Siempre se me ha dado mal aceptar cumplidos. No es falsa modestia. Ni siquiera es de la verdadera; es que no me los creo… es un poco triste, pero es verdad, supongo que será la falta de costumbre…
Claro que, como siempre, en el medio está la virtud, si es que queda de eso… creo que mi habitual humildad con la que compenso cualquier intento de buscarme las ventajas, se la debo a gente que hace justamente lo contrario: a base de indiferencia, aunque sea sonriente, consiguen ponerme los pies, el cuerpo, la cabeza en el suelo…
Quizás ese era el significado de aquellos discos tristes en días que no lo eran…
Es curioso pensar cómo gente para la que posiblemente no hayamos sido más que una cara al pasar, puede dejarnos marca, huella, un vacío…
Aunque nunca lo sepan…
No importa… bueno, si: a mí sí… pero no importa…