Una breve crítica de los conciertos de ayer:
STARSAILOR. Los que se enfrentaban al marrón de abrir fuego, y animar a una audiencia que en general, no había ido a verlos a ellos. Salieron con honor del apuro: a las dos canciones ya consiguieron hacer botar a la gente. Son muy buenos en directo, quizás la única pega es que se ciñen demasiado a las versiones de estudio, y en vivo suenan exactamente igual… En cualquier caso un buen comienzo…
MUSE. Les debían haber dicho: «tenéis hora y media, aprovechadla«. Y vaya si lo hicieron. No les conocía en vivo, así que me sorprendió su look aristocrático / rockero con toques horteras (veáse ese teclado con luces de colorines…) Dejando a un lado eso, su concierto fue absolutamente brutal, demoledor. Las canciones sonaban distintas a las versiones de estudio, rearregladas para que el cantante / guitarrista también pudiese tocar los hortero-teclados (aunque en ocasiones llevaban cosas pregrabadas). Y desmostraron que saben lo que hay que hacer encima de un escenario. Los temas normales sonaron muy potentes, y los pontentes sonaron increíbles. A destacar: Butterflies & Hurricanes Impresionante. Y Plug-in Baby, compartida durante unos minutos… Por mi parte, después de Muse ya había amortizado el precio de la entrada…
Con tan buen sabor de boca (por los conciertos y por los bocatas que nos zampamos después de Muse) nos dispusimos a ver a esa leyenda viva que es LOU REED. Bueno. En fin. Sí, sigue vivo, pero tampoco mucho. Un concierto de hora y media que aburrió bastante (yo me lo pasé con las manos en los bolsillos y soltando algún que otro bostezo), y que me dejó totalmente frío. Empezó con problemas de sonido, que tardaron algunas canciones en solucionarse. Soltó su reperorio de canciones ultra-tranquilas, desconocidad para mí, apenás dejó escapar algun Gracias, y se fue. Volvió a salir, para tocar dos temas más, y por fin (a buenas horas) consiguió animar a la gente: Sweet Jane y Perfect Day. Para mí gusto lo único que mereció la pena de un concierto correcto, pero fuera de lugar en un festival como éste.
Por supuesto, no tocó el Walkin’ On The Wild Side, poque parece que hace tiempo que no se pasea ya por allí…
Y por fin, el momento más esperado de la noche: una de la mañana, se apagan las luces, comienza el concierto de THE CURE. Principio instrumental de The end of the world, de su último disco. Minutos después, Robert Smith aparece en el escenario. Ovación de 30,000 personas que le estábamos esperando…
Y a partir de ahí, magia. Un concierto único, de los que no se olvidan. Un paseo por sus grandes éxitos, por los más conocidos y por los menos. Una delicia, con Robert Smith muy a gusto, más que cantando, interpretando, involucrándose en cada canción…
Y llegó Lullaby, y el Monte hizo honor a su nombre…
Llegó el final, se fueron del escenario, miramos el reloj y ya había pasado hora y media. Se había pasado volando.
Pero volvieron, y de qué manera. Demoledora, aquello se caía: Close to me, Boys don’t cry, Friday I’m In Love…
Dejando al auditorio satisfecho, se volvieron a ir… Y volvieron a salir, para tocar otros dos temas,que yo no conocía mucho, pero ya daba igual…
Y se fueron, y volvieron a salir por tercera vez. Y Robert Smith no se quería ir, disfrutaba tanto o más que nosotros. Un último, largo y espectacular tema (también desconocido para mí…), bastante improvisado, por lo que parecía, pero igual de perfecto, y despedida final. Dos horas y cuarto de concierto.
Resultado: inolvidable. Uno de esos conciertos que hay que vivir para poder comprender su magnitud.
Lo único que siento es que no tocaron una de mis canciones preferidas… pero con tantos discos y tantas joyas para elegir, era dificil que tocasen todo todo. Así como otras tantas veces, fue desear cosas imposibles…
Seguiremos informando… (y disfrutando de Santiago, y sacando fotos, y…)