Estoy de vuelta

We're home

Hola a todos, si es que hay alguien por aquí. Después de un parón de unos cuantos meses, esta bitácora vuelve a cobrar vida. O eso pretendo. He estado haciendo bastantes cambios, y aunque faltan algunas tuercas y tornillos por aquí y por allá y una mano de pintura, de momento habrá que conformarse, que no hay tiempo para mucho más.

Parece que una vez más, seguiremos informando…

Mis 12 meses, mis 12 fotografías (XI)

Que no se pierdan las tradiciones, aquí está mi resumen del año en 12 fotografías. 2014 ha sido muy especial, sobre todo desde agosto con la llegada del pequeño Teo, protagonista de cientos y cientos de fotos desde entonces. Y las que faltan.

Como siempre, las mejores fotografías con las que nos quedan por tomar, y estoy seguro de que 2015 nos traerá muchas oportunidades.

¡Feliz año nuevo a todos![OE]

Un año más, ¡felices fiestas!

“Felices

¡Felices fiestas a todos!

Como ya es habitual, aquí está mi postal navideña de este año. Parece que poco a poco voy afianzando dos costumbres. La primera, apurar el tiempo. A este paso dentro de un par de años la preparo el día de Navidad por la tarde. La segunda costumbre es jugar con alguna técnica fotográfica de esas que se usan sólo de cuando en cuando, para dar un toque original y de paso demostrar que la fotografía es algo mucho más creativo y divertido que tirar fotos desde el móvil.

En años anteriores he usado siluetas para dar forma a luces desenfocadas, dobles exposiciones, time-lapses… Para la fotografía de estas navidades he usado un filtro para tomar una imagen infrarroja.

“Filtro

[OE]En concreto, he usado un filtro cuadrado marca Cokin con un portafiltros que se enrosca en la parte frontal del objetivo. Primero, sin la lámina del filtro puesta, encuadro y enfoco la escena (una vista del Palacio de La Magdalena de Santander escondido entre árboles). Una vez que está todo listo, coloco el filtro, y ya casi a ciegas, realizo el disparo. A pesar del día soleado (razón por la que tardé bastante en encontrar el momento de hacer la foto), sólo con la radiación infrarroja llega muy poca luz, así que hay que tirar de exposiciones largas. Usé un tiempo de 30 segundos y una apertura de f14 (para asegurar más el enfoque).

“Encuadre

Con todo lo anterior, el resultado es una fotografía rojiza e insulsa. Exactamente así:

“Foto

Como siempre, disparar en formato RAW permite ajustar balance de blancos y exposición tras el disparo, en el ordenador, pero el gran truco a la hora de editar fotografías infrarrojas consiste en intercambiar los canales rojo y azul (utilizando la herramienta Mezclador de Canales en Photoshop). Con eso se consigue un efecto irreal en el que la vegetación se vuelve blanquecina y los cielos de un azul extraño. Tras unos cuantos ajustes más para dejarlo todo a mi gusto, la imagen final fue la siguiente:

“Foto

Ya sólo quedaba añadir un texto buscando alguna fuente interesante, y la elegida fue Snowinter, creada por Dirt2.

En estos años he hecho algunos (pocos) experimentos con la fotografía infrarroja, aquí tengo publicados algunos.

Con esta imagen despido el año, un año que personalmente creo que nunca olvidaré por los grandes momentos que ha tenido. Pero no pasa nada, llega un 2015 que promete estar lleno de motivos para fotografiar y -esperemos- disfrutar. Brindemos por ello.

Seguiremos fotografiando.

Mis lecturas de 2013

Escuchando: Bookshop Casanova (Clientele)

libros en papel vs electrónicos

Una de las cosas que me dio por hacer el año pasado fue ir apuntando todos los libros que iba leyendo, y en qué formato (manías que tiene un aficionado a hacer listas). De esta manera, doce meses después puedo hacer balance y sacar algunas conclusiones curiosas…

Por ejemplo, he leído más en papel que en formato electrónico, aunque se debe principalmente a los cómics y libros ilustrados para los que sigo tirando de formatos clásicos. Para novela he usado más el libro electrónico, por lo que mi sensación global es la de haber leído más tinta electrónica que impresa.

novela vs cómics

Respecto a la forma de conseguir las lecturas, en formato electrónico he pasado por caja la mayoría de las veces (generalmente gracias a las ofertas diarias de Amazon). En formato papel están más igualadas las compras y los préstamos (de bibliotecas, básicamente).

libros comprados vs. préstamos

Dejo bajo estas líneas el listado completo de mis lecturas (me habría gustado que fuesen más, pero hay temporadas en las que es complicado, ojalá tuviesen más horas los días). Si me tengo que quedar con una recomendación, no tengo duda: Stoner, de John Williams. De lo mejorcito que he leído en años.

Este año lo he empezado con ganas y ya ha caído algún libro en la lista de 2014. Dentro de doce meses, repito el análisis. Hasta entonces, seguiremos leyendo…

1.- El Arca de la Isla, Miguel Aranguren
Formato: Kindle
Decepcionante novela con tintes creacionistas. Historias entrelazadas que no avanzan, lenguaje recargado, personajes poco creíbles y diálogos muy forzados. Al menos la compré en una de las ofertas de Amazon y no me gasté mucho dinero en ella. Prescindible.

2.- Signatura 400, Sophie Divry
Formato: MOBI
Breve novela en forma de monólogo a cargo de una bibliotecaria que divaga sobre su trabajo, libros, sistemas de clasificaciones, el orden de las cosas… Se lee en un rato, tiene la longitud ideal para lo que narra, y deja buen recuerdo.

3.- Aventuras de un oficinista japonés, José Domingo
Formato: Cómic en papel, Biblioteca de la UC
Delirante cómic sin palabras sobre las aventuras de un oficinista al salir de su trabajo en Japón. Creado sin guión previo, cada página con 4 viñetas da un giro cada vez más bizarro a la historia. Divertido.

4.- El problema de la bala, Jaime Rubio Hancock
Formato: EPUB, Editorial Libro de Notas
Me gustó mucho «El secreto de mi éxito», del mismo autor, así que cogí con ganas su nueva novela. Humor altamente absurdo, que divierte, pero en ocasiones se hace excesivo (hay que ser muy Millás o Mendoza para mantener una novela a ese ritmo). Me gustó más el anterior.

5.- El Millonario, Tommy Jaud
Formato: Kindle
Breve novela alemana sobre un joven en paro que dedica su tiempo a escribir cartas de reclamación a distintas empresas, para mejorar el mundo y de paso recibir productos gratis. Entretenida, pero poco más. Humor (y estilo) muy alemán. Compré el libro por 1€ en Amazon de oferta, y no me arrepiento… aunque dudo que merezca pagar por él los 10€ que cuesta normalmente.

6.- Baila, baila, baila, Haruki Murakami
Formato: MOBI
Última novela de Murakami publicada en castellano, aunque tiene ya unos añitos. Se trata de la continuación de La Caza del Carnero Salvaje (una de sus primeras obras), aunque funciona como relato independiente, únicamente continúa la historia del protagonista. Aunque a los pocos capítulos se vuelve un tanto surrealista, luego el grueso del libro es bastante más normal, para acabar de nuevo con toques fantásticos. No es de lo más raro que ha escrito, ni mucho menos, pero tampoco es un relato al uso. Muy en su línea.

7- Macanudo Nº 1, Liniers
Formato: Cómic en papel, Biblioteca Central de Cantabria
Con la excusa de encontrar una tira cómica en concreto, aprovecho para leer por fin el primero de los Macanudos del siempre genial Liniers. Precioso, tierno y ocurrente, no tiene desperdicio. Intentaré ir leyendo el resto de volúmenes.

8.- Macanudo Nº 2, Liniers
Formato: Cómic en papel, Biblioteca Central de Cantabria
Más tiras cómicas con personajes anónimos, otros recurrentes, y alguno nuevo, como el misterioso hombre de negro.

9.- Caminos ocultos, Tawni O’Dell
Formato: Kindle
Una novela dura, no es una lectura especialmente amable, pero con una historia que engancha. América profunda, una familia rota, asesinatos, maltrato…

10.- Macanudo Nº 3, Liniers
Formato: Cómic en papel, Biblioteca Central de Cantabria
Más genialidades de Liniers, que en esta ocasión incluso comienza a protagonizar algunas tiras dibujado como un conejo.

11.- Memorias líquidas, Enric González
Formato: Papel.
Memorias del periodista Enric González, que repasa su carrera desde sus inicios hasta su llegada a El País, y especialmente su trabajo en este último, sin pelos en la lengua. Muy recomendable para entender mejor el trabajo de los periodistas y el ambiente en corresponsalías y redacciones.

12.- ¡La crisis está siendo un éxito!, Manel Fontdevila
Formato: Cómic en papel, Biblioteca Central de Cantabria
Recopilación de tiras cómicas aparecidas en el diario Público entre 2008 y 2011, con la crisis económica como tema común. Conocía muchas de ellas, pero es interesante leerlas seguidas para recordar aquellos días en que la crisis parecía mala y no sabíamos que iríamos a peor. Incluso se permite un final esperanzador. Como siempre, grande Fontdevila.

13.- Macanudo Nº4, Liniers
Formato: Cómic en papel, Biblioteca Central de Cantabria
Nuevo volumen de las tiras de Liniers. En esta ocasión quizás un poco menos brillante que en los tomos anteriores (el factor sorpresa se pierde con algunos personajes y temáticas), pero recomendable de todos modos.

14.- Henri Cartier-Bresson, Clément Chéroux
Formato: Papel, edición en inglés.
Pequeño libro sobre el gran fotógrafo Henri Cartier-Bresson, que narra su vida, sus comienzos con la pintura, su exitosa carrera como reputado fotógrafo, y su retiro de nuevo regresando al dibujo. Ilustrado con bastantes imágenes, y acompañado de algunos textos y entrevistas del autor, es un imprescindible para todo aquel que le guste la fotografía, y la figura de Cartier-Bresson en particular (como es mi caso).

15.- Macanudo Nº5, Liniers
Formato: Cómic en papel, Biblioteca Central de Cantabria
Nueva entrega de las tiras de Liniers, recomendable desde la portada hasta la contraportada. Personajes ya habituales y quizás un toque más surrealista que de costumbre.

16.- La familia Fang, Kevin Wilson
Formato: Kindle
Novela sobre una peculiar familia de artistas, y los efectos que tienen sus «obras» en sus dos hijos. Original y muy divertida, ha tenido buenas críticas de Nick Hornby (es lo que me llamó la atención, básicamente). Merece la pena.

17.- Macanudo Nº6, Liniers
Formato: Cómic en papel, Biblioteca Central de Cantabria
En este volumen, un formato mayor para las habituales tiras de Linier, que sigue sin defraudar, incluyendo incluso algún cuento gráfico…

18.- Mitología de Nueva York, Vanessa Monfort
Formato: Kindle
Novela negra con distintos niveles, en la que se alterna el relato de un supuesto autor con la narración en primera persona de su protagonista, que se da cuenta de su condición de personaje literario y consigue interactuar incluso con algunos lectores. Con multitud de referencias cinematográficas, superhéroes, todo un homenaje a la ciudad de Nueva York. Con todo, me ha parecido más un experimento que una lectura disfrutable… No me ha acabado de convencer.

19.- Macanudo Nº7, Liniers
Formato: Cómic en papel, Biblioteca Central de Cantabria
Último volumen publicado hasta la fecha recopilando las tiras cómicas de Liniers. Sus personajes habituales, alguno nuevo (Pan Chueco, Williams el bichito bola) y el mismo ingenio de siempre.

20.- La extraordinaria naturaleza de Sam Finkler
Formato: Kindle
Premio Premio Man Booker 2010, esta novela se centra en la historia de tres amigos en el Londres actual, y sus visiones de la identidad y religión judía. No me ha acabado de enganchar (no sé si por el tema, por la complicada traducción), aunque se deja leer y el estilo es interesante, con algunos momentos de humor muy británico.

21.- El frente ruso, Jean-Claude Lalumière
Formato: Papel
Regalo del día del libro, recomendado por nuestra librera de confianza. Un acierto, una breve y divertida novela sobre la incipiente y disparatada carrera diplomática del protagonista. Humor inglés a la francesa, muy recomendable.

22.- Scott Pilgrim 1: su vida y sus cosas, Bryan Lee O’Malley
Formato: Cómic en papel
Vi primero la película, y me gustó mucho, así que tenía ganas de leer los cómics en los que se basaba la adaptación. En este primer volumen se presentan los personajes y comienza la historia, de manera similar a la película. El dibujo en blanco y negro me deja un poco frío después de la película, pero a las pocas páginas el cómic engancha.

23.- Scott Pilgrim 2: contra el mundo, Bryan Lee O’Malley
Formato: Cómic en papel
Segundo volumen de las aventuras de Scott Pilgrim, en el que va avanzando la historia y siguen apareciendo nuevos ex-novios malvados de Ramona Flowers. Muy divertido.

23.- Cosas no aburridas para ser la mar de feliz, Mr. Wonderful
Formato: Papel
Curioso libro en el que la gente del estudio de diseño Mr. Wonderful lanzan sus habituales consignas optimistas… Textos ilustrados, láminas recortables para colgar, y un montón de pegatinas hacen de este volumen algo más que un libro. Arranca sonrisas.

24.- ¿Por qué me comprasteis un walkie talkie si era hijo único?, Santi Balmes y Ricardo Cavolo
Formato: Papel
Un capricho en la Feria del Libro, la novela escrita por el cantante de Love Of Lesbian e ilustrada por Cavolo (al que conocía por las ilustraciones de un libro de recetas de cocina «indies») es larga y se hace más aún, porque la fumada del autor al ponerse a escribir es de las que hacen época. Demasiadas idas de pinza por página para mantener una narración tan larga. Balmes es genial en el relato corto, pero la novela la queda grande. Para fans.

25.- REAMDE, Neal Stephenson
Formato: Kindle
Extensa novela de este autor de ciencia-ficción, ambientada en este caso en la actualidad (una actualidad, al menos), en un mundo en el que un videojuego tipo World of Warcraft se ha convertido en la diversión preferida del planeta. Lo que comienza con tintes tecnológicos acaba como una novela de acción con hackers chinos, mafiosos rusos y terroristas islámicos. Una mezcla que no me acabó de convencer. Quizás el exceso de detalle en las descripciones del territorio y las armas usadas me lastró un poco el ritmo. Entretenida en general, pero se me acabó haciendo larga.

26.- Nigromancia en el reformatorio femenino, John Tones
Formato: Papel
Segundo volumen de la colección Memento Mori (iniciativa de un amigo, en estos tiempos que corren, digna de admiración), libros de lectura popular, repletos de acción, violencia y vísceras. «Nigromancia» lo cumple a la perfección, y fue una lectura ideal para un viaje de vacaciones a comienzos de verano. Fantástico el formato y la edición, también. Libros así hacen olvidar el libro electrónico.

27.- El pollo Pepe, Nick Denchfield
Formato: Papel
Simpático libro infantil desplegable, superventas entre los más pequeños. Regalo de cumpleaños de mi hermana como broma privada. No me extraña que haya vendido tanto.

27.- El fotógrafo y la muerte, Antonio López Alonso
Formato: Papel.
Una novela centrada en la historia de la fotografía «Muerte de un miliciano», de Robert Capa, de oferta a 1€ en una librería del centro era una ganga demasiado tentadora para dejarla pasar. Y lo mejor que se puede decir es que, efectivamente, costaba 1€. Una escritura recargada y farragosa, episodios poco creíbles en la búsqueda por parte del protagonista de la identidad del miliciano fotografiado, frases de Cartier-Bresson atribuidas a Capa, erratas de bulto… Poco recomendable, pese a la temática.

28.- Pax Romana, Yeyo Balbás
Formato: Kindle
Novela histórica del paisano Yeyo Balbás, ambientada en las guerras cántabras. Brillante labor de documentación y ambientación para una historia que engancha desde el comienzo hasta su trepidante final. Una pena que la edición para Kindle tenga bastantes errores al separar continuamente palabras. En cualquier caso, muy recomendable, deja con ganas de más (algo que se soluciona fácilmente ya que su segunda parte ya está publicada: Pan y Circo).

29.- El hombre que confundió a su mujer con un sombrero, Oliver Sacks
Formato: MOBI
Recopilación de casos clínicos de pacientes con enfermedades neurológicas, mostrando los casos más surrealistas y extraños que uno se pueda imaginar. El título define uno de ellos, literalmente. Tenía ganas de leer algo de Sacks desde hace tiempo, y éste es uno de sus libros más famosos, un clásico desde los años 80. Realiza un buen trabajo de divulgación sin perderse en tecnicismos, aunque le sobra cierto toque «espiritual» que a veces choca en un documento científico, en mi opinión. En cualquier caso, muy recomendable para sorprenderse de hasta qué punto puede afectarnos un trastorno neurológico…

30.- El espectro del Titanic, Arthur C. Clarke
Formato: Papel
Novela de Clarke de 1990, cuando 2012 era el futuro. Imagina cómo puede desarrollarse en esa fecha el centenario del hundimiento del Titanic, y sus intentos para recuperarlo. Aunque nunca he sido muy aficionado a las leyendas en torno al Titanic, es un libro con el toque habitual de Clarke, y con un peso importante de las matemáticas y los fractales en la historia. No es su mejor libro ni de lejos, pero se deja leer. Lo compré de segunda mano en la Feria del Libro Antiguo, y ha sido la lectura ligera para los últimos días de playa y en algún viaje.

31.- Sesenta kilos, Ramón Palomar
Formato: Kindle
Novela con un tono que anda entre Tarantino y Airbag. Robos de droga, violencia , estafadores y demás calaña en una historia que se deja leer, con humor entre vísceras y tiroteos. Fue uno de esos libros de oferta en Amazon, y por lo poco que me costó, mereció la pena. Para leer sin grandes expectativas.

32.- Stoner, John Williams
Formato: Kindle
Un clásico que desconocía, todo un descubrimiento gracias a las promociones de Amazon. Posiblemente, de lo mejor que he leído en años, me encantó. La vida de un profesor universitario, dentro y fueras de las aulas. Gran retrato humano, magníficamente narrado, y con un final especialmente emocionante, de los que no se olvidan. Recomendarlo es poco.

33.- Después del terremoto, Haruki Murakami
Formato: MOBI
Uno de los libros que tenía pendientes de leer de Murakami, una pequeña colección de seis relatos cortos cuyas historias transcurren tras el terremoto que sacudió Kobe en 1995. Muy en su línea, hay un poco de todo, desde historias más o menos mundanas hasta toques más fantásticos, siempre con el terremoto como denominador común y con finales bastante abiertos. Para incondicionales.

34.- Los años de peregrinación del chico sin color, Haruki Murakami
Formato: MOBI
La última novela publicada por Murakami, la historia de un ingeniero de 36 años que se dedica a diseñar estaciones de tren y que en sus últimos años de instituto sufrió un duro golpe: su grupo de amigos le dio de lado sin ninguna explicación. Años después intenta encontrar la razón de aquel suceso. Murakami se mantiene alejado de sus momentos más surrealistas en esta obra, por lo que gustará a los fans de Tokio Blues, por ejemplo. Siempre es un placer leer una novela suya, pero en este caso quizás no aporta mucho nuevo.

35.- El devorador de libros, Rebecca Makkai
Formato: Kindle
Otra novela comprada de oferta en Amazon, sobre una joven bibliotecaria infantil y su relación con Ian,su lector preferido. El argumento parecía interesante, pero el libro se convierte en una especie de road-movie con personajes poco creíbles que va perdiendo fuelle por momentos. No lo recomiendo.

36.- Sueño, Haruki Murakami.
Formato: Papel
Cuando ya pensaba que me había puesto al día con los libros de Murakami, la editorial Libros del Zorro Rojo lanza un relato inédito en castellano, con unas maravillosas ilustraciones de la alemana Kat Menschik. La breve historia (sobre una ama de casa que un día deja de poder dormir, consiguiendo una especial lucidez por las noches) se mueve dentro de los lugares comunes de Murakami, muy fiel a su estilo. En conjunto se trata de una edición que demuestra por qué hay libros que merece la pena tener entre las manos en papel.

37.- Demasiada felicidad, Alice Munro
Formato: Kindle
Colección de relatos de la ganadora del premio Nobel de literatura. Las historias son variadas, aunque en todos los casos los personajes están definidos con maestría. Cabe destacar la última historia, que da título al volumen, dedicada a la vida de la matemática rusa Sofía Kovalevski. Me quedo con ganas de leer alguna novela de esta autora, investigaré.

Mis 12 meses, mis 12 fotografías (X)

Mi resumen de 2013 en fotografías

Parece mentira, pero ya hace diez años que dedico un rato del 31 de diciembre a recopilar una fotografía por mes, para hacer resumen del año que termina (en esta ocasión he creado un tablero en Pinterest para poder acceder a las imágenes originales). 2013 termina, ha sido un año complicado, pero desde el punto de vista fotográfico no me quejo: lo cierro con más fotos disparadas que en 2012 (no todo es la cantidad, pero sí da idea de que he disfrutado más ratos con mis cámaras), y con bastantes juguetes nuevos.

A 2014 sólo le pido poder seguir fotografiando momentos, especialmente si son felices. Y para ello tendremos que comenzar por nosotros mismos, disfrutando de pequeños placeres y rodeándonos de buena gente.

[OE]Ya lo sabéis: las mejores fotografías son siempre las que nos quedan por tomar 🙂

Feliz 2014. Seguiremos fotografiando.

Felices Fiestas

Felicitación Navideña de 2013: Felices Fiestas

Hay que cuidar las tradiciones: aquí está mi ya habitual postal navideña. Últimamente soy incapaz de prepararla con una foto sencilla, me gusta experimentar. Y este año en concreto me apetecía juguetear con cámaras de carrete, película y revelados caseros. Es más, hacía tiempo que tenía ganas de hacer alguna prueba de doble exposición (exponer dos imágenes distintas sobre el mismo fotograma del carrete), así que ha sido la excusa perfecta.

[OE]La idea para la imagen la tenía en la cabeza: mi silueta de perfil en una primera foto, y superpuesto sobre ella algún motivo navideño. Algo muy sencillo de realizar utilizando el ordenador y un programa de edición fotográfico, pero más complicado e imprevisible si se realiza todo directamente sobre un carrete.

El primer paso fue identificar la cámara idónea a utilizar. Mi plan era realizar un montón de autorretratos en casa, y con ellos ya capturados volver a rebobinar el carrete para reutilizar los fotogramas e impresionar sobre ellos las fotografías de motivos navideños. Para conseguir esto necesitaba una manera sencilla de rebobinar un carrete entero, y reutilizarlo haciendo que los fotogramas se superpusiesen de la forma más exacta posible.

Revisando la colección de cámaras analógicas, recordé que un par de réflex Canon que me regalaron hace un tiempo tienen una característica curiosa: al cargar un carrete lo enrollan completamente en la bobina de la cámara, y cada vez que se hace una foto nueva, esa zona de la película se vuelve a enrollar dentro del cartucho del carrete. Esto es, al revés de lo que es habitual (lo normal es que a medida que se hacen fotos, la película ya expuesta se enrolle en la bobina de la cámara, y cuando se llega al final se rebobina todo). Con este proceso inverso se consigue algo de seguridad en caso de accidentes: si se abre la tapa de la cámara, sólo se velará la parte de película aún no expuesta: las fotos ya realizadas estarán a buen recaudo dentro del cartucho del carrete. Además, todo esto me venía de fábula para mis planes: bastaba con cargar el carrete, hacer las fotos iniciales (mis autorretratos), y a falta de una foto para terminar la película (para evitar el autorrebobinado de la cámara) sacar el carrete, rebobinar el trozo que faltase a mano (dejando el extremo fuera para poder volver a utilizarlo) y cargarlo de nuevo en la cámara como si se tratase de un carrete nuevo.

Utilicé un carrete viejo que tenía por ahí para hacer algunos experimentos, y vi que era posible realizar este proceso para reutilizar los carretes, asi que lo preparé todo para los autorretratos. Hice algunas pruebas primero con la cámara digital, utilizando una ventana y su cortina blanca como fondo.

Felicitación Navideña de 2013: Pruebas

Felicitación Navvideña de 2013: Pruebas

Una vez que tenía más o menos claro cómo realizar esas tomas, llené dos carretes (con la inestimable ayuda de mi asistente preferida) con mis perfiles, sujetando una lata con forma de árbol de navidad en algunas tomas, y mi querida cámara Voigtlander de fuelle (heredada de mi abuelo) en otras. Por cambiar.

Con los dos carretes preparados, salí a la calle a superponer las segundas imágenes en cada fotograma. La teoría decía que esta segunda exposición quedaría claramente visible sobre mi silueta (negra, menos expuesta en la primera toma) que en el fondo (blanco, expuesto en gran medida en la primera toma). Esperé a que se hiciese de noche para darme una vuelta por el centro de Santander y utilizar las luces navideñas como motivo para las fotografías. Así, de manera un poco aleatoria fui realizando la segunda exposición sobre las imágenes que había tomado en casa.

Con los dos carretes terminados (doblemente), volví a casa y me dispuse a revelarlos. Tenia miedo de haber hecha algo mal durante todo el proceso que pudiese haber arruinado las películas, pero no: cuando saqué los carretes ya revelados aparecieron los negativos de las imágenes con toda una variedad de motivos sobre mis siluetas.

Felicitación Navideña de 2013: Revelado

Felicitación Navideña de 2013: Revelado

Felicitación Navideña de 2013: Foto alternativa

“Felicitación

Tras el correspondiente secado y escaneado de estos negativos tocó pasar, ahora sí, al programa de edición para seleccionar la imagen que más me convenciese (había un poco de todo, con un toque de azar que siempre es divertido), ajustar un poco la fotografía y poner el mensaje de “Felices Fiestas”.

Felicitación Navideña de 2013: Negativo

Ha sido divertido el experimento, y aunque estos procesos sean mucho más sencillos con Photoshop y similares (coger dos fotos, superponerlas y jugar con las transparencias, etc.), siempre es interesante -y gratificante- conseguirlo jugando únicamente con película, luz, y cámaras de las de antes.

Con esta imagen despido el año; que 2014 venga cargado de buenos momentos y de muchas fotografías. Felices fiestas a todos.

Seguiremos fotografiando…

Felices lecturas

Escuchando: Bookshop Casanova (The Clientele)

Feliz Día del Libro a todos. Hoy, como todos los años, intentaré buscar un rato para acercarme a una librería y disfrutar del ambiente entre páginas y lectores. Y seguramente salga de allí con algo entre las manos.

Cualquier excusa vale para sumergirse en la lectura, y da igual que sea en papel o en digital, novela, ensayo o cómic. Siempre es un placer.

También es un día para comprobar cómo las librerías, sobre todo las pequeñas, se intentan reinventar continuamente buscando la supervivencia (¡ayudemos!), cómo las bibliotecas economizan sus maltrechos presupuestos, y cómo la industria editorial sigue en su huida hacia adelante, achacando todos los problemas del sector a una piratería que acaban promoviendo mediante una oferta digital escasa y abultada de precio. Cuesta aún digerir la compra de una edición digital por un precio superior al de una edición de bolsillo, con IVA de artículo de lujo… sobre todo teniendo en cuenta que lo único que se compra es el derecho a leerlo, pero no a prestarlo, ni a regalarlo, ni a almacenarlo donde queramos. A muchos lectores nos gusta pagar, pero no a cualquier precio.

El papel sigue siendo especial, muy especial. Como el vinilo. Pero eso no es razón para negarse a una adaptación que cada año llega un año más tarde.

Como sean, felices lecturas…

WhatsApp, pagar o no pagar

Escuchando: What’s Up (4 Non Blondes)

logotipo de WhatsApp

Tras la polémica que ha levantado WhatsApp por su decisión de comenzar a cobrar sus servicios a los usuarios de teléfonos con Android, me he animado a escribir estas líneas para exponer mi punto de vista sobre el tema, ya que me afecta directamente: en breve me tocará pasar por caja si quiero seguir usando la aplicación.

Antes de nada, vamos a situarnos. Hace años, cuando en la universidad analizábamos la futura llegada de eso del 3G a los móviles (la conexión a Internet que usamos hoy en la mayoría desde nuestros terminales, con velocidades más que decentes) se pensaba que quizás la videollamada iba a ser la aplicación que animase a todo el mundo a tener un móvil con conexión de alta velocidad. Las llamadas con video iban a ser lo que en inglés se llama la killer application. Lo que todo el mundo va a querer usar. Pero no. Las videollamadas pasaron sin pena ni gloria (ganó la privacidad a la curiosidad), y al cabo de los años la aplicación que ha hecho que todo el mundo pague por tener conexión a Internet en el móvil ha sido la mensajería instantánea. Vamos, el Messenger de toda la vida, llevado al móvil.

En estos casos quien gana no suele ser el mejor, sino el que llega antes. Y WhatsApp supo estar ahí en el momento justo. Puso en el mercado un servicio que funcionaba, que se integraba de manera sencilla con nuestra agenda de contactos, y que se fue extendiendo como la pólvora hasta redefinir el concepto de teléfono inteligente: la gente compraba teléfonos «que tuviesen WhatsApp«, y eso servía para diferenciar un smartphone de un teléfono móvil tradicional. El mercado de los mensajes cortos o SMS se hundió, y lo que antes nos gastábamos en ellos, pasamos a pagarlo en concepto de conexión a Internet móvil. Todo el mundo comenzó a usar WhatsApp, a medida que se iban renovando terminales: no sé cuántas personas habrán comprado algún móvil en el último año sin posibilidad de instalar WhatsApp… pocas, y de perfiles muy concretos (tercera edad, etc.)

Y así nos acostumbramos a que WhatsApp fuese algo que venía «de serie» con nuestros teléfonos. Y era gratis, aunque con letra pequeña. Para los usuarios de teléfono de Apple esa letra pequeña era bastante grande: tenían que pagar por descargar la aplicación: un pago único (y barato, menos de un euro) y listo, servicio gratis de por vida. Para los usuarios de teléfonos con sistema operativo Android el servicio fue gratuito desde el principio (descarga incluida), pero con el aviso de que se trataba de un período de prueba: al cabo de un año habría que pagar una cantidad anual (0,79 €). SIn embargo, pasaba el tiempo, se cumplían los plazos, y WhatsApp los ampliaba sin cobrar. De hecho, dejó de cobrar incluso la descarga a los usuarios de iPhone.

Ahora de repente, a WhatsApp no le salen las cuentas, tiene que comenzar a cobrar lo que siempre avisó que cobraría, y todo es un drama. Son los malos de la película, y sus usuarios se apresuran a buscar una alternativa a su servicio. Pero no tan deprisa: ¿por qué no reflexionar un poco sobre todo esto?

Lo primero: ¿por qué cobra WhatsApp? Es una pregunta con respuesta sencilla: cobra porque ofrece un servicio a cambio. La verdadera pregunta debería ser: ¿por qué no había cobrado hasta ahora? Eso también tiene fácil respuesta: para expandirse, para que nos acostumbrásemos a usarlo, para que se convirtiese en un servicio «imprescindible» en nuestro día a día. Pero mantener algo como WhatsApp tiene muchos gastos: tiene detrás a la gente que ha desarrollado la aplicación, tiene unos servidores que mantienen el servicio y que habrán ido ampliando todo este tiempo (para no venirse abajo en las nocheviejas, por ejemplo)… todo eso cuesta mucho dinero, y no nos lo ofrecen con fines altruistas. Quieren ganar algo con su servicio, es lo lógico. Y una vez que han demostrado lo útil que es, quieren cobrar lo anunciado, una cantidad bastante simbólica: 0,79€ al año (o incluso menos si se pagan varios años por adelantado).

Sinceramente, si la razón que tiene alguien para no pagar es el precio, creo que no hay mucho que discutir. Allá cada uno. Pero vamos, alguien que tiene un teléfono inteligente, o ha pagado una cantidad elevada por su terminal, o está pagando unas respetables cuotas mensuales a su operadora. Así que los 0,79€ al año (menos de 7 céntimos al mes) no creo que sean el problema. Con impuestos, un SMS viene a costar unos 0,10€. Por tanto es el precio de enviar 8 mensajes cortos en todo un año. Irrisorio en comparación con la cantidad de mensajes que intercambiamos vía WhatsApp. Cierto que hay que añadir el precio de la conexión de datos, pero esa se seguirá pagando, con WhatsApp o con cualquier otra alternativa.

Una posible razón para no querer pagar es el miedo a dar el número de nuestra tarjeta de crédito. Un clásico de Internet. No nos cuesta dejarle la VISA a un camarero, pagar con ella en cualquier tienda, dar nuestro número de cuenta a una operadora o a una eléctrica que cada 3 meses nos factura algo mal, pagar en una tienda online china para comprar un cable y ahorrarse 20 céntimos, pero… ¡cómo vamos a meter los datos de nuestra tarjeta de crédito en la plataforma segura de pago de Google! Yo ahí no tengo problema: hace tiempo que tienen mis datos, y así puedo comprar fácilmente aplicaciones para mi móvil. Se trata de un proceso seguro, y si hay algún problema existen mecanismos de reclamación. No debería preocuparnos. Y además tenemos varias opciones para realizar el pago:

Google Wallet, es decir, la pasarela segura de pago de Google para Android. Es cierto que luego nuestra tarjeta quedará almacenada para futuros pagos, pero también es cierto que nos facilitará las siguientes compras. Por cierto: existe un período de unos 15 minutos durante el cual podemos devolver una compra realizada en la tienda de aplicaciones de Google. Vamos, que no será por facilidades.

PayPal: el método de pago más extendido en Internet, un habitual de las compras en eBay, por ejemplo. Por si no queremos que Google tenga nuestros datos bancarios.

En caso de ser clientes de Movistar o Vodafone, también tenemos la opción de que el importe de la compra (esos 0,79€) se sume a nuestra factura de teléfono. No tendremos que hacer más, ni proporcionar más información. Nuestra operadora se encargará (para gustos, a mí no sé qué me da más -o menos- confianza).

Con todo lo anterior, el precio no es un factor decisivo para dejar de usar WhatsApp, en mi opinión. Ahora bien, existen alternativas más completas (la japonesa Line, la española SpotBros, Joyn por parte de las operadoras, ChatOn de Samsung, y un respetable etcétera) y gratuitas en su mayor parte, que pueden influir en la decisión. ¿Es WhatsApp mejor que el resto de aplicaciones? No, posiblemente no. Es más sencilla, pero no tiene llamadas de voz, ni vistosas pegatinas, ni comunicación con personas cercanas, y los aspectos de seguridad y privacidad no están tan claros. Visto así, cambiarse de aplicación sí que parece tener sentido…

Pero cuidado, que las alternativas gratuitas no lo suelen ser tanto. No caigamos en el error de pensar que los servicios de Google, por ejemplo, son gratuitos, cuando no somos los clientes sino el cebo (para su verdadero negocio, el de la publicidad), y los puede cerrar cuando considere que no le vienen bien para sus planes (caso del cierre de Google Reader, muy reciente). Por tanto, si usamos una aplicación gratuita, pensemos por qué lo es: porque disfrutamos de un período de prueba antes de pagar (como en WhatsApp), porque la aplicación incluye publicidad (algo ligeramente molesto y aparentemente inofensivo, pero que puede acabar consumiendo bastante más batería), o porque a la empresa que esté detrás le interese hacerse de una buena colección de datos personales… Vamos, que yo prefiero en ese sentido a WhatsApp, que deja claro que no mete publicidad, pero que necesita ingresos para mantenerse, antes que a otras alternativas que no cobran pero no dejan claro cómo se las arreglarán para mantener el servicio en el futuro.

¿Qué ocurrirá a partir de ahora? Habrá gente que deje de usar WhatsApp, algunos se marcharán a Line, otros a SpotBros… y para intentar estar en contacto con todos ellos habrá que llevar instaladas en el teléfono 2 ó 3 aplicaciones de mensajería funcionando a la vez. Ese parece ser el siguiente paso, aunque yo me resisto a pasar por ahí. Estas aplicaciones, bastante pesadas ya (en cuanto a recursos) de por sí, están continuamente funcionando en nuestros teléfonos, a la espera de nuevos mensajes, mostrando notificaciones, avisos… tener varias a la vez puede acabar agotando nuestra batería en mucho menos tiempo, y nuestra paciencia a base de cambiar de una a otra. No, en mi caso seguiré con WhatsApp: para lo que lo uso (en el ámbito familiar, y con un puñado contado de amigos, básicamente) me sobra, y me compensa. Además, si un servicio me resulta útil no me cuesta pagarlo, lo hago ya con la música, las películas, y con unas cuantas aplicaciones. Es lo justo.

Pero esta es sólo mi opinión… los que quieran dejar la suya, tienen los comentarios abiertos. Soy todo oídos.

Seguiremos informando.

Así atardecemos en Cantabria

Después de muchos días de frío, viento y lluvias, el pasado fin de semana volvimos a ver el sol en Santander. El sábado tuvimos uno de esos atardeceres que es mejor fotografiar que intentar describir. Y casualmente, yo pasaba por allí.

La imagen que encabeza estas líneas es una panorámica creada a partir de 9 fotografías verticales, abarcando 180 grados. Se puede ver a un tamaño más generoso en mi cuenta de flickr. Me gusta cómo ha quedado, y eso que fue un experimento rápido, a pulso y sin pensar mucho.

Seguiremos fotografiando…

Recordando Roma

He visitado dos veces la maravillosa y caótica ciudad de Roma. La última de ellas, en 2007 ya, decidí que sus calles y personajes bien merecían un reportaje al viejo estilo: con cámara de película y carrete en blanco y negro. Y de aquella idea salió una colección de fotos a la que tengo mucho cariño, con todas sus imperfecciones, pero con mucho carácter.

Entre todas aquellas fotografías creo que mi favorita es la que aparece bajo estas líneas, en las escaleras de la Plaza de España. Y con esa imagen y con el resto he montado un pequeño vídeo que resume aquellos paseos por calles y callejuelas, entre turistas, devotos y lugareños, con mi Nikon F70 en la mano.

Habrá que volver algún día. Seguiremos fotografiando.