Lecturas para el fin de un verano

Escuchando: Open Book (The Rakes)

Termina agosto entre bochorno y tormentas, finaliza la temporada veraniega (aunque septiembre suela ser una guinda muy aprovechable) y las perezosas lecturas de verano se comienzan a juntar con las tardes y noches caseras de lluvia libro en mano. Llevo unas cuantas semanas leyendo mucho y comprando no menos, así que es hora de compartir algunas humildes recomendaciones…

El curioso incidente del perro a medianoche, de Mark Haddon. Un libro tan ameno y entretenido que me duró apenas un día de enfermedad. Una historia de enredos detectivescos y familiares narrada en primera persona por un chico de 15 años con el Síndrome de Asperger, una particular forma de autismo. Tenía muchas ganas de leerlo, y no me ha defraudado en absoluto. Al contrario. Nada que ver con el segundo trabajo de Haddon, Un pequeño inconveniente, una novela mucho más simple y del montón.

Este mes tuvimos en Santander Feria del Libro Antiguo, e hice un par de compras en sendas visitas fugaces. La primera, uno de esos libros que tuve, presté y perdí. En hortera edición del Círculo de Lectores, como la que leí en su día, me llevé un libro de David Forrest llamado Y a mi sobrino Albert le dejo la isla que le gané a Fatty Hagan en una partida de póquer. Recuerdo que hace muchos años me pareció muy divertido el lío que se puede llegar a montar cuando alguien hereda una isla (poco más que un peñón) en medio de la nada. Veremos si me lo sigue pareciendo cuando lo relea.

La segunda compra en esa feria fue uno de esos clásicos que hace años que tengo ganas de volver a leer, porque no tengo más que un vago recuerdo de ediciones infantiles y juveniles. Las aventuras de Alicia (En el País de Las Maravillas y A través del espejo, en un único volumen) de Lewis Carroll.

No hay que olvidar tampoco que por estas fechas los quioscos se convierten en un bizarro bazar. Las colecciones que nos bombardean con todo tipo de anuncios a veces son demenciales (una pía colección de rosarios, por ejemplo, que vale en su totalidad -siempre me gusta hacer ese cálculo- unos 1200 euros) y otras veces interesantes, al menos en su promoción de lanzamiento. Una de estas colecciones aborda los geniales libros de Terry Pratchett y su universo de Mundodisco. Una delirante mezcla entre El Señor de Los Anillos con los Monty Python, ambientada en un mundo en forma de disco que reposa sobre los lomos de cuatro elefantes que viajan por el espacio a su vez sobre el caparazón de una enorme tortuga. La colección en sí es muy interesante, pero su primer número aún mas: El color de la Magia, el primer libro de la saga (aunque se puedan leer independientemente uno de otro) parece que estaba descatalogado en España (yo tengo una edición en inglés). Por tres euros, no comprarlo debería estar prohibido. Altamente recomendable. Es una lástima que la segunda entrega (dos libros por 8 euros) venga con un volumen que ya tengo (Brujerías).

Por último, ayer he estado dando una vuelta por las librerías de la ciudad, me ha vencido la curiosidad y he terminado preguntando por el nuevo trabajo del santo patrón (fue él quien escribió la novela Microsiervos y quien acuñó el término Generación X), Douglas Coupland: El ladrón de chicles. En España este autor parece maldito. Su obra está descatalogada, a excepción de JPod (que después de algunos años sigue sin salir en edición de bolsillo) por lo que me lo compré sin pensármelo mucho. Ya lo he empezado, no tiene argumento tecnológico esta vez, pero es original y engancha (aborda una relación epistolar entre dos personas muy distintas, en tiempos del correo electrónico). Debo reconocer, eso sí, que con Coupland me cuesta ser objetivo.

Disfruten de sus lecturas, yo lo haré con las mías. Seguiremos leyendo.

¿Qué día es hoy?

Escuchando: Villancico para mi cuñado Fernando (Love of Lesbian)

«¡Hoy es Navidad! ¡Qué felicidad!
Vamos a cenar toda la familia
y, maldición, él ya llegó,
con su cucharita y su obsesión…»

Hoy es el gran día: Love of Lesbian actúan por primera vez en Santander, esta noche en el Paraninfo de las Llamas (a las diez y gratis). Hay ganas, después de la fiesta que en el festival Sonorama condensaron en 45 minutos escasos (terminaron disfrazados, saltando del escenario, y formando una conga con el público cantando detrás rumbo al escenario del siguiente concierto).

Imagino que la gente que ya les conoce, o que ha escuchado alguna de sus canciones, estará esta noche entre el público… pero para los indecisos, aquí va una pequeña recopilación de buenas razones para no perdérselo:

– Su página en MySpace, para escuchar alguno de sus temas. Ojo con La niña imantada, por ejemplo: es muy pegadiza.

– El diario particular de su ídem cantante: Santi Balmes. Demencial, y no es una forma de hablar.

Esta entrevista.

Me amo

– Canciones más serias, como Universos Infinitos (con la que abren los conciertos) y su precioso vídeo.

– Su gorro de «que te folle en pez» (en la foto, en el Sonorama), entre otros disfraces.

Y por supuesto, cualquiera de sus canciones, con las que ya me cuesta no ser parcial, porque soy capaz de escuchar sus discos sin parar y no aburrirme. ¿Quién tiene ganas de conga? Nos vemos esta noche…

«Vamos, dale más, dale mucho más,
lo puedes lograr, destrozar mi acuario,
por favor, déjalo ya.
¿Me escuchas, Fernando? Creo que no.

Que pares chalado, te aviso con antelación,
que alguien lo ate en la cama y le dé una inyección.
Cuidado con esa cuchara, Fernando.

Ahora reza al señor porque tú
te acabas de buscar la ruina,
y ahora yo empiezo a reaccionar,
mis brazos se mueven
como aspas de un ventilador.
Porque te acabas de buscar la ruina
y me da igual que sea Navidad,
con hilo dental pienso hacerte la circuncisión.

Mira, Fernando, me caes muy mal,
lo tenía que soltar, tarde o temprano te ibas a enterar.
Pues que sea en Navidad, dale cuñado,
nunca pararás, qué curiosa enfermedad.»

Santander, 27 de agosto de 2008, d.C.

Escuchando: Fade to grey (Visage)

«Llama María Engracia para pedir que se limpie la estatua de Franco y que se instale en un museo porque representa a la persona que liberó a España de los horrores de la República y por ello tiene que estar en el lugar que le corresponde como héroe que es.»

Hoy nuestro Diario Montañés nos regala esta perla. Gracias, María Engracia. Me temo que este tipo de declaraciones serán habituales en nuestras discusiones de pueblo rancio, ya que se va a proceder a la remodelación de la Plaza del Ayuntamiento de Santander, oficialmente Plaza del Generalísimo hasta hace nada, y se eliminará de la misma la estatua de Franco que la preside a día de hoy, singularidad única ya en nuestra geografía. Como me decían ayer, es la única escultura ecuestre en el país que tiene seis cojones: los del dictador, los del caballo, y los del alcalde.

En fin. Espero que avisen cuando la vayan a quitar, que quiero estar con la cámara a mano. Va a ser una escena surrealista en la historia de nuestra ciudad, no me cabe ninguna duda. La remodelación de la plaza se llevará también por delante un escudo de la Segunda República que anda por ahí escondido, así como todo el encanto de la actual plaza. A los datos me remito: la fotografía que acompaña a estas líneas forma parte del proyecto, que se puede consultar en esta página del ayuntamiento. Sin novedades respecto a las últimas obras perpetradas en plazas de la ciudad, el resultado es un espacio desierto, frío, aburrido y gris. Ni siquiera se respeta la actual farola de las cuatro estaciones, punto de encuentro, de citas, de manifestaciones, de juegos, de estacionamiento de cochecitos y sillas de niños.

Mientras otras ciudades aprovechan para modernizarse, en Santander nos esforzamos en volvernos cada vez más grises. Y encima nos quitan al héroe, María Engracia. ¿A dónde vamos a ir a parar?

Seguiremos informando.

Acostumbraba a robar caramelos a los niños aquí

Escuchando: I want candy (Bow Wow Wow)

Últimamente están apareciendo en las calles menos burguesas de Santander carteles de lo más curiosos. Éste parece ser obra de «Guerrilla Gráfica: Agencia de los cabrones por una vida nueva«. El Emilio Botín al que se refiere es el padre del actual presidente del todopoderoso Banco Santander.

Seguiremos informando.

Hoy pajas gratis

Escuchando: Pleasure (Estereotypo)

Será que yo tengo la mente muy sucia, pero el caso es que este cartel que vi el domingo en Aguilar de Campoo (Palencia) me llamó poderosamente la atención. Estaba pegado en la puerta de un restaurante, y anunciaba una fiesta en una discoteca. Vamos, que aquello en fin de semana debe de ser como Sodoma y Gomera.

Qué cosas.

Día nublado

Escuchando: Clouds up (Air)

Día sin sol, día con nubes: para alegrarlo un poco, nada mejor que jugar un rato con Wordle, una pequeña aplicación web (programada en Java) que genera llamativas nubes de palabras a voluntad. Lo he descubierto gracias a Microsiervos, y la verdad es que los resultados son tremendamente elegantes. Como muestra, ahí tienen la nube que engloba todo lo que he dicho por aquí recientemente. Era de esperar, lo más nombrado es mi habitual despedida: seguiremos informando 🙂

Festival lesbiano

Escuchando: Marlene, la vecina del ártico (Love of Lesbian)

Este fin de semana lo he dedicado a conocer el festival Sonorama, en Aranda de Duero. Siempre me habían hablado muy bien de él, un festival pequeño, amable y de andar por casa. Habrá sido mala suerte, pero el caso es que me he vuelto con la impresión de que la organización ha fallado más de lo aceptable. Una lástima, aunque es algo que no empaña los grandes momentos de esos dos días de música (tres en realidad, pero nos perdimos el primero).

Aquí dejo algunos de los mejores recuerdos de la escapada. Uno de ellos, sin duda, fue el concierto de The Gift: el último, decían, de una gira de cuatro años. No fallaron, montaron la habitual fiesta (los he visto cuatro veces en un año exacto), gustaron, sorprendieron, y dejaron ganas de más. Habrá que esperar a que vuelvan con su próximo disco.

Otro momento memorable fue, claro está, el concierto de Love of Lesbian, desgañitándome y botando en todas sus canciones junto a mi vecina del ártico. Ellos eran el principal motivo para acercarnos hasta el festival, así que no puedo, ni quiero, ser objetivo. La semana que viene podré volver a disfrutar de su desquiciado directo en Santander (gratis, no se lo pierdan), pero el sábado fue la primera vez que los veía, y eso, créanme, no se olvida.

Mucho comida, buena música, un eclipse de luna, un frío con el que ni volaban los grajos, caras conocidas… ha sido un gran fin de semana, un buen plan con mejor compañía.

Seguiremos informando.

Nuevo y pequeño catálogo de seres e invaders

Escuchando: Houston, tenemos un poema (Love of Lesbian)

Aprovechando que teníamos visita, decidimos decorar de una vez por todas la pared libre del cuarto de los juguetes.

Cartulina, unas plantillas y un poco de paciencia dieron como resultado unos pocos invasores espaciales. Un revelado de 50 fotografías y unas pinzas de Lomo hicieron el resto. Justo debajo está la cama de invitados, propiedad durante esta semana de mi vecina del ártico. Es una lástima que aún no haya podido disfrutar del todo sus vacaciones: sólo Iberia es capaz de perder una maleta en un vuelo directo Barcelona – Santander, encontrarla, mandarla por error a Turín, volver a traerla a Madrid, y tener una avería en el vuelo que la dirigía a Santander, todo ello sin ofrecer ninguna información actualizada en su página web de seguimiento de equipajes extraviados. Buñuelesco. Aún no han conseguido solucionarlo.

Seguiremos informando.

Wall·E

Escuchando: Down to Earth (Peter Gabriel)

Con filmotecas, videoclubs y cines en casa, he perdido la costumbre de pagar una entrada normal (o sea, cara) en las salas comerciales al uso. Pero hay casos en los que la excepción es inevitable. Y la culpa la suele tener Pixar.

Ayer estuve viendo Wall·E, su última creación. Maravillosa, la recomiendo de manera enérgica. Técnicamente, el estudio de Disney vuelve a poner el listón donde la competencia llegará en unos años, si puede. Y en cuanto a su historia… eso es tema aparte.

Habitualmente las películas de Pixar son cintas enfocadas al público infantil que además gustan, y mucho, a los adultos. Siempre juegan con esa doble perspectiva del guión (igual que los otros estudios de animación, pero con mayor ingenio, salvo honrosos competidores como Shrek). Wall·E en cambio me ha dado la impresión de ser una película para adultos, con toques de humor para que la disfruten también los niños. Es indiscutible que el robot protagonista es totalmente abrazable, y a los críos les encantará. Pero la historia que cuenta la película va mucho más allá: bebe de los clásicos de la ciencia-ficción, parece escrita con guiños a Clarke y a Philip K. Dick (y eso son palabras mayores) y, sobre todo, plantea una demoledora crítica a nuestra cultura de desprecio al planeta y pérdida de valores.

Si a todo esto le sumamos los innumerables detalles frikis que aparecen en muchas escenas, y la sombra de Apple sobre toda la película (las voces de los robots han sido generadas con su software, el ruido que hace Wall·E al cargar sus baterías es el de arranque de los Mac, el robot Eva podría ser un diseño de Apple al 100%, aparece un iPod en funcionamiento 800 años después…) el resultado es un espectáculo que he disfrutado como un niño. No dejen de verla.

Seguiremos informando.

PD: No hay tomas falsas ni sorpresas tras los títulos de crédito, pero merece la pena quedarse a verlos. Historia del arte y pixel-art a partes iguales.