¿Has probado a apagar y volver a encender?

Escuchando: Paranoid Android (Radiohead)

He visto los cuatro primeros episiodios, y me he descojonado sin remedio en cada uno de ellos. The IT Crowd, una telecomedia sobre el departamento de informática de una gran empresa. Una pareja de protagonistas y un hábitat de trabajo tan tan tan friki, que estoy por demandarles y pedir derechos de imagen.

Para ponernos en situación: la serie está ambientada en el sótano de la empresa, totalmente repleto de chatarra informática, trastos inútiles, muñecos, carteles fikis (MP3 is not a crime), desorden… allí trabajan Roy (siempre con camiseta, se le puede llamar cualquier cosa menos persona normal), y Moss (vestido por su madre, inteligente y con dificultadas para comunicarse con cualquier cosa que no tenga un teclado). Su tranquila vida se ve interrumpida por la llegada de Jen, su nueva jefa, que no tiene ni puñetera idea de ordenadores. La mezcla da como resultado unos diálogos totalmente desternillantes. Bueno, para mí al menos.

Y es que ver cómo alguien se desespera ante la inutilidad de la gente con un ordenador, busca la respuesta de cualquier pregunta en Google, o avisa a los bomberos de un incendio por correo electrónico, me resulta tan divertido como preocupante, por los parecidos razonables.

Totalmente recomendable, aunque de momento sólo circula por ahí en versión original, y muchos chistes cuesta pillarlos por la combinación de los dos idiomas: el inglés y el friki.

En fin. Seguiremos informando. Y si tienen algún problema, recuerden: llamen al 0118 999 881 999 119 7253.

Aleluya: hostias bien dadas

Escuchando: Fuck you man! (Expérience)

Doctores tiene la iglesia. Y catedráticos, también. Sabios que dedican las horas de jubilación a hacer partícipes a los demás de su sapiencia, de sus experiencias vitales. Qué bonito. Qué bucólico y pastoral.

«Se quejaba una mujer en un periódico de la agresión que sufre la mitad de los humanos, o sea las mujeres, por parte de la otra mitad. Prueba de ello son las 63 mujeres muertas a manos de sus parejas en España en el año 2005. Sin negar que ello sea verdad, conviene hacer dos precisiones. Primera: nadie ha confesado qué hicieron las víctimas, que más de una vez provocan con su lengua. (El varón, generalmente, no pierde los estribos por dominio, sino por debilidad: no aguanta más y reacciona descargando su fuerza que aplasta a la provocadora). Queda además una 2ª observación: ¿No han tenido en cuenta que hubo en España, durante el mismo periodo, 85.000 abortos reconocidos? Por cada mujer muerta a manos de un hombre hubo 1.350 niños asesinados por voluntad de sus madres. Es peor»

Pues de hostias va la cosa. Las de la iglesia, las de la violencia doméstica, y la de la mala ídem que se me ha puesto al leer las anteriores líneas, que han salido -pónganme expresión de asombro, por favor- de la hoja parroquial Aleluya, editada por el Arzobispado de Valencia. El autor o perpetrador de la diatriba es un tal Gonzalo Gironés, efectivamente catedrático de Teología jubilado.

Es más, no sólo he tenido ocasión de leelo. Mientras comía, Don Gonzalo se me ha aparecido en la televisión de la cocina. Un tipo campechano, sacerdote, con la pinta que se imaginan ustedes que tiene un sacerdote dado a la buena vida y disfrutando de su jubilación. Pues bien, este afable personaje ha repetido ante las cámaras sus opiniones, así, como si fuesen lo más normal del mundo. Seguro cuando Santiago Segura decía aquello de «si es que las visten como putas» en Airbag, éste no pilló el chiste: asentía con vehemencia.

En fin. Poco se puede decir ante algo así. Chochea, supongo. Y si no es así , espero que alguien se moleste en meterle una buena demanda. Uno casi está tentado de aplicarle su propia medicina, y darle tal hostia que se le quede el alzacuellos dándo vueltas…

Señor juez, yo no quería atacar a este pobre clérigo, pero es que provoca con su lengua. El laico, generalmente, no pierde los estribos por dominio, sino por debilidad: no aguanta más y reacciona descargando su fuerza que aplasta a la provocadora…

Nos ha jodido, el Gonzalo. Váyase a hacer puñetas.

Días diferentes

Escuchando: Sleepless night (L’Altra)

Ya me he vuelto a enredar con otro disco. Lo descubrí gracias al foro de ANDN, y no he dejado de escucharlo desde entonces. Es tranquilo, es precioso, me recuerda a otros discos y grupos que me gustan mucho…

Different days, de L’Altra. Mi disco preferido de esta semana. Que lo sepan.

Seguiremos escuchando.

Tengo una película

Escuchando: Tengo una casa (Los Enemigos)

Diez años después, la he vuelto a ver. El experimento de pasar la cinta de vhs a dvd no ha salido todo lo bien que esperaba, pero menos da una piedra.

Era más o menos como la recordaba. La tarta no era de chocolate, era de huevo. Y ahí están: un jovencísimo Ernesto Alterio, un Nancho Novo ya haciendo de Nancho Novo, y una Silke que empezaba a hacer de Silke. Una cabaña, un Seat 1500, unas botellas de whisky, una guitarra y poco más.

Quizás no es tan buena como me pareció en su día, pero sigo pensando que es una película que hay que ver. Tiene la frescura que les falta a casi todas las que se facturan por aquí.

Sí, definitivamente ha estado bien volver a verla.

Seguiremos informando.

Jugábamos a descubrirnos canciones de anuncios

Escuchando: In the Sun (Michael Stipe & Joseph Arthur)

Hoy ha habido otra feria de discos en Santander. Y me he vuelto con dos. Uno de Cocteau Twins (un grupo que descubrí gracias a la banda sonora de Belleza Robada) y el Kiss me, kiss me, kiss me de The Cure. Que siempre ha sido uno de mis discos favoritos, como quien no quiere la cosa.

Pero en realidad no he comprado hoy dos discos, sino tres. El tercero ha sido desde casa, lo he descargado, legalmente y pagando. Estoy fatal de lo mío.

Descubrí la canción In The Sun en un anuncio de perfume, hace algunas navidades. Y se convirtió en una de esas que llegan para quedarse. Meses después, en uno de mis viajes a Toulouse recuerdo que mataba el tiempo visitando tiendas de discos; y en aquella ocasión debí de hacerle una carnicería al reloj, porque me dejé un dineral en música. Una de mis adquisiciones fue Come to where I’m from, el disco en el que aparece esa canción. Un disco de un tal Joseph Arthur.

A partir de ahí fui descubriendo el resto de la discografía de este americano, y encontré auténticas joyas. In the Sun se ha acabado conviertiendo en una de esas canciones que no me canso nunca de escuchar, que podría poner cien veces seguidas; a veces incluso lo hago.

Joseph Arthur fue el telonero de REM en su última gira. No creo que nadie le hiciese mucho caso, pero parece que Michael Stipe y él son buenos amigos. Hoy he descubierto que el cantante de REM ha montado la Fundación In The Sun, para ayudar a las víctimas de los huracanes Katrina y Rita, una vez pasada la fiebre mediática. Y para ello, ha editado un EP benéfico, que vende Apple a través de iTunes, con 6 versiones de In The Sun.

Demasiado tentador para dejarlo allí, sin descargar. Stipe en solitario, con Coldplay o con Joseph Arthur, en directo, en acústico, en remezcla. In the Sun. Me gusta tanto esa canción que no he podido evitarlo. Estoy fatal de lo mío.

Mi versión preferida, tras una primera escucha: la última, llamada «ensayo libre y acústico en el sofá«…

I don’t know anymore
What it’s for
I’m not even sure
If there is anyone who is in the Sun
Will you help me to understand
’cause I been caught in between all I wish for and all I need
Maybe you’re not even sure what it’s for
Any more than me

Punto, set y partido.

Escuchando: Roll the bones (Rush)

Qué grande, Woody Allen. Hoy he visto Match Point, que ya iba siendo hora. Me ha sorprendido gratamente. Y no sólo por ver a Scarlett en pantalla, digo. Que también. Hablo de la historia. Y no digo más. Sólo que merece la pena. Qué gran final.

La película trata sobre la suerte. ¿Qué piensan ustedes sobre ello? Yo no creo en destinos ni providencias. Todo lo que nos ocurre no se debe más que al peso de nuestros actos, en cierta medida; y en igual proporción, a la suerte, a la coincidencia, a las casualidades, al puro azar.

Como decía uno que yo me sé, a tirar una moneda y que salga cabeza, o número.

Seguiremos informando, con suerte.