En Toulouse estuve a punto de comprarme un osito. Sí, un osito. Para mí. Unos ositos de los que estoy seguro que Laura se acuerda, de la anterior visita a Toulouse. Y es que allí descubrimos un par de tiendas geniales, por las que espero pasar cuando algún día tenga casa y me ponga a decorarla (al igual que por La Rosa Negra, en Madrid). El caso es que es el único sitio donde he visto una colección de ositos totalmente irreverentes, los Bad Taste Bears. Yo evidentemente, estuve a punto de volverme el otro día con Cameron, el osito que os saluda aquí a la derecha…
De verdad que son geniales: hay de todo… desde el amor más eléctrico, hasta el más sangriento, cinematográficos, atrevidos y atrevidas, musicales, amantes de los animales y de los perritos, de la cerveza, y de los momentos de intimidad, sin reparos y sin hacer ascos a nada o descuidados… hay un oso políticamente incorrecto para ocasión… Si alguien los ve en alguna tienda, que me avise… |