Pequeñas y humildes celebraciones

Escuchando: Canción de amor y oficina (Ismael Serrano)

Estos días están pasando demasiado rápido, cargados de trabajo, de sueño, de obligaciones. Los ratos de calma parecen demasiado breves, aunque sí: ahí están. Igual que las pequeñas y humildes celebraciones: películas en las que, sin hacer ruido, ganaron los buenos… victorias simbólicas que vienen a compensar meses de nervios, de preocupaciones, de malos tragos.

Me quedo con la sensación de que en este mundo existen personajes que son -sin más- malas personas, de manera irracional, sin medias tintas, sin remordimientos. Punto de partido. Pero también con la certeza de que uno puede encontrarse gente con principios, con verdades, con cabezonería bien entendida, con miedos pero sin dejarse vencer por ellos. Gente de la que uno puede, debe, estar bien orgulloso.

Yo hace ya más de año y medio que lo estoy. Otra pequeña celebración.

En las zanjas de Madrid buscan un tesoro  
que esconde un dragón dormido bajo tus pies.  
¡Qué torpes e ingenuos son!  
Yo tengo el tesoro:  
duermo con él.

Manual de instrucciones para una noche de jueves

Escuchando: Gigante (Deluxe & Amaral)

Mi última sesión en el Opium estuvo cargada de buenas intenciones y pocos resultados: cuando un amplificador falla cada tres minutos, y necesita cinco para volver a funcionar, se limitan mucho las posibilidades.

Esta noche tengo intención de hacer sonar todas las canciones que el mes pasado quedaron en el tintero. Deluxe. Morrissey. Tachenko. Charlatans. REM. Vetusta Morla. Nick Cave. Love Of Lesbian. Pulp. Moby. Hercules & Love Affair. Bowie. Iván Ferreiro. James. Madness. Y una partida a la Wii en pantalla gigante para el que se pase.

Pub Opium – Daoiz y Velarde 14 (Junto a Plaza Cañadío), Santander.
A partir de las 23:00.
Entrada gratuita.

Seguiremos pinchando.

Tu quoque flickr

Muchos ya conocéis mi predilección por flickr, el servicio web que permite publicar y compartir fotografías. Hoy ha añadido una nueva funcionalidad, sorprendente y desconcertante. A partir de ahora, los usuarios con una cuenta de pago podrán publicar también vídeos. Pero… ¿por qué? ¿para qué? ¿qué es un vídeo para flickr?

[OE]
La inclusión de esta nueva característica está levantando bastante polémica entre sus usuarios. No cabe duda de que tal y como se ha implementado (al menos de momento), resulta un servicio un tanto extraño. Definen un vídeo como una foto extensa (¿?), algo personal, simple -ni sobreproducido ni sofisticado- o, en resumen: un Gran Enigma.

Bajo esta extraña definición, pretenden englobar los vídeos que flickr permite publicar: de creación propia, de contenidomoderado y seguro (esto es, para todos los públicos), y con una duración máxima de 90 segundos. Si la película dura más, sólo se reproducirá el primer minuto y medio.

Lo reconozco: no entiendo este movimiento por parte de flickr. Plantar cara a YouTube no parece una opción lógica, ni deseable. YouTube funciona muy bien, pero no deja de ser un cajón de sastre desordenado, caótico y -como página web- feo; flickr, en cambio, siempre se ha destacado por una apariencia elegante, ordenada, y bastante más seria. La inclusión del editor Picnik dentro de flickr me pareció un paso lógico y acertado, por ejemplo. Pero… ¿vídeo? ¿90 segundos? ¿para qué?

Algunos usos del vídeo relacionados con la fotografía pueden ser: pases de diapositivas con música (breves, sólo minuto y medio), tutoriales (¿de 90 segundos?), reportajes (cortos)… no sé, esta nueva posibilidad de publicar vídeo parece un quiero y no puedo. No me termina de convencer. Habrá que ver cómo reacciona la gente, qué contenidos aparecen publicados, y cómo va evolucionando. Desde luego, si entre la habitual selección de destacados comienzan a aparecer vídeos del Chiki Chiki, mal vamos. En cambio, si lo que provoca es la publicación de pequeñas delicias, bienvenido será.

De todos modos, sigo prefiriendo -como medio de expresión- la fotografía al vídeo. Pero eso ya es cuestión, totalmente, de gustos personales.

Seguiremos fotografiando.

Así barría, así, así.

Una de las técnicas de fotografía con la que siempre me ha costado obtener resultados aceptables (y me sigue costando) es la realización de barridos. Un barrido es una captura en la que se sigue con la cámara a un sujeto en movimiento. El objetivo es, por tanto, obtener una imagen en la que el sujeto principal se encuentre bien definido, mientras el fondo aparezca desenfocado como consecuencia del movimiento de la cámara. Ejemplos clásicos: coches, motos, bicicletas…

Para conseguirlo, hay que estimar el tiempo durante el que vamos a seguir al sujeto con la cámara, y usar ese tiempo como velocidad de obturación. La apertura se deberá elegir en consecuencia, para obtener la luminosidad adecuada. También debemos buscar una posición desde la que veamos el desplazamiento de forma longitudinal, para que nuestro movimiento de cámara sea, dentro de lo posible, paralelo al del sujeto.

Hay que tener en cuenta que si el tiempo elegido es muy corto, no se apreciará sensación de movimiento en el fondo. En cambio, si el tiempo es muy largo, corremos el riesgo de que el pulso nos juegue una mala pasada, y tengamos trepidación en la imagen, apareciendo el sujeto movido. La clave está en encontrar el compromiso entre ambos criterios… y en probar… ¡con las cámaras digitales no hay excusas para no intentar el experimento!

Obviamente, siempre será recomendable (y dependiendo de las condiciones de luz, muchas veces indispensable) contar con una cámara que nos permita controles manuales… El modo Manual, o en su defecto, la Prioridad a la velocidad (Tv ó S) son los más adecuados para esta técnica, ya que con ambos podremos controlar con exactitud el tiempo que nuestra cámara dedica a tomar la fotografía. Con el primero debemos fijar tanto los valores de velocidad como de apertura, mientras que con el segundo fijaremos la velocidad y la apertura la calculará la cámara en función de las condiciones de luz existentes.

Como todo se explica mejor con un ejemplo, aquí va uno. La fotografía que acompaña a estas líneas es un barrido que realicé ayer, en un carrusel de Santander. Un tiovivo es un buen sujeto de prueba: está en movimiento, es llamativo y -sobre todo- se pueden hacer muchos experimentos, porque el caballito siempre vuelve a pasar por delante de nuestra cámara tarde o temprano 😉

El reto de esta foto era conseguir un efecto de movimiento llamativo, teniendo en cuenta las condiciones de luz: día radiante con mucho sol, a las 12 del mediodía. Para poder disparar a una velocidad moderadamente lenta, tuve que cerrar todo lo posible el diafragma, para intentar que entrase la menor cantidad de luz posible durante el disparo, y la foto no acabase quemada. Por la misma razón, el valor ISO lo tenía al mínimo (200 en mi caso).

En concreto, cerrando al máximo con un valor de f/29, conseguía una exposición razonable disparando a 1/13 segundos. Suficiente. Con esos valores, todo fue cuestión de probar, y aunque el foco no está clavado, la imagen superior es la que más me gustó de la sesión (en la que, sobra decirlo, hubo muchos intentos que dieron como resultado un borrón de colores).

Con Photoshop terminé de perfilarla, limpiando las manchas en el sensor que me aparecen con esos valores tan altos de apertura, ajustando niveles, curvas, y aplicando un filtro para darle un aire un poco más retro, a lo Polaroid.

El resultado es llamativo, pero mejorable. Seguiré intentando barrer en condiciones…

Limpieza de primavera

Escuchando: Spring 2008 (Architecture in Helsinki)

Limpieza de malas vibraciones, del trabajo, de las preocupaciones, de los vecinos ruidosos, de las lluvias, del frío…

Ayer pude aprovechar un rato para volver a colgarme la cámara -ya tocaba-, salir a pasear y hacer fotos por mis lugares comunes. Bienvenido sea siempre el buen tiempo por estas fechas, que siempre anima…

Seguiremos informando.