Voy a arder en los infiernos. Sin duda. Pero no arderé sólo, me sé de mucha gente, española e italiana, a la que le pasará lo mismo… hoy leo en el periódico:
El Vaticano prohibirá los aplausos y los bailes en las iglesias y que las niñas ayuden en misa
Con el sutil estilo de la Curia, el documento detalla que las niñas no pueden actuar como monaguillos «desconsideradamente o sin causa justa», aunque no dice cuál sería. Por si acaso, aclara que «los sacerdotes nunca deben sentirse obligados a llamar a las niñas para esta labor». Pero casi tanta perplejidad como esta norma ha causado la prohibición de aplausos y bailes «dentro del edificio sagrado, también al margen de la eucaristía». Aplaudir en las bodas, a veces en bautizos e incluso en funerales es una tradición asentada en Italia y España. Es más, si hay alguien a quien se aplaude en las misas es a Juan Pablo II, que recibe grandes ovaciones en San Pedro, por no hablar de la infinidad de veces que ha presenciado danzas de todo el mundo desde el altar. Sin embargo el Vaticano deja claro que los aplausos deben ser «estrictamente excluidos» sin «ningún pretexto».
Buf, pues lo que decía… en la boda de Sandra y Danilo de este verano, aplaudimos todos, sin saber que nos estábamos jugando la salvación eterna…
En fin, al menos es reconfortante que la Iglesia esté tomando cartas en el asunto. Sí, es cierto que hay problemas más graves, problemas que son los que realmente preocupan a la juventud… pero lo primero es lo primero: hay que volver a dar a la institución eclesiástcia ese toque serio, austero, amenzador, machista, que tuvo a lo largo de sus siglos de historia…
En fin. Lo que hay que leer…
Ahi va una premiere… con todos ustedes, y a un par de días de sus estreno oficial en papel, las tarjetas de visita de ÍTACA… 😀
Seguiremos informando… y siendo informados(gracias, Susana 😉