Este fin de semana he llevado un ritmo de vida que no me gusta: salir por la noche (eso sí, eso está bien) y vegetar en casa durante el día, intentando sobrellevar el calor, el cansancio, y el sueño…
Ayer por la noche, con alguna baja de última hora, por fin hicimos nuestro amago de despedida de soltero. Salvo alguna zapatilla que cruzó la carretera, y algún que otro adminículo luminoso, fue una noche de lo más tranquilita.. agradable, pero tranquila….
Y es que la cena influyó mucho. La ingesta de tablas de mar y tierra en Casa Aída fue tan desproporcionada, que al salir apenas teníamos hueco para las copas, o fuerzas para otra cosa que no fuera tomar el aire en la calle… porque era donde mejor se estaba, con el calor que hizo ayer, meterse en un bar era una tortura pegajosa…
Nos flaqueaban las fuerzas hasta para volver la cabeza soprendidos ante las exageradísimas reducciones que el calor provoca en la cantidad de centímetros cuadrados de tejido textil que llevan algunas (muchas) por la noche…
Desgraciadamente, la noche terminó antes de lo previsto (en torno a las 5 de la mañana) porque comprobamos, una vez más, que la vida nocturna de Santander deja mucho que desear. Y es que a esa hora, los únicos locales abiertos son tan apetecibles, que la cama es la mejor opción.
El día de hoy lo he dejado pasar entre conversaciones de teléfono, episodios de Futurama, planes con el programa del FIS en la mano, y mi libro de Mundodisco.
Un día que no pasará a la historia…
Pero mañana ya es 2 de Agosto. Una semana nueva, una semana que se avecina cargadita de acontecimientos, incluyendo una boda.
Y además, mañana hay gente que se pondrá a viajar…
Seguiremos informando…
PD: Por cierto, ya están mi página las fotos de la noche tonta del viernes. Como dije, con contraseña. La misma que puse para las fotos alternativas de Salamanca…