicación, su historia sigue siendo más actual que nunca. Un libro que se lee como una novela de aventuras cuando eres niño, pero que con los años va mostrando capas en distintas relecturas. Beppo y su filosofía para enfrentarse al trabajo de barrer una larga calle siempre fueron uno de mis referentes. Un clásico por el que no pasa el tiempo.

La recivilización: Desafíos, zancadillas y motivaciones para arreglar el mundo (Fernando Valladares)
Fernando Valladares pasó por Santander a presentar su primer libro de divulgación y nos dejó un puñado de reflexiones imprescindibles sobre nuestro momento actual. Salí de la la librería La Vorágine con su libro en la mano y unas semanas después ya lo había devorado. Con un primer capítulo que analiza la situación actual del mundo que nos ha tocado vivir (un análisis no demasiado optimista), el resto del libro está dedicado a proponer estrategias de actuación para intentar reconducir la situación. Un libro imprescindible pero que mucho me temo que con fecha de caducidad: ojalá seamos capaces de reaccionar y evitar los escenarios más catastróficos.

La palabra para rojo (Jon McGregor)
La verdad es que no recuerdo muy bien cómo llegué hasta este libro, supongo que su sinopsis me llamó la atención. Un miembro del equipo de una expedición a la Antártida sufre un ictus, y una vez en casa se enfrenta al reto de recobrar la movilidad y el habla de la mano de su mujer, el resto de su familia y un peculiar grupo de ayuda. Brillante acercamiento al proceso de intentar comunicarse cuando las palabras fallan. Inevitable mencionar el trabajo de su traductora, Concha Cardeñoso, ya que no ha tenido que ser un trabajo sencillo.

A toda pastilla (Josephine Mark)
Vamos con un cómic sacado de la sala infantil de la biblioteca, pero del que había leído tantas cosas buenas que se lo cogí prestado a mis hijos. Una historia divertidísima y trementandamente tierna sobre un tema tan peliagudo como el tratamiento de una enfermedad grave. Un conejo, su medicación y un lobo como aliado inesperado, en una frenética huida de un despiadado cazador. Imprescindible para grandes y pequeños, maravilloso y sensible acercamiento al tema de la enfermedad.

La ciudad de los cuidados (Izaskun Chinchilla)
Después de haber leído algunos libros sobre cómo hacer ciudades más humanas (La revolución de la proximidad, de Carlos Moreno, o Ciudad Feliz de Charles Montgomery) buscaba en la biblioteca algo más sobre el tema y me encontré con este libro que enseguida me llamó la atención. Me ha gustado porque trata temas con los que ando involucrado como los entornos escolares o la movilidad urbana. Ya sólo por sus reflexiones sobre cómo se van arrinconando las activiades no productivas (sentarse o refrescarse sin pagar por ello) ya merece la pena. Como punto negativo (para mí) el exceso de un lenguaje inclusivo mal entendido hizo que las frases me sacaran del contexto bastantes veces. Repetir continuamente ciudadanos y ciudadanas, y expresiones similares (aunque no siempre que aparece el genérico másculino en el texto), en lugar de buscar fórmulas más sensatas (ciudadanía) hace que muchas veces las frases se alarguen en exceso. En cualquier caso, detalle menor que no empaña la importante reflexión urbana que propone.

La vida a ratos (Juan José Millás)
Completando poco a poco la bibliografía de mi admirado Millás, me puse con este volumen sin saber muy bien qué me iba a encontrar. Se trata de una novela en formato diario, con bastante de autobiográfico, en la que el autor va contando su día a día durante unos 3 años. Sus visitas a la psicoanalista, su taller de escritura, sus gin-tonics de media tarde, sus viajes. Millás en estado puro, y en formato reflexión breve. Tenía mis dudas sobre si no iba a resultar repetitivo o monótono dado el formato, pero no. Hay muchas ideas en esa cabeza como para llenar varios volúmenes. Claro que yo soy un incondicional, no sé si es objetivo.

Amigos para siempre (Daniel Ruiz)
El argumento me llamaba por afinidad generacional (grupo de amigos que se reúnen para celebrar el 50º cumpleaños del mayor de ellos). Novela entretenida con un tono muy sarcástico y bastante gamberro, pero que no me ha llegado a enganchar como esperaba. Quizás no me he sentido identificado con los personajes o con el tono de la historia. En cualquier caso, recomendable para lectores de mi generación (que es la del autor, 1976) pero que no sé si funcionará fuera de ahí.

El niño filósofo (Jordi Nomen)
Recomendado por un amigo, ha sido un agradable descubrimiento este pequeño libro que ofrece ideas y herramientas para acercar el pensamiento filosófico a los más pequeños. Ideal para familias y profesores que quieran sembrar la semilla del pensamiento crítico, tan necesario en estos tiempos. Para leer y reflexionar.

Luchar por la calle. Manual para una revolución urbana (Janette Sadik-Khan, Seth Solomonow)
Después de leer hace poco Ciudad Feliz (Charles Montgomery, libro recomendadísimo) me llamó mucho la atención este otro libro editado también por Capitán Swing. Se centra en la transformación de la ciudad de Nueva York llevada a cabo por su Comisaria de Transportes, contando el proceso desde dentro: planificación, oposición que se encontraron, etc. Muy interesante comprobar cómo se gestó todo el cambio, cuál fue su aceptación, cómo gestionaron los problemas de opinión pública… es un libro muy centrado en NY, obviamente (y a veces parece que re-descubren la rueda implementando soluciones más que probadas en Europa) pero que ofrece una visión muy muy interesante del proceso de cambio de una ciudad. Y como dice la autora, si funcionó en Nueva York, puede funcionar en cualquier ciudad. Una lectura muy recomendable (y muy actual, pese a estar escrito en 2017).

Alguien como tú (Nick Hornby)
Sé qué nunca volveré a descubrir una novela como Alta Fidelidad, pero me sigue gustando leer las nuevas obras de Nick Hornby. En este caso aborda una historia sobre una relación sentimental con diferencia de edad y de color de piel, ambientada en el Reino Unido durante la votación del Brexit. Agradable y rápida de leer, no me parece su mejor novela (de las recientes me gustó más la juguetona El estado de la unión) pero se disfruta.

El derecho a la ciudad (Henri Lefebvre)
Buscando más lecturas que reflexionen sobre el concepto de la ciudad y sus usos llegué a esta reedición del clásico de Lefebvre de 1968. Unas reflexiones que siguen siendo actuales pese al tiempo transcurrido, ya que son el germen de muchas de las problemáticas que encontramos en nuestras actuales ciudades, salvando las distancias. Me esperaba quizás una lectura más práctica y me he encontrado con un texto eminentemente filosófico, a veces algo más denso de lo que me esperaba. Pero conceptos como el hábitat/habitar y el lugar consumo/consumo de lugar están de plena actualidad 6 décadas después.

Expo 58 (Jonathan Coe)
Una lectura que tenía pendiente desde hace unos cuantos años, creo que fue una compra en un Día del Libro, supongo que movido por alguna recomendación que ya he olvidado. Fue certera, en cualquier caso. Un libro divertidísimo al más puro estilo británico, con la Exposición Universal de Bruselas de 1958 y su Atomium como telón de fondo.

Los Cabezones de las Galaxias (Enrique Vegas)
Este año hemos tenido a Enrique Vegas impartiendo un taller en Felisa (Feria del Libro de Santander), enseñando a los peques a dibujar sus cabezones. Y hemos acompañado el taller con la compra de este clásico, para llevárnoslo firmado. Divertido, con toques gamberros (y referencias que sólo se pillan peinando canas), un imprescindible para fans de la saga de cualquier edad.

Mati y los Matemonstruos (Clara Grima y Raquel Gu)
En esta casa somos muy fans de Clara Grima (y bastante de ciencias, ademas), por lo que seguimos de cerca su labor divulgadora. Este libro acerca conceptos llamativos de las matemáticas que pueden sonar intimidantes (código binario, grafos, sucesión de Fibonacci, criptografía elemental…) pero que se convierten en pequeños juegos. Las matemáticas son divertidas.

La supervivencia de los más ricos (Douglas Rushkoff)
Fantasías escapistas de los milmillonarios tecnológicos. Se habló de este libro bastante a raíz de unas declaraciones sobre el mismo por parte de la vicepresidenta del Gobierno, Yolanda Díaz. Se sacó de contexto y se hizo burla de esas «fantasías escapistas» pero la verdad es que era un libro que yo ya tenía en el radar porque lo había recomendado Marta Peirano, y eso suele ser buena señal. De hecho encaja bien con su propio libro «Contra el futuro«. Más allá del chascarrillo y de las anécdotas de gente tan rica que vive en su propia burbuja, el libro plantea unas interesantes y necesarias reflexiones sobre el mundo que nos ha tocado vivir y las plataformas y empresas que usamos y alimentamos. Deseando leer «Programa o serás programado, del mismo autor, también en mi lista de pendientes por obra de Petite Peirano.

Radicalizado (Cory Doctorow)
Llegué a esta colección de cuatro pequeñas novelas distópicas gracias a las recomendaciones de su editorial, Capitán Swing (que tan buenos ratos de lectura me está dando). Leído en pararlelo con el anterior libro de Rushkoff, ha sido un estupendo complemento de ficción. Cuatro historias de un mundo futuro que podría ser bastante cercano: desde la «vida como un servicio» conjugada con inmigración, los problemáticos ideales de un superhéroe en el mundo actual, las consecuencias de un servicio de salud privatizado hasta los límites de la rebelión o (curiosamente) las fantasías escapistas de algún millonario (de hecho, Rushkoff nombra a Doctorow un par de veces en su libro). Recomendable, aunque un poco durillo en ocasiones porque la ficción lleva nuestra realidad a extremos en los que no nos gusta pensar.

La tienda de la felicidad (Rodrigo Muñoz Avia)

Después de unas lecturas un poco más densas, buscaba algo ligero y divertido para días veraniegos, y tenía este libro en la lista de pendientes (lo vi entre las novedades de la eBiblio). Lectura original por el formato (epistolar en la época del ya pasado de moda correo electrónico), con un arranque divertido que va perdiendo fuelle hasta un final que me ha dejado un poco frío. Se lee rápido, se disfruta a ratos, pero poco más.

Bicicleta o barbarie (Carlos Rodríguez)

Con ese título y esa temática, este libro tenía que caer, sí o sí. Se me escapó su campaña de financiación en Verkami, pero afortunadamente unos meses después de su lanzamiento el autor (coordinador de la campaña «30 días en bici») pasó por Cantabria a presentarlo. En Santander, en La Libre, tuve el placer de escucharle hablar de los relatos que componen este libro dividido en tres partes: la primera (más o menos) dedicada a relatos con la bici como protagonista; la segunda (más o menos) dedicada a las reflexiones sobre la bici como medio de transporte; y la tercera dedicada (más o menos) a los viajes y algunos ascensos míticos. Y ya de paso pude conseguir mi copia, firmada y dedicada. Obviamente, he disfrutado un montón su lectura, pero reconozco que yo era ya un lector convencido de antemano. Ahora en abril tocará dar las gracias cogiendo la bici cada día, ¿no?

Silencio. Manifiesto contra el ruido, la inquietud y la prisa (Pedro Bravo)
Lecturas enlazadas. Pedro Bravo se encarga del prólogo en el libro anterior. Tengo pendiente leer su ensayo «Biciosos«, pero de momento he empezado por esta magnífica reflexión sobre el mundo ruidoso y acelerado en el que vivimos. Me ha encantado y me he sentido identificado en muchas de sus páginas. Muy, muy recomendable. Espero poder leer también en breve su ensayo sobre el turismo, tema cada vez más candente por estas tierras.

Astérix en los Juegos Olímpicos (Albert Uderzo y René Goscinny)
En año olímpico, tocaba revisar este clásico de Astérix, y la Feria del Libro Viejo de Santander fue una buena ocasión para volver a hacerme con él. Tapa blanda, 795 pesetas (que en 2024 han sido 5€). Hay cómics que no pasan de moda: pasan de generación en generación, mientras el cielo no caiga sobre nuestras cabezas.

Antes del Salto (Marta San Miguel)
Llevaba bastante tiempo buscando el momento de leer esta primera novela de la santanderina Marta San Miguel, periodista y columnista de El Diario Montañés y otros diarios del grupo Vocento. Una mudanza a Lisboa, una foto como punto de unión entre la nueva experiencia y los recuerdos (muchos de ellos muy santanderinos). Me ha gustado, mucho.

No hemos venido a divertirnos (Nina Lykke)
Me llamó la atención esta novela en la feria del libro de Santander, más que nada por el título y la portada. Luego leí la sinopsis y me dio cierta pereza. Más tarde lo volví a encontrar en la eBiblio y lo cogí prestado. Una historia de cancelación, de doble moral, de prejuicios, de un mundo que se deja de entender al envejecer, del mundo cultural Noruego… escrito de manera ágil y divertida, se lee rápido. Probaré con algún libro más de la autora…

Muerte y vida de las grandes ciudades (Jane Jakobs)
El catálogo de Capitán Swing siempre es un buen lugar donde buscar lecturas. Y ésta me venía llamando la atención hace tiempo, porque se citaba en otras obras sobre urbanismo y ciudades que estoy leyendo últimamente. Escrito originalmente en 1961, este texto arremete contra todo lo establecido en el urbanismo de la época a base de observaciones a pie de calle. Algunas de sus ideas siguen siendo tremendamente actuales seis décadas después, como la necesidad de calles vivas o la de reducir el número de coches que circulan por las ciudades. Pero en general se me ha hecho un poco largo por centrarse únicamente en ciudades de Estados Unidos y proponer ideas que básicamente ya existían en Europa algunos siglos antes. Pero ha merecido la pena la lectura, llego a la conclusión de que propone que las ciudades de Estados Unidos se intenten acercar más al modelo Europeo, mientras en esas décadas las ciudades de Europa se han ido más al modelo norteamericano (la España de las piscinas, por ejemplo).

Mis lecturas de 2013

Escuchando: Bookshop Casanova (Clientele)

libros en papel vs electrónicos

Una de las cosas que me dio por hacer el año pasado fue ir apuntando todos los libros que iba leyendo, y en qué formato (manías que tiene un aficionado a hacer listas). De esta manera, doce meses después puedo hacer balance y sacar algunas conclusiones curiosas…

Por ejemplo, he leído más en papel que en formato electrónico, aunque se debe principalmente a los cómics y libros ilustrados para los que sigo tirando de formatos clásicos. Para novela he usado más el libro electrónico, por lo que mi sensación global es la de haber leído más tinta electrónica que impresa.

novela vs cómics

Respecto a la forma de conseguir las lecturas, en formato electrónico he pasado por caja la mayoría de las veces (generalmente gracias a las ofertas diarias de Amazon). En formato papel están más igualadas las compras y los préstamos (de bibliotecas, básicamente).

libros comprados vs. préstamos

Dejo bajo estas líneas el listado completo de mis lecturas (me habría gustado que fuesen más, pero hay temporadas en las que es complicado, ojalá tuviesen más horas los días). Si me tengo que quedar con una recomendación, no tengo duda: Stoner, de John Williams. De lo mejorcito que he leído en años.

Este año lo he empezado con ganas y ya ha caído algún libro en la lista de 2014. Dentro de doce meses, repito el análisis. Hasta entonces, seguiremos leyendo…

1.- El Arca de la Isla, Miguel Aranguren
Formato: Kindle
Decepcionante novela con tintes creacionistas. Historias entrelazadas que no avanzan, lenguaje recargado, personajes poco creíbles y diálogos muy forzados. Al menos la compré en una de las ofertas de Amazon y no me gasté mucho dinero en ella. Prescindible.

2.- Signatura 400, Sophie Divry
Formato: MOBI
Breve novela en forma de monólogo a cargo de una bibliotecaria que divaga sobre su trabajo, libros, sistemas de clasificaciones, el orden de las cosas… Se lee en un rato, tiene la longitud ideal para lo que narra, y deja buen recuerdo.

3.- Aventuras de un oficinista japonés, José Domingo
Formato: Cómic en papel, Biblioteca de la UC
Delirante cómic sin palabras sobre las aventuras de un oficinista al salir de su trabajo en Japón. Creado sin guión previo, cada página con 4 viñetas da un giro cada vez más bizarro a la historia. Divertido.

4.- El problema de la bala, Jaime Rubio Hancock
Formato: EPUB, Editorial Libro de Notas
Me gustó mucho «El secreto de mi éxito», del mismo autor, así que cogí con ganas su nueva novela. Humor altamente absurdo, que divierte, pero en ocasiones se hace excesivo (hay que ser muy Millás o Mendoza para mantener una novela a ese ritmo). Me gustó más el anterior.

5.- El Millonario, Tommy Jaud
Formato: Kindle
Breve novela alemana sobre un joven en paro que dedica su tiempo a escribir cartas de reclamación a distintas empresas, para mejorar el mundo y de paso recibir productos gratis. Entretenida, pero poco más. Humor (y estilo) muy alemán. Compré el libro por 1€ en Amazon de oferta, y no me arrepiento… aunque dudo que merezca pagar por él los 10€ que cuesta normalmente.

6.- Baila, baila, baila, Haruki Murakami
Formato: MOBI
Última novela de Murakami publicada en castellano, aunque tiene ya unos añitos. Se trata de la continuación de La Caza del Carnero Salvaje (una de sus primeras obras), aunque funciona como relato independiente, únicamente continúa la historia del protagonista. Aunque a los pocos capítulos se vuelve un tanto surrealista, luego el grueso del libro es bastante más normal, para acabar de nuevo con toques fantásticos. No es de lo más raro que ha escrito, ni mucho menos, pero tampoco es un relato al uso. Muy en su línea.

7- Macanudo Nº 1, Liniers
Formato: Cómic en papel, Biblioteca Central de Cantabria
Con la excusa de encontrar una tira cómica en concreto, aprovecho para leer por fin el primero de los Macanudos del siempre genial Liniers. Precioso, tierno y ocurrente, no tiene desperdicio. Intentaré ir leyendo el resto de volúmenes.

8.- Macanudo Nº 2, Liniers
Formato: Cómic en papel, Biblioteca Central de Cantabria
Más tiras cómicas con personajes anónimos, otros recurrentes, y alguno nuevo, como el misterioso hombre de negro.

9.- Caminos ocultos, Tawni O’Dell
Formato: Kindle
Una novela dura, no es una lectura especialmente amable, pero con una historia que engancha. América profunda, una familia rota, asesinatos, maltrato…

10.- Macanudo Nº 3, Liniers
Formato: Cómic en papel, Biblioteca Central de Cantabria
Más genialidades de Liniers, que en esta ocasión incluso comienza a protagonizar algunas tiras dibujado como un conejo.

11.- Memorias líquidas, Enric González
Formato: Papel.
Memorias del periodista Enric González, que repasa su carrera desde sus inicios hasta su llegada a El País, y especialmente su trabajo en este último, sin pelos en la lengua. Muy recomendable para entender mejor el trabajo de los periodistas y el ambiente en corresponsalías y redacciones.

12.- ¡La crisis está siendo un éxito!, Manel Fontdevila
Formato: Cómic en papel, Biblioteca Central de Cantabria
Recopilación de tiras cómicas aparecidas en el diario Público entre 2008 y 2011, con la crisis económica como tema común. Conocía muchas de ellas, pero es interesante leerlas seguidas para recordar aquellos días en que la crisis parecía mala y no sabíamos que iríamos a peor. Incluso se permite un final esperanzador. Como siempre, grande Fontdevila.

13.- Macanudo Nº4, Liniers
Formato: Cómic en papel, Biblioteca Central de Cantabria
Nuevo volumen de las tiras de Liniers. En esta ocasión quizás un poco menos brillante que en los tomos anteriores (el factor sorpresa se pierde con algunos personajes y temáticas), pero recomendable de todos modos.

14.- Henri Cartier-Bresson, Clément Chéroux
Formato: Papel, edición en inglés.
Pequeño libro sobre el gran fotógrafo Henri Cartier-Bresson, que narra su vida, sus comienzos con la pintura, su exitosa carrera como reputado fotógrafo, y su retiro de nuevo regresando al dibujo. Ilustrado con bastantes imágenes, y acompañado de algunos textos y entrevistas del autor, es un imprescindible para todo aquel que le guste la fotografía, y la figura de Cartier-Bresson en particular (como es mi caso).

15.- Macanudo Nº5, Liniers
Formato: Cómic en papel, Biblioteca Central de Cantabria
Nueva entrega de las tiras de Liniers, recomendable desde la portada hasta la contraportada. Personajes ya habituales y quizás un toque más surrealista que de costumbre.

16.- La familia Fang, Kevin Wilson
Formato: Kindle
Novela sobre una peculiar familia de artistas, y los efectos que tienen sus «obras» en sus dos hijos. Original y muy divertida, ha tenido buenas críticas de Nick Hornby (es lo que me llamó la atención, básicamente). Merece la pena.

17.- Macanudo Nº6, Liniers
Formato: Cómic en papel, Biblioteca Central de Cantabria
En este volumen, un formato mayor para las habituales tiras de Linier, que sigue sin defraudar, incluyendo incluso algún cuento gráfico…

18.- Mitología de Nueva York, Vanessa Monfort
Formato: Kindle
Novela negra con distintos niveles, en la que se alterna el relato de un supuesto autor con la narración en primera persona de su protagonista, que se da cuenta de su condición de personaje literario y consigue interactuar incluso con algunos lectores. Con multitud de referencias cinematográficas, superhéroes, todo un homenaje a la ciudad de Nueva York. Con todo, me ha parecido más un experimento que una lectura disfrutable… No me ha acabado de convencer.

19.- Macanudo Nº7, Liniers
Formato: Cómic en papel, Biblioteca Central de Cantabria
Último volumen publicado hasta la fecha recopilando las tiras cómicas de Liniers. Sus personajes habituales, alguno nuevo (Pan Chueco, Williams el bichito bola) y el mismo ingenio de siempre.

20.- La extraordinaria naturaleza de Sam Finkler
Formato: Kindle
Premio Premio Man Booker 2010, esta novela se centra en la historia de tres amigos en el Londres actual, y sus visiones de la identidad y religión judía. No me ha acabado de enganchar (no sé si por el tema, por la complicada traducción), aunque se deja leer y el estilo es interesante, con algunos momentos de humor muy británico.

21.- El frente ruso, Jean-Claude Lalumière
Formato: Papel
Regalo del día del libro, recomendado por nuestra librera de confianza. Un acierto, una breve y divertida novela sobre la incipiente y disparatada carrera diplomática del protagonista. Humor inglés a la francesa, muy recomendable.

22.- Scott Pilgrim 1: su vida y sus cosas, Bryan Lee O’Malley
Formato: Cómic en papel
Vi primero la película, y me gustó mucho, así que tenía ganas de leer los cómics en los que se basaba la adaptación. En este primer volumen se presentan los personajes y comienza la historia, de manera similar a la película. El dibujo en blanco y negro me deja un poco frío después de la película, pero a las pocas páginas el cómic engancha.

23.- Scott Pilgrim 2: contra el mundo, Bryan Lee O’Malley
Formato: Cómic en papel
Segundo volumen de las aventuras de Scott Pilgrim, en el que va avanzando la historia y siguen apareciendo nuevos ex-novios malvados de Ramona Flowers. Muy divertido.

23.- Cosas no aburridas para ser la mar de feliz, Mr. Wonderful
Formato: Papel
Curioso libro en el que la gente del estudio de diseño Mr. Wonderful lanzan sus habituales consignas optimistas… Textos ilustrados, láminas recortables para colgar, y un montón de pegatinas hacen de este volumen algo más que un libro. Arranca sonrisas.

24.- ¿Por qué me comprasteis un walkie talkie si era hijo único?, Santi Balmes y Ricardo Cavolo
Formato: Papel
Un capricho en la Feria del Libro, la novela escrita por el cantante de Love Of Lesbian e ilustrada por Cavolo (al que conocía por las ilustraciones de un libro de recetas de cocina «indies») es larga y se hace más aún, porque la fumada del autor al ponerse a escribir es de las que hacen época. Demasiadas idas de pinza por página para mantener una narración tan larga. Balmes es genial en el relato corto, pero la novela la queda grande. Para fans.

25.- REAMDE, Neal Stephenson
Formato: Kindle
Extensa novela de este autor de ciencia-ficción, ambientada en este caso en la actualidad (una actualidad, al menos), en un mundo en el que un videojuego tipo World of Warcraft se ha convertido en la diversión preferida del planeta. Lo que comienza con tintes tecnológicos acaba como una novela de acción con hackers chinos, mafiosos rusos y terroristas islámicos. Una mezcla que no me acabó de convencer. Quizás el exceso de detalle en las descripciones del territorio y las armas usadas me lastró un poco el ritmo. Entretenida en general, pero se me acabó haciendo larga.

26.- Nigromancia en el reformatorio femenino, John Tones
Formato: Papel
Segundo volumen de la colección Memento Mori (iniciativa de un amigo, en estos tiempos que corren, digna de admiración), libros de lectura popular, repletos de acción, violencia y vísceras. «Nigromancia» lo cumple a la perfección, y fue una lectura ideal para un viaje de vacaciones a comienzos de verano. Fantástico el formato y la edición, también. Libros así hacen olvidar el libro electrónico.

27.- El pollo Pepe, Nick Denchfield
Formato: Papel
Simpático libro infantil desplegable, superventas entre los más pequeños. Regalo de cumpleaños de mi hermana como broma privada. No me extraña que haya vendido tanto.

27.- El fotógrafo y la muerte, Antonio López Alonso
Formato: Papel.
Una novela centrada en la historia de la fotografía «Muerte de un miliciano», de Robert Capa, de oferta a 1€ en una librería del centro era una ganga demasiado tentadora para dejarla pasar. Y lo mejor que se puede decir es que, efectivamente, costaba 1€. Una escritura recargada y farragosa, episodios poco creíbles en la búsqueda por parte del protagonista de la identidad del miliciano fotografiado, frases de Cartier-Bresson atribuidas a Capa, erratas de bulto… Poco recomendable, pese a la temática.

28.- Pax Romana, Yeyo Balbás
Formato: Kindle
Novela histórica del paisano Yeyo Balbás, ambientada en las guerras cántabras. Brillante labor de documentación y ambientación para una historia que engancha desde el comienzo hasta su trepidante final. Una pena que la edición para Kindle tenga bastantes errores al separar continuamente palabras. En cualquier caso, muy recomendable, deja con ganas de más (algo que se soluciona fácilmente ya que su segunda parte ya está publicada: Pan y Circo).

29.- El hombre que confundió a su mujer con un sombrero, Oliver Sacks
Formato: MOBI
Recopilación de casos clínicos de pacientes con enfermedades neurológicas, mostrando los casos más surrealistas y extraños que uno se pueda imaginar. El título define uno de ellos, literalmente. Tenía ganas de leer algo de Sacks desde hace tiempo, y éste es uno de sus libros más famosos, un clásico desde los años 80. Realiza un buen trabajo de divulgación sin perderse en tecnicismos, aunque le sobra cierto toque «espiritual» que a veces choca en un documento científico, en mi opinión. En cualquier caso, muy recomendable para sorprenderse de hasta qué punto puede afectarnos un trastorno neurológico…

30.- El espectro del Titanic, Arthur C. Clarke
Formato: Papel
Novela de Clarke de 1990, cuando 2012 era el futuro. Imagina cómo puede desarrollarse en esa fecha el centenario del hundimiento del Titanic, y sus intentos para recuperarlo. Aunque nunca he sido muy aficionado a las leyendas en torno al Titanic, es un libro con el toque habitual de Clarke, y con un peso importante de las matemáticas y los fractales en la historia. No es su mejor libro ni de lejos, pero se deja leer. Lo compré de segunda mano en la Feria del Libro Antiguo, y ha sido la lectura ligera para los últimos días de playa y en algún viaje.

31.- Sesenta kilos, Ramón Palomar
Formato: Kindle
Novela con un tono que anda entre Tarantino y Airbag. Robos de droga, violencia , estafadores y demás calaña en una historia que se deja leer, con humor entre vísceras y tiroteos. Fue uno de esos libros de oferta en Amazon, y por lo poco que me costó, mereció la pena. Para leer sin grandes expectativas.

32.- Stoner, John Williams
Formato: Kindle
Un clásico que desconocía, todo un descubrimiento gracias a las promociones de Amazon. Posiblemente, de lo mejor que he leído en años, me encantó. La vida de un profesor universitario, dentro y fueras de las aulas. Gran retrato humano, magníficamente narrado, y con un final especialmente emocionante, de los que no se olvidan. Recomendarlo es poco.

33.- Después del terremoto, Haruki Murakami
Formato: MOBI
Uno de los libros que tenía pendientes de leer de Murakami, una pequeña colección de seis relatos cortos cuyas historias transcurren tras el terremoto que sacudió Kobe en 1995. Muy en su línea, hay un poco de todo, desde historias más o menos mundanas hasta toques más fantásticos, siempre con el terremoto como denominador común y con finales bastante abiertos. Para incondicionales.

34.- Los años de peregrinación del chico sin color, Haruki Murakami
Formato: MOBI
La última novela publicada por Murakami, la historia de un ingeniero de 36 años que se dedica a diseñar estaciones de tren y que en sus últimos años de instituto sufrió un duro golpe: su grupo de amigos le dio de lado sin ninguna explicación. Años después intenta encontrar la razón de aquel suceso. Murakami se mantiene alejado de sus momentos más surrealistas en esta obra, por lo que gustará a los fans de Tokio Blues, por ejemplo. Siempre es un placer leer una novela suya, pero en este caso quizás no aporta mucho nuevo.

35.- El devorador de libros, Rebecca Makkai
Formato: Kindle
Otra novela comprada de oferta en Amazon, sobre una joven bibliotecaria infantil y su relación con Ian,su lector preferido. El argumento parecía interesante, pero el libro se convierte en una especie de road-movie con personajes poco creíbles que va perdiendo fuelle por momentos. No lo recomiendo.

36.- Sueño, Haruki Murakami.
Formato: Papel
Cuando ya pensaba que me había puesto al día con los libros de Murakami, la editorial Libros del Zorro Rojo lanza un relato inédito en castellano, con unas maravillosas ilustraciones de la alemana Kat Menschik. La breve historia (sobre una ama de casa que un día deja de poder dormir, consiguiendo una especial lucidez por las noches) se mueve dentro de los lugares comunes de Murakami, muy fiel a su estilo. En conjunto se trata de una edición que demuestra por qué hay libros que merece la pena tener entre las manos en papel.

37.- Demasiada felicidad, Alice Munro
Formato: Kindle
Colección de relatos de la ganadora del premio Nobel de literatura. Las historias son variadas, aunque en todos los casos los personajes están definidos con maestría. Cabe destacar la última historia, que da título al volumen, dedicada a la vida de la matemática rusa Sofía Kovalevski. Me quedo con ganas de leer alguna novela de esta autora, investigaré.

Felices lecturas

Escuchando: Bookshop Casanova (The Clientele)

Feliz Día del Libro a todos. Hoy, como todos los años, intentaré buscar un rato para acercarme a una librería y disfrutar del ambiente entre páginas y lectores. Y seguramente salga de allí con algo entre las manos.

Cualquier excusa vale para sumergirse en la lectura, y da igual que sea en papel o en digital, novela, ensayo o cómic. Siempre es un placer.

También es un día para comprobar cómo las librerías, sobre todo las pequeñas, se intentan reinventar continuamente buscando la supervivencia (¡ayudemos!), cómo las bibliotecas economizan sus maltrechos presupuestos, y cómo la industria editorial sigue en su huida hacia adelante, achacando todos los problemas del sector a una piratería que acaban promoviendo mediante una oferta digital escasa y abultada de precio. Cuesta aún digerir la compra de una edición digital por un precio superior al de una edición de bolsillo, con IVA de artículo de lujo… sobre todo teniendo en cuenta que lo único que se compra es el derecho a leerlo, pero no a prestarlo, ni a regalarlo, ni a almacenarlo donde queramos. A muchos lectores nos gusta pagar, pero no a cualquier precio.

El papel sigue siendo especial, muy especial. Como el vinilo. Pero eso no es razón para negarse a una adaptación que cada año llega un año más tarde.

Como sean, felices lecturas…

Recomendando lecturas: El secreto de mi éxito

Escuchando: Success (Interpol)

El secreto de mi éxito

Una recomendación rápida para las lecturas veraniegas que comienzan: El secreto de mi éxito, de Jaime Rubio Hancock. Se trata de una novela editada por Libro de Notas, que se puede conseguir en papel, en formato electrónico para Kindle en Amazon, o directamente en EPUB y PDF en descarga gratuita, aunque agradecen donaciones. Después de leerlo, costará no hacerlas. Se trata de un libro que trata con un humor muy ácido una historia que, desgraciadamente, comienza a ser más cercana a la vida real que a la ficción. La sinopsis dice así:

En este siglo XXI devorado por la crisis económica, los monstruos y los villanos más terribles tienen forma de empresarios con corbata y sus armas se llaman ERE y regulación de empleo. El protagonista de esta novela de Jaime Rubio es prácticamente el último hombre vivo, la persona que ha quedado en pie en una empresa en la que todos los demás se han marchado, el encargado de cerrar la puerta y apagar la luz cuando todo haya terminado. Atrapado entre los muros de una oficina vacía y en proceso de descomposición, nuestro héroe espera que venga el jefe a firmarle su finiquito mientras aguanta como puede el abandono de su novia, el regreso a casa de sus padres y sus propias alucinaciones. Si Kafka hubiese escrito El proceso en 2012 y tuviese un poco más de sentido del humor, posiblemente le habría salido una novela muy parecida a El secreto de mi éxito.

Me lo he leído, literalmente, en un par de sentadas. Muy divertido y crítico a la vez, con un tono muy coloquial (en ocasiones me ha chirriado un poco la puntuación, eso sí). Lo dicho: que sea por falta de lecturas.

Seguiremos informando.

El Día del Libro, sea como sea

Escuchando: Bookshop Casanova (The Clientele)

Libros a liberar en el Día del Libro 2012

Todos los años igual: me tomo la celebración del Día del Libro con un entusiasmo infantil. Supongo que tener muy buenos recuerdos de mis libros de infancia ayuda. No he dejado de leer desde entonces, a temporadas más, a temporadas menos, pero siempre con algún libro cerca.

Hoy espero sacar un rato para acercarme a alguna de mis librerías preferidas de la ciudad, pero además lo celebraré «liberando» algunos libros, dentro de la iniciativa de BrookCrossing del colectivo Al Norte del Norte. En concreto, yo voy a dejar repartidos por Santander, en espera de nuevo dueño, los libros que aparecen en la imagen que encabeza estas líneas. Ya iré soltando pistas de dónde acaba cada uno. Son libros para todos los gustos, espero que alguno pueda ofrecer ratos de lectura tan placenteros como los que me han dado a mí. No acostumbro a desprenderme de mis libros, pero en este caso se trata de volúmenes que tenemos en casa repetidos después de unir nuestras respectivas colecciones. Regalando los míos consigo liberar un poco de espacio en la biblioteca, que ya está justita.

Para hoy, se me ocurren mil libros que recomendar. El imprescindible: Okela, de mi amigo Pedro, por si queda alguien sin leelo (el 1 de mayo estará firmando ejemplares en la tardía Feria del Libro de Santander). Para los que buscan algo diferente, se pueden pasar por Libro de Notas. ¿Libros infantiles? Me quedo con esa joyita de Santi Balmes y Lyona, Yo mataré monstruos por ti. Estos días vuelve Eduardo Mendoza con una nueva aventura del inolvidable detective Ceferino, también a tener en cuenta. En fin, hay tanto por leer, que cuesta decidirse. Pero lean. Háganse el favor.

Vivimos en tiempos acelerados en los que ya nos cuesta hacer una sola cosa a la vez con atención. Trabajamos pendientes del correo electrónico, comemos viendo la televisión, vemos la televisión pendientes del móvil, miramos el móvil mientras hablamos con otras personas, escuchamos música mientras hacemos deporte o la colada… ganamos tiempo para hacer todo a medias, y hay momentos en los que se agradece poder desconectar y centrar toda nuestra atención en una historia, unos reinos lejanos, unos personajes que nos conmuevan, que nos hagan reír, que nos permitan evadirnos por un rato, e imaginar. Que nos recuerden que podemos prestar atención, analizar y pensar sobre lo que leemos. Y de paso recordar cómo era eso de las ortografía y la sintaxis, que a este paso acabaremos todos escribiendo con los vicios que leemos en Internet y en los programas de mensajería. El horror. Lean, da igual si se trata de papel o de libros electrónicos.

Hablando de libros electrónicos, y en relación con lo anterior: si quieren probar, si quieren dar el salto, yo sigo recomendando los aparatos con pantalla de tinta electrónica, esos que son más sosos y más baratos. Se lee con mayor comodidad, la batería dura una barbaridad, y la experiencia es más parecida al papel. Sí, con un iPad o una tableta de pantalla de colorines se pueden hacer muchas más cosas (gastarse más dinero entre ellas), pero también tendremos muchas más interrupciones, o tentaciones de tenerlas (los avisos de las redes sociales, del correo electrónico, la curiosidad de consultar una web…)

Sea como sea, el libro electrónico ha venido para quedarse, por mucho que el mundillo editorial siga mirando para otro lado y silbando con disimulo. Ojalá pronto se equipare el IVA de ambos formatos, que sigue siendo totalmente injusto. Aunque el mayor problema sigue siendo que muchas novedades (y fondos de catálogo) directamente no se publican más que en papel (el caso de Murakami y su 1Q84 sigue siendo sangrante), y cuando lo hacen suelen estar por encima de los 10€. Teniendo en cuenta que sólo compramos el derecho a poder leerlo, pero no a prestarlo ni regalarlo, y que los gastos de fabricación y distribución son mucho menores, me sigue pareciendo una política de precios suicida. Sobre todo cuando la plataforma que se han inventado en este país para vender libros electrónicos, Libranda, es tal despropósito que resulta mucho más sencillo buscar en Google por las trastiendas más oscuras. Ahí Amazon tiene mucho que enseñar. Comprar un libro en su tienda es insultantemente sencillo, y con un click (literal) lo tenemos en nuestro dispositivo. A ver si aprenden los demás.

Nota al margen: recuerden que si quieren probar la tinta electrónica, en muchas bibliotecas públicas (la Central de Cantabria entre ellas) pueden pedir prestado un aparato de éstos durante 15 días. Libros para leer en él no prestan (salvo los clásicos que vienen de serie), pero el dispositivo para hacer la prueba sí.

A lo que iba: que disfruten hoy de sus lecturas, visiten alguna librería (hay volúmenes que nunca se podrán digitalizar), dejen un rato apagada la televisión y piérdanse entre las páginas de algún libro. Es un vicio que yo espero no perder nunca.

Seguiremos leyendo.

Okela. Espartanos en Cantabria.

Escuchando: Cántabros (Cahórnega)

Okela por Pedro Santamaría

Me gustaría saber tanto de Historia como mi amigo Pedro. Siempre que uno charla con él, acaba aprendiendo algo. Es de las pocas personas con las que incluso puedo terminar discutiendo sanamente de política, aunque tengamos opiniones enfrentadas muchas veces. Es de ese tipo de personas con las que da gusto arreglar el mundo, con paciencia y unas cañas.

Todavía recuerdo cuando me comentó que se había decidido, había puesto manos a su obra, y estaba escribiendo una novela. Lo que nos contaba del argumento que tenía en la cabeza sonaba muy bien, y el título comenzó a ser una palabra habitual en sus conversaciones: Okela.

Al cabo de un tiempo, Okela dejó de ser algo abstracto para convertise en una carpetilla azul con un montón de folios impresos, los primeros capítulos a modo de aperitivo. Me zambullí con ganas en ellos, y descubrí que daba igual que fuese amigo del autor: conocido o desconocido, aquella historia no podía recibir más que alabanzas. No leí nada más que aquella primera decena de capítulos, me quedé con ganas de más, pero ahora lo agradezco: ayer compré en una librería Okela. Espartanos en Cantabria, y es una suerte tener su historia por explorar. En cuanto termine lo que ando leyendo, me pondré con ella. Anda que no hay ganas.

Okela por Pedro Santamaría

Después, ocupará un lugar de honor en nuestra pequeña biblioteca. Como tiene que ser, porque hace ilusión ver cómo con trabajo y constancia Pedro ha conseguido cumplir ese pequeño sueño que es ver una novela publicada. Espero que no sea la última. Enhorabuena, de verdad. Te perseguiré con el libro hasta que me lo dediques.

Por lo que leí, por lo que conozco a Pedro, por la pinta que tiene la novela (pueden leer el primer capítulo aquí), no puedo hacer otra cosa que recomendarlo. Novela histórica, persas, espartanos, cántabros… buenos ingredientes para pasar un buen rato. No se olviden de buscarlo en su próxima visita a la librería (o por Internet, si les da pereza).

Seguiremos leyendo.

Libros viejos

Escuchando: Put the book back on the shelf (Belle & Sebastian)

Esta mañana he estado dando un paseo por la Feria del Libro Viejo de Santander, que termina mañana. Es una de las citas habituales del verano, aunque este año ha sido de los pocos en los que me he vuelto (dos veces) con las manos vacías. No sé si ha sido por desgana propia o porque efectivamente la edición está siendo un poco floja, pero el caso es que no he visto nada que me llamase la atención…

De momento, sigo con las lecturas que tenía entre manos: tras terminar en formato papel El Señor Malaussène de Daniel Pennac (el penúltimo de la serie, me da pena que ya sólo me quede un volumen por leer), ahora ando viendo qué es eso de Juego de Tronos en el Kindle.

Sea como sea, en papel o en digital, viejas o nuevas, felices lecturas, que no falten.

Seguiremos informando.

Un mes de lecturas electrónicas

Escuchando: Faking The Books (Lali Puna)

Mi Amazon Kindle

Hoy hace un mes que llegó mi lector de libros electrónicos, un Kindle de Amazon. Tiempo suficiente para hacerse una idea del aparato, y para sacar las primeras conclusiones. La principal: que ha sido una gran compra, y que está un paso por delante de muchos lectores que podemos encontrar en las tiendas de por aquí.

La pantalla es fantástica, y leer al sol con ella es una gozada. Espectacular, con mucho contraste y muy legible. Uno se olvida de que tiene un cacharro electrónico entre las manos.

Es además muy ergonómico, y más con la funda (oficial de Amazon). Aunque cara, la funda merece la pena, tiene muy buena calidad, es cómoda, protege muy bien el aparato, y lleva incorporada una luz de lectura (aún no he necesitado usarla) que se alimenta de la batería del propio lector.

Mi Amazon Kindle

Es muy sencillo navegar por los libros, buscar palabras en el diccionario incorporado, hacer anotaciones… eso sí, aunque lleva conectividad WiFi apenas la he probado… se puede navegar por internet, pero he usado el Kindle básicamente para leer desde el primer día, sin hacer muchos más experimentos (aparte de configurar la red de casa y personalizar los ajustes, lo básico).

Supongo que gracias al uso enfocado a la lectura, la batería se ha portada muy bien. Un mes menos dos días ha durado la primera carga. Prácticamente lo he usado cada día y han caído cinco libros en ese tiempo. Al principio el indicador de carga bajaba muy rápido, pero creo que fue consecuencia de meter bastantes libros de golpe en su memoria interna. Al ponerse a indexarlos, parece que tiraba bastante de batería. Y aún así, prácticamente un mes de autonomía. Fantástico.

Como pegas, nada que me haya sorprendido. No tiene soporte para formato EPUB, pero no he tenido ningún problema al convertir ese formato a alguno de los aceptados por el Kindle. Y leer ficheros PDF es tan engorroso que termina siendo muy poco recomendable… aunque de eso ya me habían avisado y contaba con ello. Es un problema que no tiene sólo el Kindle, es general a la mayoría de lectores de este tipo. Otro inconveniente es que todo el sistema de menús está únicamente en inglés, nada grave porque es muy sencillo.

Mi Amazon Kindle

En resumen: estoy encantado con la compra, sigo leyendo tanto en electrónico como en papel, y al final, con la mayoría de libros, no hay tanta diferencia y las ventajas del electrónico son evidentes.

El mundo editorial en este país, entre tanto, sigue en Babia, por supuesto.

Seguiremos leyendo.

Libros, bibliotecas, pantallas y pedidos

Escuchando: Faking The Books (Lali Puna)

pantalla del Inves Wibook 600

Toca seguir hablando de libros electrónicos: el texto que escribí hace unas semanas sobre ellos inició algunas charlas y comentarios muy interesantes sobre el tema. Yo, por mi parte, me decidií a probar uno de ellos (prestado) y la experiencia me gustó tanto que mi propio lector ya está en camino.

Desde el punto de vista editorial, poco más que añadir a lo que escribí entonces. Un detalle que se me olvidó mencionar fue el del IVA. Los libros en papel, como bien cultural que son, llevan un tipo reducido, el 4% frente al 18% habitual. Los libros electrónicos no tienen tipo reducido, por lo que llevan un 14% de IVA más que la misma publicación en papel.

Ejemplo: Haruki Murakami ha editado hace unas semanas su nueva novela, 1Q84 (la primera y la segunda parte de una trilogía, en realidad). Se encuentra entre los libros más vendidos en librerías y grandes superficies. Si se quiere comprar en formato electrónico (año 2011, recordemos)… no se puede, al menos en castellano. Sólo se encuentra disponible en catalán, por unos 15€. Contando con que lleva un 18% de IVA, si en algún momento se le aplicase el tipo reducido, su precio bajaría hasta los 12,80€, aproximadamente. Todo el tema del IVA se regula por normativa europea, pero es de esperar que en algún momento se pongo un poco de sentido común respecto a los libros electrónicos, para hacerlos más competitivos.

Dicho esto, casi 13€ por un fichero me sigue pareciendo caro, teniendo en cuenta que lo más seguro es que no lo pueda imprimir, prestar, regalar, ni leer en el dispositivo que yo quiera.

Anécdota: no sólo en España el mundo editorial anda un poco perdido. En Estados Unidos, la editorial Harper Collins ha limitado a 26 las veces que sus libros se pueden prestar en las bibliotecas. Una vez superado ese cupo, la biblioteca tiene que comprar otro ejemplar para seguir prestándolo. Las instituciones ya se están rebelando contra la medida. La tecnología nos permite ubicuidad y facilidad de acceso a la información, pero nos empeñamos en poner todas las trabas posibles para que algunos bolsillos sigan igual de llenos. Todo acabará cayendo por su propio peso.

Comentaba un poco más arriba que había probado un lector ya. Efectivamente, he decidido aprovechar el servicio de préstamos que han puesto en marcha algunas bibliotecas (entre ellas la Central de Cantabria, pionera) y hacerme con un lector durante 15 días. Sigo pensando que es batante bizarro que se presten los lectores en lugar de los contenidos. Churras, merinas, y todo eso. Lo de ver la etiqueta de la biblioteca en el lomo de la funda del aparato es muy curioso. En cualquier caso, para mis propósitos de prueba, me viene que ni pintada la oportunidad.

Etiqueta en libro electrónico

Pensaba que los 40 lectores disponibles iban a estar permanentemente ocupados, pero no. Ni la mitad suelen estar prestados. Para nuestra bioblioteca, la disponibilidad se puede comprobar en este enlace.

El modelo de lector que ha comprado el Ministerio de Cultura para este plan es el Inves WiBook 600. Marca de El Corte Inglés, por tanto. En una sobria caja negra, en la biblioteca entregan el lector con una funda rígida de cuero, un cable USB, el cargador, y unas normas de préstamos pegadas en el interior de la caja.

Lector de libros electrónicos de la Biblioteca

Al encender el aparato viene la primera sorpresa. Y a mí me parece de las desagradables: la pantalla de bienvenida muestra en todo su esplendor el logotipo de El Corte Inglés. Una vez encendido, unas de las opciones del menú principal es un acceso directo a la tienda de libros electrónicos de El Corte Inglés. El dispositivo tiene conectividad Wi-Fi, pero sirve única y exclusivamente para comprar libros en dicha tienda.

Logotipos de El Corte Inglés

Espero que la cadena de Centros Comerciales haya hecho buen precio al Ministerio, porque la publicidad que han ganado vale también mucho dinero. No sé, no me parece bien que un aparato destinado al préstamo público lleve publicidad de una tienda, y mucho menos que esté asociado a una librería virtual, habiendo modelos (idénticos de otras marcas, al final estos aparatos los fabrican en Asia y aquí cada cual lo vende con su logotipo) genéricos que ni llevan propaganda, ni permiten acceso a ninguna librería en especial. Alguno habrá que por hacer la prueba se compre un libro en el lector de préstamo, y luego tengo que borrarlo o perderlo al devolverlo.

En fin, que me ha parecido raro. Y lo del Wi-Fi más. Si la conexión inalámbrica sólo sirve para engancharse a El Corte Inglés, para el Ministerio es pagar dinero de más a lo tonto, habiendo aparatos idénticos sin Wi-Fi.

Logotipos aparte, la primera toma de contacto fue estupenda. La pantalla es muy distina a las que estoy acostumbrado a usar, no tiene nada que ver con una pantalla de ordenador. Al cabo de un rato uno se olvida de que ahí debajo hay píxeles, la sensación de papel está muy bien conseguida, tanto con luz natural como con artificial.

El lector viene con una selección de 184 clásicos sin derechos de autor. Para mis pruebas usé una tarjeta SD que tenía por casa, y cargué en ella también algunos libros de esos que uno se encuentra por ahí. Con todos ellos, me puse a leer, y la verdad es que la experiencia está bien; muy bien, si se piensa en todas sus posibilidades.

El tamaño del texto se puede cambiar a voluntad. Desde muy pequeño para tener mucho texto en cada página, a enorme para personas con problemas de visión. Lo que no he conseguido ha sido cambiar la fuente. Se supone que hay tres posibilidades, pero no cambia se elija lo que se elija. Y la fuente que muestra no tiene mucho contraste. Las aes, por ejemplo, tienen algún trazo que no se ve muy bien (en la imagen que encabeza estas líneas se aprecia). Nada grave. En general resulta muy legible, es una pantalla tipo Vizplex y se lee francamente bien en ella.

Botones incómodos

Eso sí, el lector no me convence del todo. La ergonomía se quedó en algún punto del camino, parece. Los botones son un poco duros y, no es apto para zurdos. De hecho, tampoco lo es para diestros: los botones que tiene en el lateral izquierdo son muy incómodos con la funda puesta (funda que se abre sólo 180º, parece que no se puede poner la tapa «detrás» del libro, no la quiero forzar). Si a eso le sumamos que la interfaz es sencilla pero liosa a veces (hay una opción para cambiar el tamaño de la fuente, otra para cambiar el tipo de fuente, y las dos se llaman Fuente y están separadas) el resultado es agradable, pero mejorable.

El modo en el que muestra el número de página tampoco me entusiasma. En la parte de inferior hay una barra de progreso, que indica el número de página actual y el número total de páginas. Hasta ahí bien. Eso sí, los cálculos los hace sobre las páginas «equivalentes» en papel, por lo que no tienen por qué coincidir con las páginas «en pantalla». Para indicar cuándo se cambia de una página a otra según la numeración en papel, aparece el número de página en la línea correspondiente, en el margen derecho. Pero lo hace sobre el texto, difuminando un poco las letras que están debajo. Con una imagen es más fácil de explicar:

Cambio de página

Así se indica que en esa línea comienza la página 119. Hay veces que hay que fijarse bien en lo que aparece debajo para saber qué palabra está escrita. Poco práctico.

Con todo, en la semana que llevo con el aparato me he leído libro y medio, y la experiencia ha sido muy agradable. Yo creo que se lee más rápido en un dispositivo de estos, incluso. Y nunca habrá problemas porque el texto sea demasiado pequeño (me viene a la memoria alguna edición de bolsillo un poco puñetera). Y de la batería poco puedo decir. Tras ese libro y medio, el indicador no se ha movido: a media carga me lo prestaron, a media carga sigue.

Un amigo tiene un Kindle de Amazon, y estuve con él comparando los dos lectores, el de la biblioteca y el suyo. Una comparación rápida despejó cualquier duda que pudiese tener. La pantalla tipo Pearl del Kindle es (un poco) menos blanca que la del Inves. Punto negativo para Amazon. El único, casi. En el Kindle el texto aparece con mucho más contraste, y en general se lee mejor. Es infinitamente más rápido tanto en los menús, como en el cambio de página. El teclado integrado hace que sea sencillo introducir texto (buscar una palabra en el diccionario del Inves es una tortura), y la Wi-Fi sirve también para navegar (en caso de emergencia, porque no es un aparato ideal para ello). En general, da mucha mejor impresión.

Kindle vs. Inves

Tanto es así, que ese mismo día por la noche encargué mi Kindle a Amazon. Eso fue el lunes a última hora. Se supone que hoy por la mañana un repartidor de UPS me lo traerá a casa. Para venir de Estados Unidos y haber pasado por aduanas, no está mal. En el paquete vendrá el lector con una funda de cuero rojo, con luz incorporada (la oficial de Amazon, cara, pero con muy buena pinta). Para los curiosos, precio total incluyendo lector, funda, transporte, impuestos y aduanas: 199€. En comparación con el resto de lectores, difícil de igualar.

Es cierto que el Kindle no lee el formato EPUB, que se está extendiendo mucho. Pero es compatible con el formato MobiPocket, y con programas como Calibre la conversión es sencillísima. Ya estoy preparando una pequeña biblioteca de prueba para cuando llegue.

Cuando tenga más probado el juguete nuevo volveré por aquí a comentar la experiencia. No creo que deje de leer en papel (es un ritual del que no quiero prescindir, parece que no soy el único) pero esto del libro electrónico promete. Ya sólo falta que se extienda un poco más, que los precios de los contenidos se ajusten a la realidad, y con el tiempo se convertirán en trastos habituales. Seguro que dentro de unos años pensamos en la actual tecnología con nostalgia, en el futuro los aparatos tendrán papel electrónico en color, serán más ligeros, más baratos… como ocurrió con los móviles: cuando sólo se usaban para llamar y tenían pantallas monocromas, nos parecían el último grito, pero ahora nos parecen ladrillos de otro siglo.

En fin. Seguiremos leyendo…

PD: Mientras terminaba de editar este texto, ha sonado el timbre y el repartidor de UPS me ha dejado un par de cajas en casa… pero eso ya lo dejo para el siguiente capítulo 😉

Caja del Kindle

Letras y más letras

Escuchando: Bookshop Casanova (The Clientele)

Comenzaba el día diciendo en mi twitter que por mucho que avance la tinta electrónica, los que aprendimos a leer con un libro entre las manos seguiremos disfrutando como niños con ellos. Supongo que es cuestión de fetichismo, ya. Da igual, cada año, cuando llega el Día del Libro acabo pasando el rato en alguna librería y saliendo de allí con algún volumen que sumar a la biblioteca de casa.

Por espacio y por presupuesto, he tenido que tomar otras medidas, también: esta semana he tenido algún rato libre y he hecho alguna incursión fugaz a la nueva Biblioteca Central de Cantabria, que aún no conocía. Mucho jaleo hubo con el presupuesto, con la contratación, con los fondos… pero el caso es que tenemos una biblioteca en un edificio que ha quedado bastante bien, y con un catálogo que crecerá, pero que de momento tiene una cómic-teca muy jugosa. He estrenado mi carnet de lector con Las calles de arena, de Paco Roca (muy bueno, aunque me quedo con Arrugas) y Persépolis (un clásico ya, que todavía no había caído en mis manos).

Aparte de eso, ando leyendo La conjura de los necios, de John Kennedy Toole, y empiezo a comprender la fama que tiene el libro. Por ahí anda también el pequeño volumen de Socorrismo, la incursión del chinarro Antonio Luque en el mundo de las letras impresas. Me lo traje de la librería Anti de Bilbao (gran descubrimiento) y en cuanto tenga un rato le dedicaré el tiempo que se merece.

Y como no puedo evitarlo, he salido hoy de una librería (¡qué ambiente!) con algunos libros más. Viñetas absurdas a cargo de Andy Riley y su Hágalo usted mismo, y un poco de literatura japonesa: After Dark de Murakami (le tenía ganas) y El Ganso Salvaje de Ogai Mori, por impulso y porque había leído algo sobre él que me había gustado. Dejé un par de libros de Daniel Pennac que me faltan, porque en algún sitio había que parar. Ah, y salí también con una flor. No ha sido rosa, sino clavel. Quizás para ir preparando la fiesta dedicada a Portugal del domingo en la calle del Sol.

No digo más. Voy a leer un rato, que es lo que toca. Seguiremos informando.