Escuchando: Release (Editors)
Acabo de llenar la carretilla de la compra de iTunes con 10 canciones, cortesía de una promoción de Ono.
¿Carretilla?
Escuchando: 8 days a week (The Beatles)
Pues eso. Malpensados.
Escuchando: Temptation (Tom Waits)
Esta tarde, a partir de las seis, hora peninsular, presentación del maestro de ceremonias de Apple, Steve Jobs, desde la feria MacWorld en San Francisco. Los rumores se han disparado estos últimos días, y todo parece indicar que hoy la compañía de la manzana va a presentar algo revolucionario. ¿Será verdad? ¿un nuevo iPod? ¿un teléfono móvil? ¿un dispositivo multimedia? ¿nada de nada?
En unas horas saldremos de dudas. Lo que es casi seguro es que se presentarán nuevas características de Leopard, la nueva versión del sistema operativo de Apple. Y si en la versión actual, de hace más de un año, MacOS X «Tigre» se merienda con patatas cualquier otro competidor o imitador a la Vista, el Leopardo -intuyo- va a dejar al personal con la boca abierta.
En cualquier caso, y por si acaso, yo ya voy ensayando: ¡quiero! ¡quiero! ¡quiero!
Seguiremos informando (y actualizaré estas líneas si realmente se presenta algo digno de mención)
Actualizado: Habemus iPhone, y parece un producto que va a dar mucho que hablar. Jobs es el mago del golpe de efecto, y ha presentado una mezcla de iPod con teléfono móvil… pero además con capacidades de correo, navegación, cámara, bluetooth, conexión inalámbrica… todo ello con MacOS X, con una interfaz espectacular -no se pierdan las animaciones en flash en la web de Apple-, táctil y con un sólo botón. Impresionante. Muchas son las dudas que quedan por resolver -se me ocurren unas cuantas- hasta que lo podamos ver por Europa (finales de 2007), pero se trata sin lugar a dudas de un producto revolcucionario. Tanto que ha eclipsado el otro juguete presentado hoy, el Apple TV.
Foto de Engadget.
Escuchando: The Gift (Annie Lennox)
Se acabó la Navidad. La verdad es que ya tenía ganas de terminar con los excesos, las compras compulsivas, las aglomeraciones de gente… bien, no es que las rebajas ayuden mucho al cambio, pero algo es algo. Al menos ya no hay villancicos.
Yo he terminado la temporada navideña con un intercambio de regalos digno de Reyes. Reunión de 11 amigos, casi medio centenar de paquetes envueltos sobre la mesa (la mayoría de ellos comprados en tiendas chinas), un dado y a jugar. Fue, sin ninguna duda, frenético y muy, muy, muy divertido. Hubo gente que acabó sin nada, otros que se llevaron bolsas de trastos inimaginables. Se repartieron incluso los 3 orinales idénticos con forma de hipopótamo que aparecieron por allí. Y al finalizar, ronda de fotomatón con nuestros regalos.
Habrá que repetirlo.
Gracias, byfed, por la foto.
Seguiremos informando.
Escuchando: My Father My King (Mogwai)
Noche de Reyes. Les voy a contar un secreto. En un día como hoy, es fácil saber cuándo no tengo ganas de hablar mucho con alguien. Si cuando me dicen «que te traigan muchas cosas los Reyes» respondo con un «igualmente», por muy efusivo que sea, malo. En cambio, si me pongo a explicar que yo soy de Papá Noel, es que hay confianza y/o ganas de charlar.
Sí, a mí los regalos me los trae cada año el gordo de rojo Coca-Cola, por motivos familiares y logísticos que incluyen parientes que vivían en Suiza y cenas de Nochebuena concurridas. Hay que reconocer que, aparte de la componente republicana de pasar de los Reyes, lo de despreocuparse de los regalos y las compras al principio de la Navidad es una bendición. Hoy todo el mundo anda con prisas vaciando estanterías, o trabajando hasta horas intempestivas. De locura.
Sin embargo, sí, he de reconocerlo: la fiesta de los Reyes Magos mola más que la del barrigón, la iluión que rodea esta noche, las grandes y entrañables mentiras, las cabalgatas… son costumbres que le dan mil vueltas a cualquier otra que intentemos importar. Además que otro año de papanoeles colgando en balcones, y me acabo pasando a la noche monárquica. Ya lo hice alguna vez. El mío era Baltasar.
Este año no creo que me traigan nada. Aún así, hoy he comprado regalos, y espero recibir alguno el próximo domingo en una reunión con amigos. Amigos visibles, además. Hemos cambiado la invisibilidad por una modalidad de repartición de presentes que incluye dos fases a base de tirar dados, con pugnas e intercambios varios. Promete ser divertido. Sobree todo teniendo en cuenta que dado lo limitado del presupuesto (3 regalos que en total no superen la decena de euros) intuyo que todos hemos acabado visitando el mismo tipo de establecimiento.
Las tiendas de chinos, herederas del todo a 100, cuando crecen y se convierten en grandes superficies pasan a ser un territorio en el que uno se puede encontrar cualquier cosa, de cualquier color, y a precios irrisorios. Objetos inimaginables y copias de otros imaginables llenan estantes y estantes , salpicados de cuando en cuando por alguna oda a lo hortera. Me encanta.
Lo confieso. He comprado cuatro regalos. De hecho, uno de ellos aún no sé muy bien lo qué es. El domingo me entero.
Sean buenos, y que les traigan muchos regalos los Reyes.
Seguiremos informando.
PD: Ah, se me olvidaba… el Roscón de Reyes. Calidad de vida, tal cual. Son desayunos por los que merece la pena esperar todo el año. O meriendas, que hoy ya he dado cuenta de un rosco. Curioso, me ha tocado el haba y el regalo. Si cumplo las normas, será un rey que se paga su sustento, ¿se imaginan?
Escuchando: New Year’s Day (U2)
Escuchando: Un año más (Mecano)
Inevitable, mi resumen fotográfico del año que termina. Hace 365 días también hacía balance, miraba hacia atrás, pero las conclusiones eran muy distintas. Hoy, al recordar lo que ha significado 2006 no puedo evitar sonreír. Mucho.
Laboralmente tampoco es que ande en mi momento más estable. Pero tengo mil planes, mil ideas, y ese impagable cosquilleo que siento cuando me siento inquieto, animado, y con ganas de enredar. Desde el 6 del 6 del 6 soy autónomo, y este año que empieza espero ver nacer algunos proyectos con los que estoy muy ilusionado.
El año, por lo demás, ha tenido su ración de desgracias, catástrofes y penas varias, como siempre. Pero no pueden eclipsar ni de lejos el que me sienta feliz al llegar hoy al final de un 2006 en el que he viajado (Madrid, Roma, Irlanda, Toulouse…), me he lanzado a pinchar música, he disfrutado de conciertos (Yann Tiersen, Depeche Mode, Muse) y de festivales (Santander Summer Festival, Summercase) en los que incluso he podido tener acreditación y pasear la cámara; cámara que ha estado menos sola que nunca, porque ya son nueve los aparatitos que tengo para hacer fotos: ha sido el año de la regresión al carrete; ha tenido también dos exposiciones, algún concurso ganado, un curso de fotografía y bodas… en algunas he estado como invitado, y en otra, incluso, además, como fotógrafo. Y aunque sean celebraciones que no me apasionen, me lo he pasado genial en todas ellas, porque cuando las cosas se hacen bien, salen muy bien. O mejor.
He disfrutado de la compañía de amigos de aquí y de allí. Las cenas navideñas sólo están siendo el colofón de un año en el que he hecho visitas, y también he recibido alguna muy especial, que aún tengo que devolver. Nunets.
Y por si todo ello fuera poco, hace no demasiado ocurrió algo que me hizo, en una palabra, feliz. Estos tres últimos meses han sido especiales, inolvidables e incomparables. Y todo es gracias a ti. Poco más se puede añadir.
2006 ha tenido un millón de pequeños y bonitos momentos. ¿Qué se le puede pedir a 2007? Pues ya puestos….
…que en el año que viene
a ver si en vez de un millon
pueden ser dos.
Disfruten saludablemente del fin de año, rodéense de buena gente y sean felices. Yo, pienso hacerlo.
Seguiremos, cómo no, informando.
PD: LAs fotografías, de izquierda a derecha y de arriba a abajo. Enero: playa de la Concha, Santander, por la noche. Febrero: estación de metro de Príncipe Pío, Madrid. Marzo: Roma. Abril: espectáculo Más allá de los elementos de la compañía Imbira. Mayo: estación de esquí de Brañavieja, Cantabria. Junio: Braña de los Tejos, Cantabria. Julio: Plaza de España, Madrid. Agosto: boda de Pedro y Mónica. Septiembre: abadía de Kylemore, Irlanda. Octubre: museo Guggenheim, Bilbao. Noviembre: Cantabria, en algún lugar de algún valle pasiego. Diciembre: plaza de St. Georges, Toulouse.
Escuchando: Wishing Wells (Ron Sexsmith)
Lo mejor de estas fechas: salir a la calle y encontrarme con amigos a los que hace tiempo que no veía; las reuniones para brindar en el lugar de siempre, toda una tradición; la cena familiar; los regalos cuando el que los descubre junto al árbol es un niño -y más si tenemos efectos especiales-.
Sí, hoy es Navidad, y aún no ha terminado el día. Ni mucho menos.
Felicidad para todos.
Seguiremos informando.
Escuchando: Smoke (Natalie Imbruglia)
Esta semana he estado un par de días sin conexión a Internet en casa. Lo puedo dejar cuando quiera, pero es que no quería. Para calmar la ansiedad de no estar conectado con mi mundo exterior, aproveché para ir preparando mi habitual postal [*] y también para probar algún programa que tenía por ahí. En concreto, uno de grabación de cd’s y dvd’s.
En un PC uso, como casi todo el mundo, Nero. Es completo y me funciona muy bien. Tiene una interfaz complicada, que se puede simplificar con un entorno que hace que parezca «mi primera grabadora de Fisher Price«, no me acaba de convencer. Pero graba, y lo hace bien, que es lo importante.
En Mac, el programa equivalente es Toast, que funciona bien y tiene una interfaz más sencilla y elegante. Como es habitual.
Sin embargo, he probado un nuevo programita que lleva el culto al detalle hasta límites insospechados. Hablo de Disco. Es, posiblemente, una de las aplicaciones más bonitas y sencillas que he visto nunca. Su interfaz negra minimalista puede hacer pensar que es un programa poco completo. Pero nada de eso. Cumple con su cometido a las mil maravillas, y todo de una forma sorprendentemente fácil e intuitiva.
Y echa humo. Sí. Son ese tipo de detalles que nos gustan a los que usamos un Apple. El programa echa humo cuando está grabando. Por encima de su ventanita. El efecto está muy conseguido.
Pero no se vayan todavía, aún hay más. ¿Cómo dispersarían el humo en la vida real? ¿Agitando las manos? Aquí se puede hacer moviendo el ratón por encima. ¿Se puede superar ese nivel de frikismo? Sí, claro. Si se sopla por el micrófono integrado en el ordenador, también se puede mover y hacer desaparecer la humareda.
¿Para qué sirve? Para nada. ¿Me gusta? Sí, claro.
Seguiremos informando.
[*] Próximamente en sus buzones de correo eléctronico. Vigilen que no acabe clasificada injustamente como spam. A finales de año, en todo caso, aparecerá publicada por aquí.
Escuchando: Two princes (Spin Doctors)
Teníais razón. Las galletas de Príncipe francesas están mucho más ricas: son más grandes, la galleta es más suave, y tiene más chocolate.