Por favor

Escuchando: Line of fire (Tom McRae)

Un metro cuadrado de tierra devorado por las llamas es un metro cuadrado de más; una herida que tarda años en cicatrizar.

Once vidas perdidas, un precio demasiado alto para una imprudencia; once heridas que ya nunca podrán cicatrizar.

Por favor: ni una imprudencia más este verano. No jueguen con fuego.

Heavy

Escuchando: How much I’ve lied (Evan Dando)

Hace ya unos cuantos años, la Filmoteca no tenía edificio, y vagabundeaba de sala en sala. Un verano, en los ya cerrados Cines Bahía, disfruté de una de esas películas sencillas que se quedan para siempre en la memoria. Heavy, protagonizada por Liv Tyler (insértese aquí un sonoro suspiro) y arropada por un reparto de lo más musical (Evan Dando, de Lemonheads, Debbie Harris, de Blondie). El director de la cinta es James Mangold, que unos años más tarde se hizo famoso por Inocencia Interrumpida.

El caso es que Heavy es una película que no he vuelto a ver, cuyo argumento ya casi he olvidado, pero que me dejó muy buen sabor de boca. Y a ello contribuyó mucho su banda sonora, que nunca había conseguido, ni por métodos legales ni alegales. Hasta hoy: esta tarde en la (mini) feria del disco que hemos tenido en Santander, la he encontrado por casualidad, cuando ya estaba pensando en irme con las manos vacías…

Una banda sonora que incluye los sencillos y geniales temas que el personaje de Evan Dando canta en la película, que se completa con canciones tan geniales como el ’74-’75, de The Connells, que no puedo dejar de escuchar, y que se acaba de redondear con cinco temas instrumentales del mismísimo Thurston Moore. Sí, el de Sonic Youth.

De lujo. Y por seis euros, oiga.

Seguiremos informando.

Caja de galletas

Escuchando: Heart-shaped box (Nirvana)

El hombre silencioso despierta, mira a su alrededor, y se incorpora. Con el cuerpo entumecido y un dolor sordo aún palpitando bajo la superficie, comienza a andar, con la determinación de quien no sabe dónde ir, pero sí dónde no estar; con la calma de quien está acostumbrado a viajar sin nadie que lo despida, sin nadie que lo reciba.

Las fachadas, las calles, los cruces, parecen los mismos. Son los mismos, pero encuentra una diferencia: donde una vez giraba en línea recta, ahora descubre un atajo; en su ausencia, un nuevo camino de baldosas grises se abre en el camino tantas veces recorrido, tantas veces por recorrer.

Hace unos cálculos mentales rápidamente. Los pasos ahorrados le brindaban un segundo de tiempo ganado. Si recorriera su camino cuatro veces diarias, en dos semanas tendría un minuto ahorrado; dentro de un año, podría tener casi media hora por estrenar.

Decidió almacenarlo, decidió ahorrarlo; decidió guardar cada uno de esos segundos en una caja de galletas, como quien atesora sus viejas fotografías, sin orden, en desconcierto, pero a buen recaudo.

Con una ventaja. Quien quisiera compartir el tesoro de su caja de galletas, no se encontraría con recuerdos, idealizados, amarillentos del pasado; descubriría tiempo sin usar, fresco, preparado para escaparse de su jaula de cartón y colarse en su vida.

Perdonen las disculpas

Escuchando: Used (Pain of Salvation)

El autor lamenta informar que, por el momento, no dispone del humor, ni bueno ni malo, para continuar con este weblog. Esta página recobrará su actividad habitual en un plazo de tiempo indeterminado.

No seguiremos informando.