Todos esos momentos se perderán en el tiempo, como lágrimas en la lluvia

Escuchando: Blade Runner end titles (Vangelis)

Ha sido un fin de semana muy cinematográfico. Esto es lo que me he pasado por delante de los ojos…

Tapas. Tenía cierta curiosidad por ver esta película, había leído críticas interesantes sobre su guión. Pse. Ni fu ni fa. Entretiene, no mata, pero a las dos horas ya la has olvidado. Podría ser un episodio de cualquier serie normalita de la tele.

Primer. Necesitaré verla 4 ó 5 veces más para entenderla. No llega a lo de Mulholland Drive, pero se acerca. Una película en la que dos ingenieros que trabajan por la noche en su garaje por hobby, descubren algo que se les va de las manos… y que el guionista no se toma la molestia de explicar. En cualquier caso, una peli rara, rara, rara, pero altamente recomendable. Bueno, para ti no, claro.

Carmen. El dvd es de mi hermano, lo tenía en casa hace un año o más y no la había visto. Como he estado en Sevilla hace poco, y está rodada allí, parecía un buen momento para verla. Y bueno, es entretenida, sin más. Siempre he tenido debilidad por Paz Vega, eso ayuda.

Blade Runner. Ayer no tenía intención de salir de casa, pero una llamada de un amigo me propuso ir a verla al cine, en versión original. Y esta película es una otra de mis debilidades, no me pude negar. Es de 1982 y no pasa el tiempo por ella. Pero sí por la copia que proyectaron, qué desastre. El color se volvió anaranjado a mitad de la cinta, y el sonido levantaba dolor de cabeza. No sé ni cómo se atreviaron a proyectar eso. Eso sí, se trataba de la versión original de 1982, no la del director. Con voces en off, y sin el sueño del unicornio. Me encanta Pris, me encanta la escena final en la azotea. Que gran película, qué buena. De culto.

El hombre tranquilo. Uno de esos clásicos que tenía pendientes de ver, lo han pasado hoy en el cine en versión original. John Wayne, Irlanda, una pelirroja y muchas pintas de cerveza negra (tendré que volver al pub con el nombre de la película, que hay en Madrid). Muy divertida. Aunque no tanto para que esa señora tres filas más atrás pegase esos gritos. Exagerada.

Tenía alguna película más preparada, pero no ha habido tiempo para todo. Y esta semana, tendré que hacer un hueco para mi antídoto contra el empalago navideño. En versión original, y a todo trapo. Si alguien se apunta, que avise.

Seguiremos informando.

Limpiezas espirituales y lanzamiento de caracoles

Escuchando: Are you near? (The Gift)

Esta semana parece estar llena de martes. Todos son 13. Afortunadamente, no soy supersticioso. De hecho, tengo manía de pasar por debajo de las escaleras, y no pasa nada. Bueno, más o menos.

Hace un año me traía de Lisboa, entre otras cosas, un disco, como recuerdo. A saber por qué, no le hice el caso que se merecía. Ahora, por unas cuantas casualidades encadenadas, lo he vuelto a recuperar… es doble, como dos guantes. Y como ellos, encajan perfectamente en un día como hoy. Tienen el mismo número de dedos, y ni les falta ni les sobra un milímetro para ser la segunda piel de mi estado de ánimo…

He terminado el día viendo una película que me ha dejado un poco indiferente. Esperaba algo más, supongo. Qué raro.

Seguiremos desconcertando.

PD: El disco: AM-FM, de The Gift. Una delicia.

And I wonder if you told me that…
like in «Lost in Translation» – please do that!
They look at those neon lights, the love on their face
And loving all life, loving or lie, just one more lie…

Tell me baby please, are you near? Are you near?
So tell me baby please, are you near?
Cause I don’t know, are you near? Are you near?
So open your fucking mouth, are you near?

El desafío de las 24 fotos

Escuchando: El cuadro (Sr. Chinarro)

Como veíamos que el tema de las fotografías se nos iba de las manos durante nuestras vacaciones, una noche surgió la idea de reducir el ritmo. Y como la idea apareció en medio de una cena en una terraza, con vino y buena comida, acabó mutándose en desafío. El desafío de las 24 fotos.

La idea era sencilla: sin trucos, sin borrar ni una sola foto, pasar el día siguiente en Grazalema (pequeño pueblo, pero fotogénico donde los haya) sin superar los 24 disparos. Como si tuviésemos sólo un carrete. Nada de hacer fotos a lo loco, nada de disparar, mirar, repetir, mirar, repetir…

Alguno directamente pasó del desafío, otros se ajustaron a la cifra… y yo me fui directamente al otro extremo: durante ese día, sólo tiré 4 fotos. Tres de ellas son las que acompañan estas líneas, la otra es una variación de la de la Luna (pero salió un poco movida).

Eso sí, el desafío terminó cuando a última hora salimos del pueblo. El atardecer en la sierra, y el paisaje brutalmente espectacular, hicieron que parásemos el coche y saliésemos a tirar fotos como si tuviésemos mono de cámara. Que era lo que teníamos, pero no era para menos…

En fin. Qué peculiares que somos cuando nos juntamos.

Seguiremos informando.

No me gustan algunos lunes

Escuchando: I don’t like Mondays (Boomtown Rats)

Ya me imaginaba yo que este lunes iba a ser duro. Para empeorar la cosa, resulta que esta semana tengo un curso de doctorado, lo había olvidado completamente; cuatro horas diarias dedicadas, más que nada a intentar mantenerme despierto (un curso de fórmulas y más fórmulas, dado por videoconferencia, es un soberano coñazo)

Y claro, súmese a todo esto que mi regreso a Santander lo estoy orquestando a base de estornudos y toses varias… definitivamente, esta semana se me va a hacer larga.

Quiero volver al sur a fotografiar palomas blancas.

Seguiremos informando.

Una semana en el motor de un autobús

Escuchando: Lemon Tree (Fools Garden)

No es lo mismo madrugar para salir de vacaciones, que madrugar para volver de ellas. El viaje de ayer fue más aburrido que el de ida, ya sólo queríamos llegar para meternos en la cama a hacer cura de sueño, que falta nos hacía.

Eso sí, veníamos de unas vacaciones que difícilmente podrían haber salido mejor. Descansar no hemos descansado mucho, pero que nos quiten lo bailao. Vaya vidorra durante esta semana, oiga.

Y es que no hemos parado. Ayer cuando llegábamos a Santander habíamos recorrido casi 3500 kilómetros. Y si hablamos de fotos, el cálculo sale a más de una foto por kilómetro, así que háganse una idea.

A modo de breve resumen fotográfico, esta semana hemos estado en…

1) Madrid. Visita fugaz.

2) Tembleque, Toledo. Parada para comer en el viaje de ida.

3) Grazalema. El pueblo blanco blanquísimo en el que teníamos alquilada la casa. Nuestro cuartel general, con un un inconveniente: estaba en medio de la sierra, salir y entrar no era fácil…

4) Villaluenga del Rosario. Empezamos a explorar los pueblos blancos.

5) Ubrique. Cómo nos pusimos, tapeando donde Juande.

6) Cádiz. Visita a la ciudad, diurna y nocturna. Muy divertido, y con final polémico.

7) Zahara de la Sierra. Otro pueblo blanco, donde descubrimos que una sopa no tiene por qué parecer una sopa.

8) El Bosque. Otra parada en la ruta de pueblos blancos.

9) Arcos de la Frontera. Uno de los rincones de Cádiz que más nos ha gustado, sin duda.

10) Sevilla. Sin comentarios.

11) Ronda, Málaga. Espectacular atardecer con vistas al puente.

12) Buitrago de Lozoya, Madrid. Parada para comer en el viaje de vuelta.

Será difícl superar esto. Pero lo intentaremos.

Seguiremos informando.

Fin de ronda

Escuchando: Under the bridge (Red Hot Chili Peppers)

Ya está. Estamos recogidos en casa, Morancos, tortilla y chimenea, mañana emprendemos el viaje hacia Santander. No hay palabras para describir todo lo que hemos visto y lo bien que lo hemos pasado esta semana. Hay una tonelada de fotos y mil anécdotas que contar. Vamos, que si nos evitáis la semana que viene, lo entenderemos.

Hoy el fin de fiesta turístico ha sido en Ronda, Málaga. Sólo por el atardecer con vistas a ese increíble puente que tiene el pueblo, ha merecido la pena. Ha sido como acabar con unos fuegos artificiales. Qué grande.

En fin. Seguiremos informando. Y la próxima vez con fotos. Avisados quedan.

Sevilla es espectáculo

Escuchando: Espectáculo (Iván Ferreiro)

El quinteto de la Scenic, convertido temporalmente en cuarteto, pasó el día ayer en Sevilla.

En fin. Sin comentarios. Días como el de ayer hacen por sí mismos que el viaje haya merecido la pena. No sólo la ciudad es incomparable, sino que el día en general no tuvo desperdicio: quedé con un par de amigos de Santander que trabajan allí, me encontré con otras dos santanderinas por casualidad (qué pequeño es el mundo) y disfrutamos a fondo la fugaz visita a la ciudad gracias a nuestras tres fantásticas guías. Qué rinconcitos, qué tapas, qué salero, qué paciencia mientras sacábamos fotos. Gracias, gracias.

Habrá que volver a Sevilla, sí.

Seguiremos informando.