Escuchando: There is a light that never goes out (The Smiths)
¿Las farolas existen de día? Salvo para canes con necesidades urgentes, pasan totalmente desapercibidas. Mobiliario urbano e invisible.
Inlcuso al atardecer, cuando comienzan a brillar, más por exigencias del horario que por necesidad lumínica, apenas nos fijamos en ellas. Sí, hay un resplandor a su alrededor, leve, extraño, anaranjado, verdoso, amarillento, depende del caso. Pero es un resplandor innecesario, porque aún hay luz natural suficiente, y lo único que se consigue es amortiguar la belleza de un atardecer natural. Están, pero podrían no estar y nadie se daría cuenta.
Unas horas después, cuando la luz artificial es realmente necesaria, puede que no pasee nadie ya por esa calle, que esa luz se pierda. Como el ruido del árbol que cae sin que nadie lo oiga, ¿de qué sirve iluminar algo que nadie va a ver?
1 comentario sobre «Give me a light»
No creas, iluminar (más si se hace mal y a deshoras) sirve para contaminar. No sólo por el consumo inútil de energía sino por la emisión de luz hacia arriba que no deja ver el cielo nocturno.
Hay quien cree que se reduce la delincuencia por el mero hecho de iluminar y se queja cuando se proponen campañas como la de Cielo Oscuro.
Pero en realidad, iluminar bien sirve para ahorrar energía, dar una buena visibilidad a quien la necesite y permitirnos ver el cielo incluso desde la ciudad.
Esto último es lo que más me sorprende de Madrid.