Escuchando: The Kindness of Strangers (The American Analog Set)
Esta mañana lo escribí, pero tuve un percance y se me borró el mensaje. Así que ahora, justo después de haber roto una promesa, retomo la tarea de hablar del inicio del Tanned Tin.
Ayer fue el primer día de festival. Antes de meternos allí, estuvimos comiendo algo en el Río de la Pila, para que luego el estómago no se quejase por las horas de conciertos ni por las cervezas de los descansos. Como curiosidad, descubrí que ha cerrado uno de los bares más míticos e insalubres de Santander: el Bar Pepe. Otro trozo de historia colectiva y alcohólica que desaparece.
¿Estómago lleno? Bien, al concierto. Allí, caras conocidas, caras desconocidas, muy buen ambiente (como a los toreros, me gustan las alternativas) y a eso de las nueve, aviso de que empieza la cosa. Aquí va un breve resumen de lo que dio de sí la noche…
Shannon Wright
Seguro que acaba siendo el concierto más potente de todo el festival. Directo, crudo, enérgico, con rabia, como un puñetazo en el estómago. Shannon, sólo con su rompedora voz y su guitarra, y con el resto de la banda consistiendo única y exclusivamente de un batería, logró montar tal bulla sobre el escenario que el cartel de Tanned Tin se descolgó de la pared.
Rabia ciega, además, porque si nosotros no la veíamos la cara, dudo que ella pudiese ver algo con esos pelos… (y cuando se veía algo, era una boca enorme…)
Salvo un tema en el que se sentó a los teclados, su concierto fue una impresionante descarga de adrenalina que nos dejó con la boca (las nuestras de tamaño normal) abierta. Magnífico arranque del festival.
Thalia Zedek
Había escuchado algún disco suyo. Y me parecían preciosos, aunque tristes a intimistas. Sobre el escenario, al ver la formación (batería, violín, y ella misma a la guitarra y a la voz) y al escuchar los primeros temas, la comparación fue inevitable. Para mi, guitarra, batería y violín son siempre una referencia a los geniales, tristes y peligrosos Dirty Three. Y sí que redordaba a su sonido.
Sin embargo, el concierto fue potente, consiguió crear una atmósfera muy agradable, con un sonido perfecto, que nos hizo disfrutar a todos, dejarnos envolver en nuestras butacas. Se me pasó volando.
El clima de música intimista se volvío clímax al final, cuando terminaron grabando y superponiendo loops de guitarra, violín e incluso trompeta. Demoledor. Genial. Demasiado breve.
Migala
He de reconocer que iba predispuesto a que me gustasen. Su último disco, La increíble aventura, me parece uno de los más soprendentes y cuidados de los editados en nuestro país últimamente. Capas y capas de arreglos preciosistas para arropar composiciones que tocan todos los palos, y salen airosas del lance.
Sin embargo, para mi fue la decepción de la noche. Entiéndase, no fue un mal concierto, pero fue excesivamente frío para mi gusto. Los seis músicos sobre el escenario no alcanzaron a transmitir la textura cálida y virtuosa de sus grabaciones. Una pantalla gigante proyectaba imágenes relacionadas con lo que se iba escuchando. Pero quizás se les fue la mano, ya que dejaron todo el dinamismo de su concierto a esas proyecciones. Los músicos, todos sentados, o escondidos en la penumbra, no me consiguieron transmitir nada especial.
Un concierto interesante, pero poco más. No deberían haber sido cabeza de cartel de este primer día. Habría preferido mil veces un concierto más largo de cualquiera de las dos anteriores.
En cualquier caso, la valoración global de la noche fue muy positiva. Dejó con ganas de más. Sin problema, ayer fue sólo el aperitivo. Hoy disfrutaremos de siete conciertos y mañana de otros seis. Ya os contaré, y dejaré caer por aquí alguna foto, si puedo (ayer, en el segundo concierto, tras pedirme el carnet de prensa, me hicieron guardar la cámara, y eso que era la pequeña… lo cual no impidió que sacase alguna mas de tapadillo…)
Anoche se me hacía extraño pensar que estaba en Santander. Cuesta entender que un festival como éste, totalmente independiente y experimental, con relavancia nacional (e internacional) tenga lugar en una ciudad como la nuestra, donde sigue habiendo personas para las cuales la música en directo no es cultura, y debería ser desterrada a las afueras, como poco.
Seguiremos disfrutando…
1 comentario sobre «Que empiece el espectáculo…(Tanned Tin #1)»
Me saca de quicio la gente que dice tener derecho a hacer cosas como descansar, dormir, estar tranquilo en su casa…
¿Me he saltado alguna línea de la Constitución o todo eso no está recogido como derecho?
Claro, cuando lo normal («que nunca se debió perder»(sic)) es que la diversión esté en cualquier sitio menos en el centro, recluir a los jóvenes en un gueto de las afuera parece buena idea. Luego pasa lo que pasa…
PD: Sólo hay una cosa que me saca más aún de quicio: la gente que te dice lo que deberías hacer con aire de superioridad, como este tal Ricardo.