Escuchando: Man out of time (Elvis Costello)
Día agotador el de hoy. Primero, una visita a la consulta del médico. Revisión rutinaria que aplacé hace unas semanas por fuerzas de causa mayor (bueno, vale, la compra de entradas de U2…)
En la consulta, yo he dicho a mi médico lo de siempre: argghhhmmpffff (no suelo ser muy hablador cuando me meten un espejito hasta la campanilla) y él me ha dicho lo habitual: que vuelva dentro de unos cuantos meses.
Después, a trabajar, paseo a casa, a comer, y vuelta a trabajar. Hoy ha sido uno de esos días en los que mi trabajo a media jornada ha sido de día completo, y bien largo. He salido de la Universidad poco antes de las diez, y se ha agradecido el frío en la cara para despejarme un poco. Me he puesto la música a tope, y he encaminado mis pasos a… la Filmoteca, claro. A tiempo, para la última sesión, en mi butaca de siempre. Estoy yendo tanto últimamente que esa butaca va a acabar con la forma de mi culo. O sea, ninguna.
Curiosa película, la que he visto. Por el título, por el cartel, y por el argumento, parecía la típica comedia universitaria americana. Nada que mereciera la pena. Pero estaba programada en la Filmoteca, y había leído muy buenas críticas de ella, así que ya me picaba la curiosidad. Además, la música era de Elvis. No, del otro, de Costello. Y salía Rachel. No, la otra, Weisz.
Francamente: una de las películas más sorprendentes que he visto en los últimos meses. Una de esas películas que hacen pensar un poco. Recomendable (la película, digo; bueno, pensar también…)
Y ahora, después de otro paseo a casa, con la ciudad desierta, las orejas crujientes de frío, y sorteando bocas de riego desbocadas, me he puesto a escribir esto muy muy muy rápido, porque la cama me mira, me llama, y no puedo evitar ir hacia ella.
Seguiremos informando…