El 23 de abril de 1616 y otras historias

Escuchando: Por qué evadirse a otros mundos aún más pequeños (Manta Ray)

23 de abril. Un día tal como hoy, en 1616, murieron Miguel de Cervantes y William Shakespeare. Un día aciago para la literatura universal, y a pesar de ello se utiliza para homenajear al libro. Siempre me había llamado la atención esta casualidad en la fecha de sus muertes, y hace poco me enteré de que tenía truco. Murieron el mismo día, efectivamente, pero según calendarios distintos: en España seguíamos el gregoriano, y en Inglaterra se regían aún por el calendario juliano. Shakespeare murió un 3 de mayo, en realidad.

Anécdotas históricas aparte, hoy es el Día del Libro. Uno de los pocos «Días del ***» que me gusta celebrar.

En nuestra casa hay pocos libros. Aún. Algún día los astros se conjurarán para que podamos conseguir la estantería que llevamos meses buscando (no, no es tan sencillo), y procederé a la sección literaria de mi mudanza. Hasta entonces los libros se van amontonando en la mesita de noche según los voy leyendo o esperan su turno. Ahora mismo tengo entre manos «Un pequeño inconveniente» de Mark Haddon, escritor que saltó a la fama con «El curioso incidente del perro a medianoche»… que no he leído, pero creo que acabaré comprando de manera inminente. Siempre aprovecho estas fechas para añadir algunos tomos más a la lista de libros pendientes. Manías. Otros que tengo entre ceja y ceja: «El asombroso viaje de Pomponio Flato» (el último de Eduardo Mendoza) y «Tokyo Blues» (de Haruki Murakami, aún no he leído nada suyo pero sospecho que me va gustar…)

Hoy apaguen la televisión un rato, lean, acérquense a su librería preferida o a la Feria de turno (en Santander tendremos que esperar hasta el viernes), compren o regalen algún libro… no desperdicien la oportunidad de evadirse a otros mundos, aunque sólo sea por un rato.

Feliz Día del Libro. Seguiremos leyendo.