Los cojones, en todos

Escuchando: You not me (Dream Theater)

Tuve una empresa, y aprendí a hacer declaraciones trimestrales de IVA. Era fácil. Ahora soy autónomo, y es más de lo mismo. Sólo que me he sacado un certificado digital, por la cosa de ahorrarme viajes. Además, que siendo teleco, hay que dar ejemplo. Ea.

La anterior declaración ya la hice con mi certificado. Claro, que fue desde el PC del trabajo, y no tuve que pagar. En este último trimestre de 2006 me toca apoquinar, y tengo de plazo hasta fin de mes para hacerlo. Y como a cabezota no me gana nadie, me he empeñado en realizar el pago y la declaración desde el Mac. Total, Hacienda somos todos, no sólo los usuarios de Microsoft, ¿no?

Bien. De momento, Hacienda 1 – Roberto 0. Me rindo. Hoy no he podido terminar ningún trámite. Mañana lo vuelvo a intentar. Aquí va un pequeño resumen de la batalla de hoy.

La página de la Agencia Tributaria parece una página seria, por fin, y no una página abandonada desde 1991, como hasta hace unos meses. Aunque, curiosamente, la antigua sigue estando accesible. Y a veces incluso hay enlaces que llevan al dominio .org, y falla. Muy divertido.

La página nueva es bonita, sin duda. Y el que la diseñó se podría haber leído algún libro de usabilidade. O haber tenido sentido común. Habría ayudado. No me considero especialmente torpe en estas cosas del Interné, y aún así no he conseguido encontrar nada a la primera. Una página tan bonita como incómoda de utilizar. Al menos parecen haber tenido en cuenta ciertos criterios de accesibilidad. Lo cual, suponiendo que habrá costado una millonada indecente, nunca está de más.

El certificado en mi Firefox parece que funciona. Puedo consultar declaraciones anteriores. Indago. encuentro el modelo 300, que es el que tengo que presentar. No hay un único formulario, sino varios dependiendo del resultado de la declaración: a compensar, a ingresar, etc. Desgraciadamente, me toca pagar, así que le doy a lo de ingresar.

Veo que en una de las casillas pone «cantidad ingresada», lo que me hace pensar que no estoy siguiendo el orden correcto. Después de muchas vueltas y ayuda de alguien que ha hecho ya estos trámites, descubro que hay que pagar antes, y después rellenar el 300. Vale.

Encuentro (no es fácil) el formulario para el pago. Hay una lista desplegable con entidades bancarias. Está la mía, genial. Meto mi número de cuenta. Compruebo todos los datos. Le doy a aceptar y firmar. Mi gozo en un pozo. Mensaje de error. Problemas con el certificado.

Investigo un poco por la página de Hacienda (sólo un poco, porque la palabra Microsoft en muchas frases relativas a los certificados me indica que no voy a sacar mucho en claro) y bastante más tirando de Google. Descubro que me tengo que descargar otro certificado, a nombre de la FNMT (los de la moneda y el timbre, vaya), e instalarlo en mi navegador. Las instrucciones para instalarlo son bien claras: en Internet Explorer bla bla bla bla bla bla, y en otros navegadores siga las instrucciones. Cojonudo. No lo consigo a la primera, pero parace que ya está todo. Certificados instalados, formularios localizados, vamos allá.

Compruebo de nuevo el formulario, todos los datos, lo miro todo dos veces. Todo correcto. Pulso el botón para aceptar y firmar. Parece que por fin intenta cargar algo, parece que lo he conseg…. ¡no!

Mensaje de error: el horario de mi banco es de 2 de la mañana a 11 de la noche. Está cerrado. Lo releo varias veces. Cerrado. Me pongo a imaginar por qué un banco cierra para realizar transacciones electrónicas. No consigo llegar a ninguna conclusión. Surrealista. Maldigo. Parece que esto del horario, me cuentan, lo avisan antes con un mensaje emergente al seleccionar el banco. No en mi caso. Será sólo para usuarios de Internet Explorer.

En resumen: mucho tiempo perdido para nada. Rellenando el formulario en papel y acercándome al banco lo habría solucionado mucho más rápido. O quizás si tuviese un ordenador como Dios manda, con su Windows y su Internet Explorer, en lugar de un Mac blanco de pijos, con su Firefox de alternativos, tendría menos problemas. O sea, tendría virus, y troyanos, y un dolor de cabeza cuando tuviese que formatear cada año, y tal. Pero al menos formaría parte de ese grupo de usuarios en el que piensa nuestra Administración Pública. Que no, no somos todos.

Para el próximo capítulo, el modelo 390: resumen anual de IVA. Que creo que hace falta pasar por un Windows, sí o sí. Intentaré evitarlo. No porque no tenga. Puedo arrancar un XP en mi Mac, y tengo además un PC en la mesa de al lado. Pero me niego a usarlos a no ser que sea estrictamente necesario. Y si lo acaba siendo, formularé la pertinente reclamación. ¿He dicho ya lo cabezota que soy?

En fin. Luego saldrá algún politicucho por la tele, y se le llenará la boca de frases grandilocuentes sobre la administración electrónica, y los servicios al ciudadano, y la sociedad de la información, y las nuevas tecnologías.

Y yo me cagaré en su puta madre. Y tan ancho que me quedaré, oiga.

Seguiremos informando.