Apenas tengo tiempo para repasar el año que termina. Apenas tengo tiempo, en general.
2017 lo hemos pasado a la carrera, con la lengua fuera, intentando aprender cómo gestionar esto de la familia numerosa. La parte buena me la salto, porque se sobreentiende: tres hijos como tres soles, que nos regalan momentos maravillosos. La contrapartida: la falta de sueño, de energía, de tiempo, de paciencia.
Terminamos un año en el que hemos hecho mil planes que invariablemente se han ido al traste; ha sido un 2017 de improvisación y de planes B. Ha sido un año que hemos sobrevivido. En 2018 no queremos sobrevivir, queremos vivir. Y pondremos todo nuestro empeño en ello. Que nos faltará sueño, pero no sueños.
¡Feliz entrada en 2018!