Escuchando: Keeper of the Seven Keys (Helloween)
Nos han cambiado la cerradura de la sala de la univiersidad donde trabajo. Un par de meses después de pedirlo, que las prisas son muy malas y dan stress. Y nos han dejado una única llave. Como sonos unos cuantos los que trabajamos o hacen el proyecto de fin de carrera allí, hemos tenido que hacer la habitual sesión de copia de llaves…
A mí me hicieron una llave el viernes. Una copia normal. La llave de toda la vida.
Pero hoy, mi compañera ha venido con dos copias más, y por la manera de empezar a contármelo, sabía que había algo que no iba a ser normal…
Y es que había pedido al señor cerrajero, o duplicador, o como se llame, que le hiciera las copias de colores, para diferenciarlas mejor del resto de sus llaves.
Ni corto, ni perezoso, ni falto de imaginación, este artesano del llavín, este avezado maestro de las artes plásticas, este frustrado artista pop-art, cumplió el encargo al pie de las nueve letras: d-e-c-o-l-o-r-e-s.
Creo que la imagen habla por si sola. No sólo habla, sino que se entiende perfectamente la palabra pronunciada: hortera. Suerte que llevaba la cámara encima para inmortalizar el momento…
Al menos, funcionan perfectamente. Arte práctico, ¿qué mas se puede pedir?
Seguiremos informando.