Escuchando: Rock and roll en la plaza del pueblo (Tequila)
La remodelación de la Plaza del Ayuntamiento de Santander ha terminado, por fin. No sé quién es el que se encarga de planificar las obras en esta ciudad, pero lo de tener toda la plaza levantada e intransitable en los meses de verano ha sido digno de colleja talla XXL. El pasado fin de semana, y cuatro meses más tarde de lo que había dicho el alcalde allá por principios de verano, se ha inaugurado oficialmente.
Ha sido una obra bastante controvertida, aunque el resultado final es mejor de lo que esperaba. Ha quedado más amplia, y en estos días de buen tiempo otoñal está siempre animada. Para ganar amplitud, eso sí, no sólo han quitado la estatua del dictador: también ha desaparecido la farola de las Cuatro Estaciones, punto emblemático de la antigua plaza. Una lástima. No es lo único que me atrevo a criticar: las entradas, ascensores, y demás adminículos del parking subterráneo son enormes (parece que la legislación actual obliga), feos y entorpecen un poco la visión del Ayuntamiento desde enfrente. Y aunque a nuestro regidor se le hinche el pecho al afirmar que la marquesina de autobús la ha diseñado Norman Foster, hay que decirlo todo: o Foster es muy alto, o no ha probado a sentarse en ella. La genialidad está en conjugar comodidad y diseño. O al menos utilidad y diseño. Mejor no pensar en cuánto nos hemos podido gastar en la tontería.
También hay que decir algo de la fiesta de inauguración, claro está. Me la perdí, como otros muchos, a causa de la pereza y de la lluvia. De todas formas, el plan no era especialmente atractivo. Hemos tenido un final de verano en el que los espectáculos y actividades culturales han conseguido que nos creamos un poco eso de la candidatura a la Capital Europea de la Cultura en 2016. Desgraciadamente, los responsables de programar eventos con tanto tino debían de estar mirando para otro lado cuando se gestó esta inauguración: El Pulpo y la Bogus Band, una banda de Zaragoza que se dedica a -cito textualmente- «em>renovar grandes éxitos del Pop y del Rock«. Vamos, que montaron una verbena de pueblo.
Como digo, el plan no me resultaba especialmente atractivo, pero lo que más me ha jodido es que el Ayuntamiento se moleste en traer a una banda de Zaragoza que no aporta más que un refrito de las canciones de siempre. Si pagamos y traemos a alguien de fuera, que sea por algo. Y si no, hay músicos y grupos en nuestra región que lo hacen igual de bien o mejor, y con más cariño. Esto último igual ya no tanto, porque yo me sentiría un poco insultado por el agravio.
Es un ejemplo más de un Ayuntamiento que está moviendo muchas cosas (bienvenido sea) pero que cada vez deja más patente una sensación de hacer por hacer, de falta de planificación y de sentido común. La plaza del Ayuntamiento está terminada, pero seguimos con media ciudad levantada, gracias a ese concurso de búsqueda del tesoro llamado Plan E. Todo el centro es un barrizal, pero como hay que ejecutar antes de fin de año, no hay más remedio. ¿Planificación? ¡Bah, eso es de nenazas!
Lo peor no es tener tantas calles con obras. Lo que me asusta es que se vayan terminando y no haya rastro de sensatez. Grandes calles peatonalizadas, plazas de aparcamiento evaporadas, y ni rastro de carriles-bici ni de nuevas estaciones de préstamos. Los trabajos no dejan circular, cuando terminan no hay donde aparcar, los vecinos no saben qué hacer con sus coches, y las bicicletas sólo sirven para bordear la playa. ¿Para esto tenemos una concejalía de movilidad sostenible? ¿Alguien me lo puede explicar?
En fin. Seguiremos informando desde la ciudad del puedo y no quiero.