«Se trata de músicas que se toman su tiempo en revelar sus misterios, desenredándose de acuerdo a su propia lógica, conbinaciones de no-tonos, a-ritmos, y sombras de color extremadamente sutiles. Es más música de (y para) el individuo, que para la multitud; el espectador más que el participante; el soñador, no el hacedor. Se resisten a contar lo que crees que quieres oír» |
Esas palabras no son mías, es un fragmento de un libro que me traje de Toulouse. Un libro muy peculiar, acompañado de dos cds, editado por y para una discográfica noruega llamada Rune Grammofon. Creo que ha sido, con mucho, lo más raro que me he comprado nunca en una tienda de discos. Y los que conozcáis mis gustos, sabéis que eso son palabras mayores.
Pero es que, una semana después de tenerlo, sigue siendo una helada jungla musical por explorar. El libro es una delicia visual. Diseño nórdico puro. Los que hayáis tenido alguna vez en la mano un disco de Sigur Ros o de Múm o de Björk, sabréis de lo que hablo. Y la música… pues ese fragmento que he citado del libro, lo define a la perfección. Cuando escuché algunos temas en el hotel de Toulouse, después de horas de caminatas por la ciudad, casi me quedo dormido. Pero escuchándolo con calma, he comprobado que se trata de música (electrónica, improvisada, fusionando el jazz y la tecnología) para escuchar a solas, con la mente abierta, y sin prejuicios.
Eso sí, pongo estos discos en el trabajo, y directamente me tiran los altavoces por la ventana. Y los discos también.
Seguiremos informando.
PD: Mira que soy, raro, con qué cosas me entretengo en lugar de estar gritando vaspaña frente a la tele, como el resto de mis compatriotas. ¿Será irreversible lo mío? Eso espero…