El escritor escribe. Si alguien quiere aprender a escribir podrá llegar a ser una persona que escribe, pero nunca será un escritor. Según Raymond Chandler, entonces soy un escritor, ya que escribo. Me faltaría saber si escribo bien y tengo un estilo propio. El estilo no se busca: se tiene o no se tiene y no se sabe el porqué.
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No sé si lo que nos pasa es una historia que valga la pena contar. No sé si hay una historia o si esto será un diario o un cuaderno de notas. Sé que hay desorden, decepción, desconcierto. Hay un país que nos destruye, un mundo que nos expulsa, un asesino difuso que nos mata día a día sin que nos demos cuenta. No tengo una respuesta. Escribo desde el caos, en plena oscuridad.
Con estas palabras comienza la película argentina Lugares Comunes. Unos lugares comunes que hacía tiempo que quería revisitar, pero que se quedaban siempre en la lista de dvds pendientes…. esta tarde he dedicado un rato a disfrutarla.
Se trata de una película serena, madura, llena de pensamientos y anotaciones en ese cuaderno 19 del protagonista, con unos diálogos con tantos matices, que hay que hacer esfuerzos para degustar toda y cada una de las frases. Por ejemplo, alrededor de una fotocopiadora, tiene lugar uno de los coqueteos más elegantes que se hayan visto nunca en el cine…
Las pocas mujeres que conocí en mi vida, las admiré, las observé, intenté descifrarlas… nunca dejaron de ser un misterio, nunca dejaron de soprenderme. Pero bueno, lo único importante es disfrutar de su presencia. Yo no me di cuenta enseguida, pero un tiempito después aprendí a escucharlas, a valorar los silencios, las miradas, esos momentos en los que parece que no pasa nada y pasa un mundo. Aprendí a respetar su indecisión, su inteligencia… y aprendí a amarlas.
Una película que debería ver todo aquel que quiera pasar un rato no con un pastiche de final feliz, sino con una historia que haga pensar.