Santander, 27 de agosto de 2008, d.C.

Escuchando: Fade to grey (Visage)

«Llama María Engracia para pedir que se limpie la estatua de Franco y que se instale en un museo porque representa a la persona que liberó a España de los horrores de la República y por ello tiene que estar en el lugar que le corresponde como héroe que es.»

Hoy nuestro Diario Montañés nos regala esta perla. Gracias, María Engracia. Me temo que este tipo de declaraciones serán habituales en nuestras discusiones de pueblo rancio, ya que se va a proceder a la remodelación de la Plaza del Ayuntamiento de Santander, oficialmente Plaza del Generalísimo hasta hace nada, y se eliminará de la misma la estatua de Franco que la preside a día de hoy, singularidad única ya en nuestra geografía. Como me decían ayer, es la única escultura ecuestre en el país que tiene seis cojones: los del dictador, los del caballo, y los del alcalde.

En fin. Espero que avisen cuando la vayan a quitar, que quiero estar con la cámara a mano. Va a ser una escena surrealista en la historia de nuestra ciudad, no me cabe ninguna duda. La remodelación de la plaza se llevará también por delante un escudo de la Segunda República que anda por ahí escondido, así como todo el encanto de la actual plaza. A los datos me remito: la fotografía que acompaña a estas líneas forma parte del proyecto, que se puede consultar en esta página del ayuntamiento. Sin novedades respecto a las últimas obras perpetradas en plazas de la ciudad, el resultado es un espacio desierto, frío, aburrido y gris. Ni siquiera se respeta la actual farola de las cuatro estaciones, punto de encuentro, de citas, de manifestaciones, de juegos, de estacionamiento de cochecitos y sillas de niños.

Mientras otras ciudades aprovechan para modernizarse, en Santander nos esforzamos en volvernos cada vez más grises. Y encima nos quitan al héroe, María Engracia. ¿A dónde vamos a ir a parar?

Seguiremos informando.