Me gustaría saber hablar como los franceses. No hablar francés, que también. Hablar como ellos. Sin levantar la voz. Discutiendo con toda la educación del mundo. Sin salirse de su tono habitual, sea hablando de trabajo, contando un chiste o charlando en un bar lleno de ruido. Hablar siempre con un tono discreto, elegante, con el volumen justo.
En cambio, yo me gasto el habitual tono español, más espontáneo, más natural, más impulsivo, más violento, más pasional. Dejando entrever más de lo que digo, muchas veces.
Un tono español que intento controlar al menos para no alargar inncesariamente conversaciones accidentales, prescindibles, que se pasean por lugares comunes que no aparece o no se quiere que apetezca recordar, conversaciones con sonrisas, con frases y con tópicos que perfectamente podrían ser mentira, o podrían no serlo. Conversaciones que odio tener cuando en realidad me apetece una conversación de verdad…
All this time… like sand in my hand… PD: Y no. No tenéis por qué entender todo lo que escribo… |