La vida no acaba después de 160 caracteres… suelo pasarme a menudo para páginas de foros (móviles, fotografía digital, etc…) y es triste ver cómo el lenguaje se ha degradado tanto… es habitual que la gente escriba como si fuese un mensaje corto, con abreviaturas imposibles y sobredosis de «kas»… Muchas veces tengo que «descifrar» más que leer…
Y es triste, pero es así: la gente ya no sabe escribir. Entre lo mal que se escibe y lo poco que se lee, estamos llenando España de analfabetos funcionales. Por otro lado, es lógico, no se puede esperar otra cosa viendo cómo está el patio… ¿qué clase de cultura tenemos al alcance de la mano?
Por un lado, los libros… yo estoy abonado a las ediciones de bolsillo, porque un libro recién salido, en tapa dura o en rústica, vale un ojo de la cara. Y claro, a dos libros que te compres, te quedas sin ojos y no es plan :p No, ahora en serio… siempre me hace ilusión ver gente en las librerías, en las ferias del libro… ver a gente leyendo en la playa (una tía con un libro en la playa me llama más la atención que un escueto bikini…. mmmm… bueno, dependiendo de cómo sea de escueto.. :p) Sin embargo, sé que hay gente, y se me hace muy difícil de imaginar ser así, pero es cierto, hay gente que no lee. Nada. Que pasa. Que espera a que salga la película. Que lee el Marca (sic). Y claro, si no se lee, es muy difícil luego escribir correctamente. O abrir la mente, sencillamente.
Si nos fijamos en el cine, en fin. Mis visitas a las salas comerciales de los últimos años se pueden contar con los dedos de las manos… básicamente, a ver las entregas de «El Señor de los Anillos» (películas que están en el punto medio: están a años luz de ser tan buenas como los libros, pero a años luz de ser tan malas como el resto de películas que hay en cartelera…) Y es que hay muchas veces que porque algo se estrene en un cine, lo llaman película.
Matrix 2 es un lamentable y bochornoso espectáculo (tuve la desgracia de verla). Terminator 3 será más de lo mismo, y así con todo… No hay tiempo para crear buenas historias, y el hueco lo cubren los dólares, los efectos especiales y el ruido. Paso. Que me dejen mi Filmoteca, y yo feliz…
Y si hablo de cine, ¿por qué no hablar de su prima bastarda, tonta y atontadora? La televisión. En mi caso, la tele es ese mueble por donde veo los DVDs. Y poco más. Pero para la gente de a pie, es el centro de su existencia. Con las lamentables vidas de los personajes que la pululan, llenan sus vacías existencias. No es que piense que el 90% de nuestra tele sea tele-basura. Es que llamarlo basura es un eufemismo. Es tele-bazofia. Tele-mierda. Cuando parece que se toca fondo, aún se puede escarbar un poco más.
Yo a la hora de la merienda, si estoy en casa, enchufo la tele de la cocina para distraerme, pero siempre busco un canal en el que haya anuncios, que siempre hay alguno que merece la pena (mis favoritos ahora: el de vodafone de los dos afónicos, que me parto, y el del ¿megane?, uno con música de Skin, en el que se anima a la gente a abandonar la tele en casa…)
¿Cómo van a salir los niños, si lo único que pueden ver por las tardes son los «diarios» de pedorras que se regodean llevando a «freakies» de todos los pelajes, en plan mujer barbuda circense, pero como si fueran las personas más normales del mundo? Mi hermano ha tenido que comprarle a mi sobrino «Barrio Sésamo» en video, porque las cadenas no piensan en los niños. Lógico: los niños no tienen dinero.
¿Y la música? ¿qué decir de la educación musical de este país? En concreto, de lo que tenemos más cercano: Santander. La música clásica y la lírica, al alcance de los más ahorradores, que el palacio de festivales no es para el lumpen. El jazz, luchando por hacerse un hueco, siempre gracias a la iniciativa privada, que las autoridades no le acaban de ver la gracia. El rock que se hace en nuestra región, bufff… quita, quita… son todos unos melenudos, drogatas… no hay que promoverlo, hay que acabar con ellos… degenerados! (sic) El folk, sí, parace inofensivo y además tiene tintes nacionalistas, así que a promoverlo, incluso aunque dejemos de lado otras corrientes musicales…
Y por supuesto: que no falte Operación Triunfo, el pan y el circo para el pueblo. Si hay que hacer un concierto en el Palacio de Festivales, se hace. Si hay que hacerlo en la Plaza de Toros, se hace, aunque un año después aún queden pintadas en el exterior: «Busta, te quiero». En fin, como dijo en su día el inmenso Pablo Carbonell a una fan pedorra: «¿y a ti, cuando se te forme la personalidad, te va a serguir gustando esto?»
No sé supongo que para esto de la música soy demasiado radical, y a todo lo que rodea Operación Triunfo lo he cogido manía. Pero no es para menos. Se ha endiosado al cantante no compositor, de diseño, con buena imagen, e interpretando temas compuestos como churros… Sí, vale, cantan bien. Nos han jodido, sólo faltaba eso. Después de hacer un casting entre millones de aspirantes a ruiseñor, y de pagarles meses de clases de canto, con la financiación de nuestra televisión pública, SÓLO FALTABA que cantasen mal (aunque a veces me lo parece, en algunos casos… no critico por criticar, he tenido la desgracia de tragarme más de un disco…)
En fin: no es casualidad que este verano las canciones que más estén pegando sean las parodias de la canción del verano de la Once. Total. Qué mas da. La gente ya se contenta con cualquier cosa. Es la pescadilla que se muerde la cola. A la gente le gusta la basura porque le dan basura. No es que tengan mal gusto, es que la gente es muy vaga para buscar alternativas.
Así que así nos va: en la tele los programas de vanguardia, de madrugada, no vaya a ser que alguien, oh cielos, los vea. La música hecha con sentimiento y arte hay que buscarla fuera de los circuitos comerciales. El buen cine en la Filmoteca. Es más fácil leer el Marca que cargar (o cagar, cualquier momento es bueno para le lectura) con un libro.
Si le gente leyese más, podría coger un libro como Fahrenheit 451 y reflexionar. Pero no. Somos como Homer en el sillón, con la comida y la cerveza a mano, y babeando. Bueno, somos no. Yo intento no ser así.
Y como muestra un botón: esta tarde he tenido mi ración de «delicatessen» musical… hasta ahora apenas había tenido tiempo de disfrutarlo, pero en mi último paso por el aeropuerto de Atenas, me compré un DVD de Kansas (el mejor grupo de rock que han parido los yankis), y es una gozada ver y escuchar, en dolby surround, una canción inmortal como Dust In The Wind, acompañada de un cuarteto de cuerda (más el violinista del grupo). Eso SÍ es música.
En fin. Supongo que el calor tiene estos efectos. ¿ha habido alguien que se haya leído esto de una tirada? Lo dudo 😉
Me despido con una frase que el verano pasado nunca pensé que diría: ¡que llueva! ¡que bajen las temperaturas! ¡tormenta de verano ya!
🙂