Hablemos de libros. Primero, del que estoy leyendo, Windows on the world. Sensación de deja-vu: el autor habla de que, el contrario de lo que pasaba en las torres gemelas, en la torre Montparnasse de París sí, se puede subir a la azotea. Algo que yo ya sabía, obviamente. Describe con todo lujo de detalles el vertiginoso ascensor, las escaleras que parten de la cafetería hasta el piso 58, los carteles indicando la altitud, la puerta metálica que separa el interior del (en mi caso) gélido exterior…
Pero lo más gracioso es que cuenta que estando allí arriba, vio una multitud de gente pululando por las calles, y resultó ser una enormea manifestación contra la guerra de Irak.
Y me parece gracioso, porque a mí me pasó exactamente lo mismo. Las fechas no coinciden, porque él habla de una manifestación un 15 de febrero, y yo estuve allí arriba un 19 de marzo, pero el resultado fue el mismo: 200 metros más abajo, sólo se veían cabezas de manifestantes, y si me arrimaba a la esquina adecuada llegaba a escuchar los gritos pacifistas, en francés, de los que sólo entendía dos palabras (Bush y Blair)
Es curioso ver reflejada una situación y un escenario tan particulares en una novela…
Como el libro éste me está gustando mucho, me lo voy a terminar en breve, y ya he hecho acopio de provisiones en un par de visitas a la Feria del Libro Antiguo….
Ayer, mientras hacía tiempo hasta mi segundo rendez-vous de la tarde en la caseta del inglés, me compré tres libros… Dos de ellos de Kafka (El castillo, El proceso), autor del que sólo he leído relatos cortos hasta ahora (incluyendo La Metamorfosis), y me pica la curiosidad…
Y el otro, una joyita: El laberinto de las aceitunas, de mi idolatrado Eduardo Mendoza. Novela que se sitúa cronológicamente entre El misterio de la cripta embrujada y La aventura del tocador de señoras, y protagonizada por el mismo descerebrado. Promete buenos ratos…
Hablando de El misterio de la cripta embrujada… hay una edición en la Feria, una edición de El Círculo de Lectores, idéntica a la que tengo yo. Lo vi, lo cogí, lo hojeé. Sorpresa, un papel entre sus páginas. Una carta. Escrita desde Alemania. Desde un hotel de Hamburgo…
Hoy que he vuelto a visitar las casetas, encontré y le enseñé el libro de marras a una amiga, y acabamos leyendo la carta… escrita en 1971, por un ex-soldado español, que harto de humillaciones y tratos poco respetuosos en el ejército, se marcha a Alemania a buscarse la vida, y después de un par de ciudades, y algún intento infructuoso de hacerse a la mar, acaba trabajando en ese hotel en Hamburgo. Es curioso comprobar las historias que se esconden detrás de los libros… La carta sigue allí, esperando entre las hojas de la (su) novela…
Hoy he vuelto y me he comprado otro libro. De otro estilo, de informática, un libro en inglés sobre CSS (hojas de estilo en HTML). También he tenido anécdota. La chica que me lo ha vendido estaba entre flipada e indignada. Y es que acababa de vender otro libro (fui testigo) a un paisano que se despidió con un «adios… y cuídate las manos…». La librera, jovencita, simpática, y con unas manos perfectamente normales, no dejaba de mirárselas, intentando entender el comentario… «¡cómo no me las voy a cuidar, si he hecho ocho años de piano!»… acabó hablándome de sus lesiones fruto de abrazos de oso de amigos excesivamente efusivos… en definitiva, una conversación curiosa para acompañar el intercambio comercial…
Seguiremos leyendo… y escribiendo…