ArteSantander 2011

Escuchando: Rococo (Arcade Fire)

Arte Santander 2011

Ayer por la tarde estuve visitando ArteSantander, la cita anual con el arte contemporáneo en nuestra ciudad. Este año la crisis se nota, la propuesta es más escueta y se concentra únicamente en la planta superior del Palacio de Exposiciones. Salí de allí con la impresión habitual, la de todos los años: me gustan dos o tres cosas, y el resto me deja bastante descolocado, y con una ceja levantada. Y es que me gusta ir sin ideas preconcebidas, pero con el sentido común encendido. Siempre he pensado que en las ferias de este tipo hay muchas líneas finas que se traspasan continuamente. Nunca falta algún toque a lo Coconut.

Lo reconozco: ni entiendo mucho de arte ni quiero ir mucho más allá de mi criterio básico: o me gusta, o no me gusta. De atreverme a dar una opinión, lo haré de lo que puedo conocer un poco más, la fotografía. Coincido totalmente con la opinión de Joaquín. Las imágenes expuestas llaman la atención porque son copias enormes, reveladas sobre soportes brillantes y coloridos… pero más allá de eso son pocas las que me han llamado realmente la atención. ¿Se pagan verdaderos dinerales más por el soporte que por la obra? ¿Sólo pasa con la fotografía o el resto de artes también se paga al metro cuadrado? Son dudas de ignorante, supongo.

En cualquier caso, la visita siempre merece la pena. Es gratis, y está abierto hasta el domingo. Aprovechen. Además, tal y como está el verano, es un plan perfecto para un día con amenaza de lluvia.

Seguiremos informando.

Casetas aumentadas, puntuadas, comentadas y compartidas

Escuchando: Virtuality (Rush)

El año pasado ya hice el experimento, y éste repito: ya está disponible mi capa de realidad aumentada con toda la información sobre los pinchos de la Feria de Día de Santander.

Para los nuevos o los despistados: se trata de una capa que se puede usar mediante la aplicación Layar para móviles (Android, iPhone, iPad2, y algunos modelos de Nokia con Symbian) y que superpone información adicional en la imagen que vemos en pantalla del terminal.

Dicho más claro: apuntamos con la cámara de nuestro móvil, y en la pantalla vemos lo que nos rodea, pero con indicaciones de (en este caso) las casetas más cercanas, los pinchos que ofrece cada una, etc.

capura de pantalla de layar

Tanto Layar como el uso de la capa (que se llama casetas2011) son totalmente grauitos, así que es una manera interesante y divertida de tener a mano una guía de qué comer en estos días de fiesta.

¿Qué hace falta para poder usarlo? Es fácil, lo primero es instalarse en el móvil la aplicación Layar (en el App Store, Android Market o en Ovi, según corresponda). Una vez instalada, sólo hay que buscar la capa «casetas2011«, e iniciarla. Es todo. Para hacerlo más cómodo, se puede marcar la capa como favorita, así la tendremos más a mano al arrancar la aplicación.

Listado de pinchos en Android

Para usuarios de Android: he creado también un acceso directo, un programa (apk) que se instala normalmente (aunque no está en el Market, hay que hacerlo a mano) y que ejecuta directamente mi capa sin necesidad de abrir Layar a mano. Dejo aquí el enlace para su descarga.

Y ya está: aparecerá en la pantalla la imagen de la cámara, con un indicador de tipo radar mostrando dónde hay algo interesante. Este año, la información de cada caseta incluye, además de su ubicación y de su pincho de feria, algunas novedades…

Pincho de la Sixtina

Por ejemplo, ahora cada caseta tiene un botón de «Ver pincho» que nos muestra una fotografía del mismo. Estuve cámara en mano en la presentación de la Feria que hizo la Asociación de Hostelería, así que hay ya imágenes de prácticamente todos los pinchos de feria. Y tienen muy buena pinta. Los pinchos que faltaron a aquella presentación los fotografiaré en breve, cuando abran las casetas.

Más novedades: existe otro botón llamado «Valoración«, mediante el que nos aparece una pantalla en la que se puede puntuar (de 1 a 5 estrellas) el pincho, realizar un comentario, o consultar la puntuación media y comentarios de otros usuarios (todas estas opciones se activarán automáticamente el viernes 22 a las 13 horas, cuando abran las casetas).

casetas de la alameda

Otro botón llamado «Compartir» nos permite publicar un enlace a la información de una caseta en twitter y facebook.

Y además, Layar ofrece toda la potencia de Google Maps para indicarnos la situación de cada caseta y llevarnos hasta ella paso a paso. También podemos personalizar los resultados que nos muestre con «Ajustes» (si sólo nos interesan casetas que ofrezcan brochetas en un radio de 200 metros, por ejemplo), ver los resultados sobre un mapa, o como un listado…. vamos, que hay para entretenerse y juguetear un rato entre pincho y pincho.

Lo ideal es tener activado el GPS del móvil, pero sin él también funciona perfectamente, aunque a veces las indicaciones no son tan exactas (se guía por las antenas de telefonía más cercanas).

Vale, muy bonito todo… pero, ¿y si no tengo un móvil de esos? Bueno, pues este año he intentado pensar en todos: he creado también una página web con toda la información de las casetas, fotografías, puntuaciones, comentarios, mapa, compartir en redes sociales… Sólo se pueden poner estrellitas y comentarios usando Layar, pero el resto se puede consultar en esa web, desde cualquier otro móvil o desde el ordenador. Esta vez el que no sepa cómo son los pinchos es porque no quiere.

web con listado de pinchos

mapa de casetas

¿Por qué me he dado por ponerme a hacer todo esto? Por amor al arte (gastronómico), principalmente. La mitad del trabajo ya la tenía programada del año pasado, a la gente le había gustado, y me apetecía ampliarlo y experimentar con ello. Estos experimentos caseros construidos a base de ratos libres son el I+D del pequeño autónomo.

Por descontado, todo esto también me sirve de escaparate, al igual que otras capas que tengo publicadas para Layar (alquiler y aparcamiento de bicicletas en Santander, puntos de venta de sobaos en Madrid). Si además a alguien le resulta útil, pues bienvenido sea…

Disfruten de las fiestas, disfruten de los pinchos. Y si les gusta esto de la capa de realidad aumentada o la web, difúndanlo. Gracias.

Seguiremos informando.

Sobaos aumentados

Escuchando: El Macho (Mark Knopfler)

sobaos el macho

Los que viven en la tierruca o han pasado por ella, saben que una de nuestras especialidades gastronómicas más contundentes es el sobao pasiego. Los que lo han probado suelen repetir, y suele ser uno de los regalos o encargos más exportados fuera de Cantabria.

Un amiguete cántabro residente en Madrid se hizo hace un tiempo un mapa de Google con los puntos de la capital en los que se podían comprar los de la marca El Macho (obviando cortes ingleses y similares). Parece que es un mapa que está bastante solicitado (lo entiendo), así que lo he completado con una capa de realidad aumentada para Layar, en la que poder consultar esos puntos de venta. He añadido también para cada establecimiento la posibilidad de llamar por teléfono, mandar un correo, etc.

Así que nada: usuarios madrileños de Android, iPhone, iPad, Symbian… si no desayunáis en condiciones, que no sea por falta de buenos sobaos.

Seguiremos informando.

Nunca se reflexionó con tanta concentración

La Plaza Porticada de Santander se ha convertido definitivamente en #acampadasantander. Ayer cerca de 1500 personas la abarrotaron compartiendo ideas en un ambiente que sigue siendo digno de admiración. En una de esas conversaciones captadas de pasada, una señora al pasar por la plaza comentaba que no entendía a esta juventud. Que el mundo es el que es, y está como está, y lo único que hay que hacer es apechugar y dejar de quejarse. Afortunadamente, se está comprobando que cada vez somos más lo que no pensamos así.

Pasada la medianoche, llegó el momento crítico: con las concentraciones prohibidas por la Junta Electoral, la plaza seguía llena de gente. La policía vigilaba, pero se limitó a actuar con sentido común: avisando de que reuniones de más de 40 personas podían ser consideradas como delito. La gente se agrupó en pequeños corros, cada uno con su pequeño debate. Así terminaba esta atípica campaña electoral, y comenzaba una jornada con más reflexión que nunca. Ha sido fantástico ver cómo los políticos perdían el control de la campaña, intentando demonizar o apropiarse de un movimiento que les ha dejado literalmente fuera de juego.

Mañana toca acercarse a las urnas, pero este movimiento espero que no acabe allí. Lo que se ha iniciado esta semana ha demostrado que los cambios son posibles. Me viene a la cabeza ahora ese personaje tan especial que tenemos por estas tierras, Mario San Miguel, que suele citar en sus conciertos a los Masai: muchos hombres pequeños en lugares pequeños harán cosas pequeñas que cambiarán el mundo.

Ojalá. Seguiremos informando.

PD: Como estos días, mis fotografías están en mi cuenta de flickr, con licencia Creative Commons.

Algo se está cociendo

Escuchando: Look what you’ve done (Bread)

pan casero

Desde hace ya bastante tiempo, unos amigos insistían en las bondades de su panificadora. Bondades que no dudábamos, porque habíamos tenido ocasión de catar. Sin embargo, la ausencia de espacio para un trasto así, y la posibilidad de mudarnos a una casa con tamaño de cocina desconocido habían frenado la compra.

Ahora, con cocina nueva, hueco en sus armarios, y una oferta de Lidl, se nos han venido las excusas abajo. El sábado nos hicimos con nuestra panificadora (Broti, para los amigos), y tres horas después teníamos nuestro primer pan. Para estos experimentos iniciales estamos usando las bolsitas que venden también en Lidl con todos los ingredientes ya preparados. Ya habrá tiempo de investigar por nuestra cuenta.

pan casero

En cualquier caso los resultados son prometedores. El primer pan, de 750 gramos, prácticamente desapareció en la visita de unos amigos, y terminamos con él al día siguiente en el desayuno. Ahora mismo está a punto de salir el segundo pan, a ver si conseguimos mantener el nivel.

pan casero

Que sí, que es un trasto. Pero tenemos por delante todo un mundo de panes, bollos, pasteles y mermeladas varias. Es un trabajo duro, pero alguien tendrá que hacerlo.

Seguiremos horneando.

Japón

Escuchando: Distant Early Warning (Rush)

Despedidas

Ironías del destino, este fin de semana he terminado viendo bastantes películas y tres de ellas han sido japonesas. Poco puedo decir sobre la brutal devastación que ha sufrido el país nipón desde el viernes. Un escenario de pesadilla: terremotos, réplicas, tsunamis, volcanes, miles de muertos y desaparecidos, riesgo de radiación nuclear… Además, en un país hipertecnológico y con cámaras en todas las esquinas y en todos los bolsillos, los testimonios minuto a minuto han sido espeluznantes y sobrecogedores. Consuela al menos saber que ha ocurrido en un país donde la arquitectura y la mentalidad están en parte preparadas para este tipo de desastres, y donde la población asume la fatalidad con serenidad y coraje. En otros puntos del planeta la destrucción habría sido total con un terremoto de esa magnitud.

Una de las películas que he visto este fin de semana ha sido la triste y hermosísima Despedidas, muy recomendable; cuenta la manera de afrontar la muerte y sus rituales en Japón. Me temo que será una escena muy común allí en el futuro más inmediato.

Las otras dos películas (anime) fueron más frívolas: la espectacular The Sky Crawlers, y una especie de refrito de una serie llamada Freedom, creada para conmemorar al aniversario de una marca de fideos. Curiosa, y con un detalle que no se me escapó. La historia habla de una Tierra abandonada por inhabitable, y de una Luna colonizada por la humanidad. En un punto de la historia se muestra el escudo de una supuesta misión Apollo 18 (en el mundo real, sólo hubo 17), con los apellidos de sus astronautas. Lee, Lifeson, Peart.

Lee, Lifeson, Peart

Esos no son apellidos de astronautas. Son los tres miembros del grupo canadiense Rush, tres genios que llevan demostrando de lo que son capaces desde finales de los años 60, y todavía no han sacado un mal disco. Homenaje más que merecido, por tanto.

En fin, volviendo a la realidad, seguiré atento, como todo el mundo, a lo que ocurra en Japón en los próximos días. Por mucho que pensemos que dominamos el planeta, desastres como éste deberían hacernos recapacitar sobre lo insignificantes y vulnerables que somos.

Seguiremos informando.

Eso de los libros electrónicos

Escuchando: Faking The Books (Lali Puna)

Microsiervos

Nuestra vida poco a poco se va volviendo digital. Las fotografías ya lo son, la música también, las películas y la televisión han dado el salto, y ahora el turno parecen tenerlo los libros. El libro en formato electrónico ya está aquí, con sus ventajas, inconvenientes e inevitables controversias.

Hace pocos meses he hecho mudanza, razón por la que puedo saber exactamente el apego que le tengo a mi biblioteca (mucho) y cuánto pesa y ocupa (mucho más). Me encanta el ritual de leer un libro en papel, pero mi vena tecnófila también pesa lo suyo, así que ando pensando en probar esto de los libros electrónicos. Con muchas dudas, eso sí.

En castellano tenemos un pequeño problema de nomenclatura, ya que últimamente se está llamando libro electrónico tanto al contenido como al continente, por lo que conviene tener claro antes de nada a qué nos referimos en cada caso.

El libro electrónico como publicación es un fichero que podemos comprar, descargar, leer en nuestros dispositivos… y poco más. Algo que no hay que olvidar es que pese a todas las ventajas que nos intentan vender, un libro electrónico tiene también sus inconvenientes, y recorta bastante la libertad para usarlo frente a los libros tradicionales. Si compramos un libro electrónico, no compramos una novela, compramos el derecho a poder leer esa novela. Punto. Lo más seguro es que no la podamos imprimir (o sólo podamos hacerlo una vez), no podremos prestarlo (o si podemos hacerlo, muy pocas veces y durante un tiempo muy corto), y no podremos regalárselo a nadie después de leerlo. En comparación con el libro tradicional, las libertades se recortan.

En cambio, tenemos otras muchas ventajas: posibilidad de almacenar miles de volúmenes sin ocupar espacio, se pueden comprar los libros desde cualquier sitio (incluyendo nuestro sofá preferido), y todas las ventajas que conlleva el uso del lector de libros electrónicos, el aparato: poco peso, posibilidad de ampliar el tamaño de la letra a voluntad, anotaciones, diccionarios siempre a mano…

Como suele pasar en estos casos, no hay un estándar sino varios (¿por qué hacerlo sencillo si se puede complicar siempre un poco?) para el formato de estos archivos. Formatos tradicionales como PDF, DOC ó TXT suelen ser compatibles con los aparatos lectores. Pero lo más habitual es encontrar los libros en formato EPUB. Curiosamente, el aparato más famoso y extendido, el Kindle de Amazon, no es compatible con estos ficheros EPUB, usando en su lugar Mobipocket, o AZW si se trata de libros comprados (en Amazon, claro).

ebooks

El otro libro electrónico, el dispositivo lector, es el otro gran protagonista de esta revolución. Llevan intentado llamar nuestra atención en tiendas de electrónica desde hace un par de años, pero poco a poco se van convirtiendo en algo habitual. En Santander, ciudad pequeña donde el transporte urbano no lleva mucho tiempo, no es muy frecuente verlos aún. Calculo que en el metro de Madrid o Barcelona sea otra cosa.

Un lector de libros electrónicos es un aparatejo presidido por una gran pantalla (de entre 5 y 10 pulgadas, los más habituales son de 6), y unos pocos botones para navegar entre páginas y libros. Los de última hornada vienen con la pantalla táctil, también. Es precisamente la pantalla, táctil o no, la que hace tan especiales a estos dispositivos. No se trata de pantallas al uso, iluminadas y en color como las de nuestos ordenadores o nuestros móviles. Son pantallas de tinta electrónica, una tecnología que consigue mostrar el texto de manera similar a la del papel, no están iluminadas, se ven perfectamente a la luz del día, no tienen reflejos, y consumen muy poca energía (sólo cuando cambiamos de página) por lo que una carga de la batería puede durar fácilmente semanas. Eso sí, se trata de una tecnología patentada, y los fabricantes de pantallas se cuentan con los dedos de una mano (y sobran dedos), son pantallas caras (el resto del lector son componentes bastantes sencillos) por lo que el precio de estos aparatos de momento es elevado, y muy similar entre los distintos modelos. De hecho, ahora mismo hay tres fabricantes de pantallas: las de VizPlex (que son las que llevan la mayoría de aparatos), las SiPix (con algo menos de contraste, pero en teoría más baratas y resistentes) y las Pearl, que son la joya de la corona en cuanto a contraste y calidad del texto, y que de momento sólo integran los últimos equipos de Sony y el Kindle 3 de Amazon.

Estas pantallas de tinta electrónica tienen como inconveniente su velocidad de refresco, que no es muy elevada. Esto es, pasar de una página a otra lleva unos instantes, cada vez son más rápidas, pero hay que olvidarse de ver vídeos o animaciones en ellas.

Como siempre pasa con las modas, hay que tener cuidado: se están vendiendo también lectores de libros electrónicos muy baratos (en torno o por debajo de los 100 euros), que integran una pantalla al uso, iluminada y en color. Son más versátiles porque permiten ver fotografías y videos, pero se pierden todas las ventajas de los lectores de libros electrónicos en sí: mucha menor autonomía, fatiga de la vista al leer, etc. Estos aparatos a color son sencillas tabletas o Tablet PC, de esas que están de moda ahora, pero con la potencia justita para poder gestionar los libros y mostrar algún video sencillo.

En el otro extremo, también podemos encontrar potentes tabletas como el iPad o el Samsung Galaxy Tab, multifuncionales, espectaculares y con pantallas que da gloria verlas, pero nuevamente perdiendo las ventajas de la tinta electrónica (y perdiendo también la batalla del precio). Si lo que buscamos es un aparato para leer, hacerlo bien y con comodidad, mejor un lector de libros con pantalla de tinta electrónica (salvo que lo que vayamos a leer sea en color, porque la tinta electrónica en color todavía anda en pañales y tardará un par de años en llegar a las tiendas aún…)

Microsiervos

Y así está el panorama, la tecnología tanto de aparatos como de publicaciones ya está lista y en el mercado… el problema es ver cómo se adapta al cambio la industria del libro. De momento, y a la vista de los últimos acontecimientos, parece que se puede adelantar una respuesta: mal (y en nuestro país, fatal).

Parece mentira que después de todos los problemas que han tenido las industrias de la música y el cine, se vaya a caer de nuevo en el mismo error. La historia suena conocida: se populariza la tecnología, pero como los contenidos legales llegan tarde, o mal, o ambas cosas, se extiende la piratería y se demoniza el avance.

En España influye también que el mundo editorial está muy limitado y cerrado en cuanto a precios. Fuera de nuestras fronteras, Amazon vende libros a precio de risa, por ejemplo… y gracias a su Kindle las ventas en modalidad electrónica van viento en popa: hace unos días anunciaban que las ventas de libros electrónicos habían superado por primera vez a los libros de bolsillo. Sus precios ayudan.

Aquí estuvimos mareando tanto la perdiz que parece que se perdió un poco el norte. No sé cuántos meses se estuvo hablando de Libranda, la plataforma que iba a traer el libro electrónico a las librerías españolas. Cuando llegó, parecía la crónica de una muerte anunciada. Poco a poco va creciendo, pero sigue sin ser lo que se esperaba. Libranda no es una plataforma de venta, sino un distribuidor que nutre de libros digitales a las librerías que se asocien. En estas librerías podremos comprar un libro mediante un «sencillo» proceso que incluye: registrarnos en la tienda online que hayamos seleccionado, descargar una aplicación de Adobe a nuestro ordenador para gestionar los libros, crear una cuenta en esta aplicación de Adobe, descargar y pagar el libro, y copiarlo a nuestro lector. Demasiado complicado para hacerlo de manera impulsiva (o para que nuestros padres se lancen a ello, por ejemplo). De hecho, escritores como Millás ya han llegado a la conclusión de que acaba siendo más sencillo hacer el mal que finalizar una compra.

Y luego están los precios, claro. Hagamos un ejercicio de comparación. Ahora mismo estoy leyendo La caída de los gigantes, de Ken Follet. Un tocho bueno. En digital seguro que es más cómodo y manejable. Si lo busco en Amazon, encuentro -en inglés, eso sí- Fall of the Giants por 13,79$ (algo menos de 10€). ¿Qué ocurre ahora mismo en España? En cualquier librería que nos ofrezca la versión digital, cortesía de Libranda el precio (y el jaleo para comprarlo) será el mismo: 16,99€. Un 70% más caro que en Amazon. Que sí, que hay que pagar al traductor, pero… es un 70%.

Aquí, el precio de un libro en edición electrónica está más cerca del precio de la edición en tapa dura que del libro de bolsillo, supongo que para que todos los eslabones de la cadena ganen lo mismo que hasta ahora. Y como no cambien de estrategia, el batacazo va a ser inevitable, creo yo. Si comprar un libro electrónico fuese barato y sencillo, pocos se molestarían en buscar por las trastiendas de Internet a ver si pillan algo gratis. Pero siendo (artificialmente) caro y difícil, la piratería no será tan fácil de combatir. Hay que ser imaginativos, reinventarse y adaptarse a los nuevos tiempos: servicios de suscripción con tarifas planas, libros en papel con copia digital… A ver quién se lleva el gato al agua y monta el Círculo de Lectores del siglo XXI.

Veremos también qué ocurre cuando el poderoso en esta historia, Amazon, intente entrar en nuestro mercado. Se rumorea que ya anda en negociaciones con la editorial Planeta, pero mucho me temo que tenga que atenerse a los mismos precios que la competencia, con lo que lo único que podrá aportar será su catálogo internacional, y sencillez en el proceso de compra: con sus lectores, la compra de los libros se puede hacer con un par de clicks desde el mismo aparato, como ocurre con el dispositivo que FNAC comercializa en Francia. Aquí, El Corte Inglés intenta hacer lo mismo con sus aparatos marca Inves.

¿Y las librerías? ¿Qué pasará con ellas? No creo que sufran tanto como las tiendas de discos, porque el mundo del libro está rodeado de un fetichismo de páginas y olor a papel y tinta que no desaparecerá, o eso espero. Tendrán, eso sí, que reorientarse un poco, aceptar el formato electrónico, incluirlo en su catálogo, y centrarse en libros que se aprecien de verdad al tenerlos en la mano… como ocurre en el mundo de la música, no es lo mismo un fichero en MP3 que un disco en vinilo. Con los libros pasará lo mismo, muchos se leerán, pero otros se disfrutarán en papel, y aumentará la oferta de ediciones especiales, más cuidadas, libros ilustrados, cómics, etc. Ese creo que debería ser (en mi humilde opinión) el objetivo de los libreros: ofrecer en sus tiendas todo aquello que merezca seguir siendo disfrutado en papel, que será mucho.

La industria editorial no es la única que parece estar un poco desorientada, por cierto. Hace unas semanas leía que el Ministerio de Cultura ha invertido 130.000€ en un programa para promocionar los libros electrónicos en las Bibliotecas públicas. Como una de las beneficiadas es la biblioteca de Santander, estuve investigando un poco los detalles, y acabé un tanto desconcertado. La verdad, el libro electrónico no parace difícil de integrar en una biblioteca. Debería ser sencillo: desde el mismo recinto, o desde la web de la biblioteca, uno podría ser capaz de descargar el libro deseado, y tenerlo durante 15 días. Transcurrido ese tiempo, el libro se borraría de nuestro lector automáticamente (adios a los despistes con las fechas y a devolver tarde los préstamos). Además, siempre tendríamos los libros disponibles.

Pero no. Por un lado, metiendo la legislación de por medio, parece ser que un libro sólo se podría prestar a una persona cada vez, introduciendo limitaciones físicas donde no las hay. Y lo que es peor… lo que yo he supuesto no tiene nada que ver con lo que se ha hecho. Ese porrón de euros se ha gastado, directamente, en aparatos lectores que se prestan a los usuarios. No se prestan obras, se prestan los dispositivos. Bueno, traen de serie 187 obras clásicas libres de derechos de autor (para no complicarse… de hecho, creo que deben de ser las que venían de fábrica con los aparatos, marca Inves). Uno va a la biblioteca, y si hay un lector libre se lleva el juguete, el cable USB, el cargador… y lo devuelve todo 15 días después. Si se ha metido algún libro por cuenta propia, hay que borrarlo para dejarlo como lo cogió. No sé, a mí todo esto me parece una manera bastante extraña de promocionar los libros electrónicos. Es como si en los videoclubs ahora nos alquilasen lectores de Blu-Ray… pero sin películas (o con una selección de clásicos en blanco y negro). No sé si tienen claro que lo que tienen que promocionar son las obras literarias, no la electrónica…

Total, que así andamos. Y el caso es que entre una cosa y otra ando detrás de dar el salto yo también. Tengo a medias el libro de Ken Follet (que pesa lo suyo), otro de Millás y unos cuantos en formato bolsillo de Douglas Coupland (completando su bibliografía en inglés gracias a Amazon.uk), pero cuando acabe con ellos quizás sea el momento de dejar de llenar estanterías y probar uno de estos nuevos lectores. Algún libro a ratos ya me he leído usando una aplicación en la minúscula pantalla de mi móvil, algo que puede valer para el autobús o la cola del banco, pero no para mucho más.

Aldiko

Eso sí, tengo un montón de dudas… ¿pantalla de seis pulgadas, o una más pequeñita y más portable, de cinco? En principio, creo que la de seis es bastante razonable. Y lo que es más importante: ¿me hago con un lector de los que se venden por aquí, o compro un Kindle a Amazon? (sí, hay que pedirlo a EE.UU., pero no leo más que alabanzas acerca de su atención al cliente internacional). De lo que he visto a la venta en España, tiene buena pinta el Booq Avant… tiene pantalla SiPix táctil (que no sé si merece la pena tenerla táctil, todo sea dicho), y es compatible con los ficheros en formato EPUB. Además, anda por debajo de los 200€, que no está nada mal (habría que sumarle una buena funda rígida, eso sí). No sé si alguien lo tiene y me puede decir algo sobre él… de momento las primeras búsquedas por Internet me han llevado a algunas quejas sobre pantallas rotas (no cubiertas por la garantía). No sé, no sé. La otra opción, como comentaba, es el Kindle de Amazon. Con su funda con lámpara, sus portes, sus costes de aduana y su IVA se queda en un precio muy muy ajustado… el único inconveniente es que no lee archivos EPUB, que se están convirtiendo en el estándar de facto en España. Se pueden convertir los libros al formato del Kindle, salvo que sean libros comprados (o con DRM en general, Gestión de Derechos Digitales o lo que es lo mismo, anti-copia), en cuyo caso todo se complica. O se compra en Amazon, o nada, de momento. Libranda ya dice en su página web que están trabajando en ofrecer compatibilidad con Kindle, iPad, iPhone, Android… pero no sé si lo acabo de ver claro.

Si alguien ya tiene alguno de estos juguetitos, se agradecerá que comparta sus opiniones, experiencias y consejos. Va a ser un gran cambio el que vamos a ver en los próximos años, y aunque para los que nos hemos criado entre páginas los libros en papel seguirán siendo muy especiales, poco a poco veremos cómo el formato digital se acaba imponiendo, queramos o no.

Seguiremos informando, y leyendo.

¡Felices Fiestas!

Escuchando: Villancico para mi cuñado Fernando (Love of Lesbian)

Feliz año nuevo

Como todos los años, aquí está mi pequeña felicitación navideña, una fotografía llena de buenos deseos para todos…

Nikon D70 con objetivo 18-70mm.
Disparo de 1/8 segundos, f4,5 a 50 mm, ISO 200
Luz: foco downlight con paraguas blanco.

Desencajando

Escuchando: Our House (Madness)

Ludoteca

Tenemos todas nuestras cosas en la casa nueva, pero no sabemos muy bien dónde. Cajas y cajas que poco se van abriendo, armarios que se van llenando. Los primeros días han sido un poco caóticos (y fríos, pero por fin tenemos agua caliente y calefacción).

La ludoteca, por ejemplo, ya está guardada (o encajada, más bien, ha sido un poco Tetris) en su lugar correspondiente. Algo más ha costado hacer lo propio con los libros: es lo que tiene descubrir dos cajas más repletas de volúmenes cuando ya lo tenía todo colocado…

Poco a poco, esto va cogiendo forma. Y nos gusta.

Seguiremos informando.

PD: Y si de algo estamos seguros, es de que hemos acertado con la compra del sofá. Atrapa.

Noticias del frente

Escuchando: Noticias del frente (Standstill)

Botes de pintura

Las obras van terminando, se ve luz al final del túnel, y no es otro tren. Aquel piso va pareciéndose más a nuestro futuro hogar, y nuestra casa actual cobra forma de almacén, con cajas de mudanza apareciendo como setas por los rincones.

Nos ayudan con los preparativos, además. Ayer nos prestaron un atornillador eléctrico para la batalla de los muebles de IKEA, y nos regalaron dos botellas de Tariquet y un buen foie, para las inauguraciones. Mil gracias.

Hay ganas. Muchas, ya…